La selección de Portugal es una de las 32 participantes en el Mundial que se está celebrando en Qatar. Con Cristiano Ronaldo como líder en el campo, los lusos tienen a Fernando Santos mandando en el banquillo. Un seleccionador que logró hacer campeón al país en la Eurocopa de 2016 y que profesa una gran fe en Dios.
Cuando Portugal ganó la Eurocopa hace unos años, Fernando Santos leyó una carta en la rueda de prensa que terminaba así: "Por último quiero decirle unas palabras a mi mejor amigo y a su madre. Dedicarle esta victoria y agradecerle por haberme elegido y por haberme dado los dones de sabiduría, perseverancia y humildad para guiar a este equipo. Espero y deseo que sea para la gloria de Su nombre".
Al despertar y al dormir
El entrenador portugués, de 68 años, ha concedido recientemente una entrevista a la web The Pillar donde asegura que su objetivo en la vida es "hacer su hogar en la Nueva Jerusalén". Santos ha hablado sobre su fe, que le llegó ya de mayor cuando asistió a un retiro de Cursillos, sobre las cuestiones éticas que plantea jugar en Qatar y sobre la religiosidad y supersticiones que se viven en el mundo del fútbol.
Santos jugó de joven como defensa y tras retirarse comenzó una exitosa carrera como entrenador (dirigiendo a Benfica, Sporting y Oporto). El seleccionador comenzó la entrevista reconociendo que nadie en el mundo del fútbol hasta ahora le ha dicho algo negativo sobre sus creencias.
"La gente me conoce, sabe cuáles son mis creencias y que yo no las cambio. Un escéptico diría que es fácil agradecer a Dios cuando ganas", reconoce con gracia. Y, es que, el seleccionador portugués comienza siempre su jornada acordándose de Dios. "Lo primero que hago en la mañana, cuando me levanto, es confiar mi día a Dios, y lo último que hago, en la noche, es agradecérselo", reconoce.
La puerta se abrirá
Sin embargo, el entrenador reconoce que también agradece las cosas menos buenas que le ocurren. "Me pasan muchas cosas buenas y malas durante el día. ¡Ay de nosotros, los que tenemos fe, si lo malo nos afecta! Los caminos de Dios son siempre diferentes a los nuestros. Puede haber cosas que yo crea que son buenas para mí, y que Dios no las vea de la misma manera. Hubo un tiempo, hace años, en el que le daba gracias a Dios solo por las cosas buenas que me pasaban, y la mayor parte del día no pensaba para nada en Él", señala.
El seleccionador apunta que no siempre hay que pedir cosas. "Orar es hablar con Dios, y eso es algo que hago todo el tiempo. En casa, en el coche, en cualquier momento... es algo íntimo. Durante el día simplemente hablo con Dios y me entrego a Él. Por supuesto, también podemos pedirle cosas. Él nos enseñó que si pedimos, recibiremos; si llamamos, la puerta se abrirá. Dios nos dice que pidamos, y que la oración tiene ese poder", afirma.
En este sentido, Santos enumera lo que le pide a Dios cada día. "Lo que siempre pido es que me llene del Espíritu Santo, que me dé el don de Su sabiduría -la sabiduría de la humildad-, el don de la fuerza, la determinación y la perseverancia. Esto es lo que pido todos los días, que Él me sostenga. Si creemos, si tenemos fe, podemos estar atentos a Sus señales", confiesa.
Un encuentro personal
Sobre las supersticiones en el mundo del fútbol, Santos señala que él ya pasó por eso. "Pasé muchos años del otro lado. Recibí la gracia en el bautismo, pero la convicción vino cuando me di cuenta de que lo que define al cristianismo es la Resurrección de Cristo; su Pasión, muerte y Resurrección. Antes no había oído hablar de ello, o, al menos, nunca me la había tomado muy en serio. Como tampoco me tomé en serio la presencia viva de Cristo en cada uno de nosotros. Siempre pensé que era algo lejano, no se me ocurrió que pudiera tener un encuentro personal con Él", comenta.
El seleccionador portugués dio su testimonio en 2015, puedes verlo aquí.
El seleccionador concluye la entrevista revelando cuales son sus verdaderos deseos como cristiano. "Tengo fe en Jesucristo. Sé que Él resucitó de entre los muertos, y sé lo que Él quiere para mi vida, y es lo que trato de hacer, para que un día yo también pueda resucitar de entre los muertos y vivir en la Nueva Jerusalén", comenta.