Una orden del 11 de diciembre del Departamento de Salud británico ha confirmado y prorrogado sin fecha las "medidas de emergencia ya existentes" que había adoptado en marzo prohibiendo la administración a menores de edad con disforia de género de hormonas bloqueadoras de la pubertad: "Esta decisión es consecuencia del consejo de los expertos de la Comisión sobre Medicinas Humanas", un organismo independiente que asesora a Sanidad, según el cual "existe actualmente un riesgo de seguridad inaceptable", señala la orden. Por lo cual se adaptará la legislación vigente de manera inmediata para que esa prohibición sea "indefinida".
La ciencia derrota a la ideología
Se trata de un golpe muy severo a la ideología de género, que ha llevado a miles de niños y adolescentes a agresiones farmacológicas y quirúrgicas sobre su cuerpo con graves efectos secundarios y consecuencias indeseadas, como en el caso de quienes se han arrepentido posteriormente, ya como adultos, sin posibilidad de marcha atrás, o a un coste personal muy doloroso.
La orden establece que los bloqueadores de la pubertad solo serán permitidos para niños en caso de una pubertad precoz o para adultos en ciertos cánceres, pero "no para adolescentes y no para disforia de género"
El gobierno británico, actualmente encabezado por el laborista radical Keir Starmer (en muchos otros aspectos favorable a la ideología de género), confirma así una decisión tomada cuando a su frente estaba el conservador Rishi Sunak, señal de que, al menos en lo que respecta a este punto, se ha impuesto el criterio científico sobre el ideológico.
"Baja calidad"
La decisión de marzo, explica la orden, se tomó porque todos los estudios disponibles hablaban de un "insuficiente respaldo experimental que apoye la seguridad o eficacia clínica de los bloqueadores de la pubertad para los adolescentes". Además, la Comisión sobre Medicinas Humanas advirtió de que "el contexto actual de prescripción [de los bloqueadores] no es seguro", y de que debería hacerse la prohibición indefinida, es decir, en tanto en cuanto no pueda probarse la seguridad de su administración.
Al referirse a un "contexto de prescripción no seguro", la orden apunta a que el acceso a los bloqueadores de la pubertad estaba teniendo lugar por establecimientos "no alcanzan los niveles propios del Sistema Nacional de Salud [NHS, por sus siglas en inglés". Sobre todo, porque había "evidencias de una baja calidad en el asesoramiento, la prescripción y la comunicación por parte de facultativos privados a niños y jóvenes, en lo que podría constituir una práctica no segura".
El departamento de Sanidad británico sugiere que los niños y jóvenes que sufran disforia de género reciban una atención multidisciplinar que incluya "salud mental y pediátrica por parte de los especialistas de los hospitales".
Existe el plan de que para 2026 todas las regiones del país dispongan de un servicio de especialistas en "género". El gobierno reafirma el compromiso del gobierno con "la comunidad trans", pero explica que seguirá investigando a través de sus correspondientes instituciones "los beneficios y perjuicios de las hormonas supresoras de la pubertad como opción de tratamiento para niños y jóvenes con incongruencia de género", y para que ellos y sus padres y cuidadores "dispongan de un asesoramiento y una información fiables y transparentes a la hora de tomar decisiones que potencialmente cambian la vida".