Sucedió en 1799: una horda de revolucionarios franceses que habían fracasado en su intento de crear un Estado republicano y anticlerical en Nápoles retrocedían saqueando y matando por Italia.
Después de saquear y profanar el famoso monasterio de Montecassino, los revolucionarios franceses llegaron a la localidad de Isola del Liri, donde el 12 de mayo de 1799 asesinaron a más de quinientas personas que se habían refugiado en el interior de la iglesia de San Lorenzo Mártir.
Al día siguiente, los revolucionarios llegaron a la Abadía de Casamari con la intención de saquearla y llevarse el botín. Cuando llegaron, algunos de los monjes huyeron, pero seis de ellos se quedaron para proteger la Eucaristía.
En realidad, la abadía carecía de objetos de valor para los revolucionarios: por mera rabia y odio anticlerical mataron a seis de los monjes. Ahora, la Iglesia los ha proclamado mártires y beatos.
Beatificación en la abadía de Casamari
Son los llamados mártires cistercienses de Casamari. La ceremonia de beatificación de estos seis monjes la ha presidido este sábado 17 de abril el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en la abadía de Casamari.
Allí descansan los mártires: dos eran sacerdotes, Simeon Cardon, Domenico Zawrel; los otros cuatro eran religiosos Maturino Pitri, Albertino Maisonade, Modesto Burgen y Zosimo Brambat.
El Cardenal Semeraro dijo de ellos que eran "hombres frágiles y temerosos: vulnerables, como lo somos todos un poco y como se demuestra especialmente en esta fase de pandemia". "No eran héroes de ‘cómic’, sino personas normales. Eran hombres temerosos, como lo somos todos. No eran ‘guerreros’, sino testigos del amor de Jesús que dijo a sus discípulos: ‘¡No tengan miedo!’".
“Ninguno de nosotros podrá perseverar en el seguimiento de Cristo sin tribulación, sin conflicto, sin 'combate espiritual'", añadió el cardenal.
El Papa Francisco se refirió a estos mártires durante el rezo del Regina Caeli este domingo en la Plaza de San Pedro. Recordó que “en 1799, cuando los soldados franceses en retirada de Nápoles saquearon iglesias y monasterios, estos mansos discípulos de Cristo resistieron con valentía heroica, hasta la muerte, para defender la Eucaristía de la profanación. Su ejemplo nos empuja a un mayor compromiso de fidelidad a Dios, capaz también de transformar la sociedad y de hacerla más justa y fraterna. ¡Un aplauso para los nuevos Beatos!”, dijo el Pontífice.
En el vídeo, la ceremonia de beatificación en Casamari el sábado