Las elecciones generales del pasado domingo en Italia dejaron un panorama complejo después de que el Movimiento 5 Estrellas, un grupo que nació presumiendo de representar la antipolítica, seguido de la Liga Norte, euroescéptico y nacionalista. Por detrás quedan el Partido Democrático del primer ministro Renzi y Forza Italia, del exmandatario Berlusconi.

Días después de las elecciones diarios como Avvenire, propiedad de los obispos italianos, ha intentando analizar el “voto católico” en estas elecciones si es que en realidad ha existido.


Aunque en Italia la mayoría abrumadora se declara católico, el porcentaje baja considerablemente a la hora de acudir a la Iglesia y aún más cuando se trata de seguir sus enseñanzas.

Danilo Paolini explica en este diario italiano que “los católicos involucrados en la política se pueden encontrar en la mayoría de las fuerzas políticas que participaron en las elecciones”. En su opinión, lo más llamativo “es el fracaso sustancial de las listas que se presentaron explícitamente como formaciones organizadas por católicos”.


Salvini, candidato de la Liga Norte, llegó a mostrar un Rosario y un Evangelio en un mitin para atraer el voto católico

Quizás el principal tema de campaña fue el de la inmigración, asunto de gran preocupación para el Papa Francisco. Y sin embargo los dos primeros partidos de estas elecciones se han caracterizado por un discurso duro sobre inmigración. Otras discusiones de campaña fueron la reforma fiscal o la relación con la Unión Europea, temas todos ellos en los que había bastante división en la sociedad.


Pensando en el supuesto voto católico, todos los candidatos han intentado cortejar a los católicos. Y especialmente incisivos han sido en la Liga Norte. Su candidato, Matteo Salvini, concluyó la campaña enarbolando un ejemplar de los Evangelios.

Mientras tanto, los obispos italianos no se han decantado por un candidato o una lista que defendiese las enseñanzas católicas. Todo su objetivo ha pasado por evitar el voto populista.

Concentrar el voto católico en los partidos convencionales era probablemente, según este periodista, lo mejor que podían esperar los obispos italianos, aunque una parte importante se fugó a partidos que se salían de este ámbito.