En Rusia las autoridades cierran y castigan cualquier fuente que use las palabras "guerra", "invasión" o "ataque" para describir lo que pasa en Ucrania. Ni siquiera el poderoso Patriarca Cirilo de la Iglesia Ortodoxa osa utilizar esas palabras.
Por lo tanto, los obispos católicos de Rusia, con el italiano Paolo Pezzi al frente, al difundir un comunicado sobre Ucrania, tienen que expresarse con mucho cuidado, conscientes de que los católicos son una minoría frágil y diminuta en un país enorme (unos 800.000, el 0,5% de los 144 millones de habitantes). Usan la palabra "conflicto", que es más amplia y no se censura, y también "enfrentamiento" y "confrontación armada".
Así, su mensaje advierte a los políticos y gobernantes de la Federación Rusa "que tendrán que dar estricta cuenta de las acciones militares que tomaron" (a Dios). “Hacemos un llamamiento a los políticos de los que depende esta decisión para que hagan todo lo posible por poner fin a este conflicto”, proclama el texto.
“El curso de los siglos venideros depende en gran medida de sus decisiones actuales”, advierten los obispos católicos, mencionando Lumen gentium, la Constitución Dogmática sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II.
“Nosotros, como ustedes, estamos profundamente conmocionados porque, pese a los esfuerzos de reconciliación, el conflicto político entre Rusia y Ucrania se convirtió en una confrontación armada”, dice el texto.
“Este enfrentamiento trae muerte y destrucción y amenaza la seguridad del mundo” y recordaron que los pueblos de Ucrania y Rusia estaban unidos no sólo por una historia común, “sino también por el enorme sufrimiento que cayó sobre nosotros en el pasado por la locura de la guerra”.
“Nuestros pueblos merecen la paz, el tipo de paz que consiste en una firme determinación de respetar a otras personas, a otros pueblos, y su dignidad”, añade el comunicado.
Los obispos católicos en Rusia piden a los católicos rusos que intensifiquen la oración y el ayuno para preservar vidas humanas, especialmente el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, en respuesta a la petición del Papa.
También piden a los sacerdotes que ofrezcan misas por la paz y la justicia.
"Dios es un Dios de paz y no de guerra, el Padre de todos y no sólo de algunos, y quiere que seamos hermanos y no enemigos”, añaden los obispos, citando al Papa Francisco.
“Y también hacemos un llamado a todas las personas, en especial a los hermanos cristianos, para que enfrenten la mentira y el odio, y sean fuente de reconciliación, no de multiplicación del odio y la violencia”.
La lógica de la oración
A veces los obispos de Rusia bromean con que su conferencia episcopal cabe en un coche: el gigantesco país cuenta sólo con cuatro diócesis (Moscú, Saratov, Irkutsk y Novosibirsk) y un exarcado para católicos de rito bizantino. Su fuerza nunca será la de los números.
Entrevistado por Avvenire, el arzobispo Paolo Pezzi, desde 2007 al frente de la diócesis de Moscú (7 veces mayor que Italia), exhorta a los cristianos "a no desanimarnos, a no perder la fe. Los cristianos tenemos algo único que aportar: la reconciliación, el perdón, sobre todo la paz interior que nos viene de la fe".
"Con la oración y el ayuno, armas formidables, es necesario pedir la paz con fe y con audacia de niños", pide Pezzi.
Pero cuando le preguntan si existe en Rusia un movimiento por la paz de inspiración cristiana, quizá ecuménico, responde: "Que yo sepa, no".
Pezzi expresa su deseo para los próximos días: "Deseamos el milagro de la paz, del fin de todo conflicto, que volvamos al diálogo, mirando a los hermanos, que pueden tener ideas opuestas, pero son hermanos".