La carta abierta, titulada “MeToo para todos” va destinada a actrices como Meryl Streep, Sharon Stone, Uma Thurman o Asia Argento, entre otras muchas otras, que han encabezado una campaña mundial contra el acoso sexual a las mujeres, especialmente en el mundo del espectáculo.
La campaña se ha hecho viral y ya es parte del sistema, con unos premios Oscar y otras galas como los Globos de Oro marcados por este MeToo. Frente a ello, la fundación pontificia publica esta carta a modo de provocación presentando el rostro de otras mujeres que no son famosas ni han aparecido en las portadas.
Una de las características de la campaña MeToo ha sido ver a las actrices de Hollywood vestir de negro
Es el caso de Rebecca, cristiana nigeriana de 28 años víctima de Boko Haram, que cuenta: “me violaron, me mantuvieron prisionera durante dos años, mataron a uno de mis hijos y me vendieron como esclava”.
Es también el de Dalal, una joven yazidí iraquí de 21 años, que relata que “fui secuestrada y vendida como esclava sexual a nueve hombres diferentes en nueve meses. ISIS todavía tiene a mi madre y a mi hermana en cautiverio”.
O el de la hermana Meena, una cristiana india de 40 años, que recuerda como extremistas hindúes “me violaron y golpearon, me obligaron a caminar desnuda durante cinco kilómetros mientras la multitud seguía golpeándome”.
Sus rostros aparecen en esta carta de Ayuda a la Iglesia Necesitada, que recuerda a estas actrices de Hollywood que "sus rostros son invisibles” y como ellas hay “decenas de miles en el mundo” que son “perseguidas sin recibir solidaridad y visibilidad en las redes sociales y en los medios”.
“¡Ellas también os necesitan!”, afirma la carta publicada en Vanity Fair. Es necesario, a su juicio, “contrarrestar la intolerable hipocresía de aquellos que están indignados sólo por lo que sucede en el patio de su casa y escatiman pensamientos, palabras y ayuda a los que están lejos, pero sufren a causa del silencio de tantos y tantas".
Los responsables de esta campaña afirman que pretenden mostrar el contraste entre la campaña del MeToo a la que se han adherido muchos personajes famosos y la total indiferencia que existe hacia las mujeres que sufren violencia sexual y psicológica por razón de su fe.
“Queríamos lanzar una provocación”, aseguran Alfredo Montovano y Alessandro Monteduro, presidente y director respectivamente de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Italia.