Teresa Amiguet, que escribe en la sección de efemérides de La Vanguardia, recordaba en un reciente artículo que se cumplen 25 años desde que el Sínodo de la Iglesia Anglicana decretó que tenía autoridad para ordenar a las mujeres como sacerdotisas anglicanas: fue el 11 de noviembre de 1992. Las primeras 32 sacerdotisas en Inglaterra fueron ordenadas el 11 de marzo de 1994. 

La periodista lo explica en lenguaje informal: "¡Herejía! El 11 de noviembre de 1992, tras veinte polémicos años de intensos debates, el sínodo de la Iglesia Anglicana rompe con más de cuatro siglos de tradición al admitir el sacerdocio de las mujeres". "Dos años después, el 11 de marzo de 1994, la Iglesia Anglicana vuelve a romper cánones. Treinta y dos mujeres protagonizan una revolución con su acceso al sacerdocio. La historia del feminismo da un paso espectacular en la lucha contra la discriminación por razón de sexo".   



Los titulares insisten en esas ideas: "Mujeres sacerdotes, la Iglesia de Inglaterra reta al catolicismo. La Iglesia anglicana admite el sacerdocio de las mujeres, a pesar del peligro de cisma y un endurecimiento de las relaciones con la Iglesia Católica. El feminismo da un paso espectacular contra la discriminación por razón de sexo".

Por supuesto, que una mujer tenga o no poder prometido por Cristo para perdonar los pecados y convertir un poco de pan y vino en su Cuerpo y su Sangre no es un tema de discriminación: es algo que Dios da o no da. Y Dios da lo que quiere a quien quiere.

San Juan Pablo II proclamó solemnemente en 1994: "Declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia".



El artículo de La Vanguardia no explica lo que pasó después, lo que ha pasado en esos 25 años de mujeres sacerdotisas en Inglaterra. 


Una cosa que ha sucedido es que el anglicanismo está bajando en picado en Reino Unido mientras que el catolicismo se mantiene o incluso crece.
 
En 1990, en el Reino Unido (datos de Grace Davie de 1997) se declaraban anglicanos un 26,9%, católicos un 5,6% y cristianos de otros tipos un 5,3%. 
En 2015 (sondeo BSA) en el Reino Unido se declaraban anglicanos un 17%, católicos un 8% y cristianos de otro tipo otro 17%.

Pese a la ordenación de muchos cientos de sacerdotisas, los católicos han crecido mientras que los anglicanos habrían bajado 10 puntos: muchos habrían dejado la fe, otros se habrían hecho católicos o evangélicos. Los católicos, sin sacerdotisas, se mantendrían e incluso crecerían. Se puede hablar de la inmigración, pero la inmigración no llega solo de países de tradición católica, llega también de países africanos y asiáticos de tradición anglicana. El dictamen solemne de Juan Pablo II no parece haber entregado a casi nadie a manos del anglicanismo.    


Otra cosa que sucedió es que en 2011 el Papa Benedicto XVI creó los ordinariatos anglocatólicos (en Inglaterra, Estados Unidos y Australia), para anglicanos que se quieren hacer católicos manteniendo sus propias tradiciones y elementos de su liturgia. Hoy el Ordinariato en el Reino Unido cuenta con unos 90 ex-pastores anglicanos (incluyendo 6 ex-obispos), 3.500 feligreses ex-anglicanos y más de 50 comunidades. Muchos otros anglicanos conservadores se han hecho católicos a lo largo de estos años sin ir a los ordinariatos, acudiendo a su parroquia más cercana u otros movimientos.   


 Los obispos anglicanos Newton, Burnham y Broadhurst dejaron la Iglesia de Inglaterra y se hicieron católicos, los tres primeros en el ordinariato para ex-católicos en el país; en la foto vemos su ordenación como sacerdotes católicos; Newton, como ordinario, pastorea 50 comunidades en Gran Bretaña

Ha habido también clérigas anglicanas que han dejado el alzacuellos (¿el clergywoman?) y se han hecho católicas: en ReL hemos contado el caso de la ex-diaconisa Antonia Lynn (aquí) o de Una Kroll, que fue monja misionera anglicana, luego sacerdotisa y ahora laica católica (léalo aquí). No por ser hoy laicas han dejado de ser evangelizadoras entusiastas.
 

A finales de octubre de 2017 era noticia que por primera vez una mujer se sentaba en la Cámara de los Lores en uno de los 26 asientos reservados por ley para los Lords Spirituals... que son todos obispos anglicanos. (Ha habido rabinos y otros protestantes en los Lores, pero como Lords Temporals; cuando se ha propuesto a obispos católicos si querrían ser lores de la Cámara, han dicho que no pueden, al implicar responsabilidades de gobierno que el derecho canónico no permite). 

La primera Lord Spiritual (Lady, más bien) es Rachel Trewood, la obispesa anglicana de Gloucester. Ha declarado que intenta siempre evitar el pronombre "Él" para referirse a Dios: insiste en que como Dios no realmente hombre ni mujer hay que llamarle solo "Dios", nunca "Él". Dice que quiere cambiar el lenguaje para cambiar la visión de las personas. El hecho de que la Biblia (y el resto de los cristianos siempre) hable de Él no le importa mucho. En la ceremonia de entrada en los Lores ha prohibido que se refieran a ella como "reverendo padre" ni "reverenda madre" (piensa que "madre tiene un sentido de dependencia, que no quiero que sea como me vean"). Pide que digan que es solo "bishop" (obispo..., aunque en la lógica del idioma español sería obispa u obispesa). Es solo un signo de como la Iglesia Anglicana va acumulando rupturas con las tradiciones... y con la Tradición apostólica en mayúsculas.


El caso de Nueva Zelanda es importante por ser una de las iglesias anglicanas más precoces en su femismo clericalista. Empezaron a ordenar mujeres como sacerdotisas anglicanas ya en 1977. Después de 24 años de obispesas y 36 de sacerdotisas, queda demostrado que la práctica no sirve para frenar la pérdida de fieles. 



Se puede ilustrar con datos del s.XXI: al empezar este siglo, en 2001 las personas que se declaraban católicas en el Censo de Nueva Zelanda eran el 14% (485.000), frente a las que se declaraban anglicanas, que eran un 16,7% (585.000). 

En cambio, doce años después, el censo de 2013 mostró el bajón del sentimiento de pertenencia anglicano, que contaba ya sólo con un 10,6% de adherentes (460.000), mientras que el catolicismo le superaba por primera vez en la historia del país, con un 11% (492.000). Es la primera vez en la historia neozelandesa que el catolicismo es la religión con más adherentes

Aunque en estos años el catolicismo ha bajado en porcentaje, en números absolutos ha crecido ligeramente. Es la única denominación cristiana que puede decir eso: todas las demás han bajado. 


La Iglesia Episcopaliana (anglicanos progresistas de EEUU) ha adoptado todo tipo de medidas para contentar al pensamiento “progre” políticamente correcto.

En 1976, los episcopalianos [anglicanos de EEUU] aprobaron el “sacerdocio” femenino.
En 1989, se designó la primera obispa episcopaliana.
En 1994, los episcopalianos prohibieron toda terapia para dejar la homosexualidad.
En 2000, los episcopalianos aceptaron como algo correcto el sexo fuera del matrimonio.
En 2003 ordenaron como obispo a Gene Robinson, un señor divorciado de su esposa, con dos hijos, que vivía «maritalmente» con otro hombre (en 2011 dejó el cargo, aunque sigue siendo “lobbista” en el clero anglicano). Fue el primer obispo homosexual activo.
En 2006 el episcopalianismo admitía el matrimonio homosexual.
En 2010 presumía de ordenar en Los Ángeles a una obispa lesbiana activa. 
El 1 de enero de 2011 un obispo episcopaliano casaba con boato mediático a dos sacerdotisas lesbianas episcopalianas, una de ellas la famosa militante abortista Katherine Ragsdale.


 La boda lesbiana-episcopaliana de la sacerdotisa pro-aborto Katherine Ragsdale 

Nada de todo esto ha atraído fieles a esta iglesia. De hecho, los episcopalianos han perdido un tercio de sus fieles en lo que va de siglo XXI: tenían 3,4 millones de fieles en 2001, pero era ya sólo 1,8 millones en 2013 y según datos sobre el año 2016, bajaban a 1.745.000 miembros. En un domingo cualquiera acuden a sus iglesias unos 570.000 feligreses. 


En ReligionEnLibertad repasamos hace unos años los datos de cada país “anglo” occidental (a menudo los da cada iglesia nacional en su web; otras veces –menos- son estudios estadísticos). 

Constatamos que si sumamos todos los anglicanos declarados de Canadá, de Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Irlanda y Reino Unido, suman algo menos de 21 millones de miembros declarados, de los que no llegan ni a 2,6 millones de feligreses practicantes… es decir, entre 3 y 4 veces menos que los 8 o 10 millones de españoles que pueden encontrarse en misa en un domingo cualquiera. 



Tener sacerdotisas durante décadas en todos estos países no ha detenido el bajón de estas iglesias. 
Los lugares donde crece el anglicanismo es África y Asia, con iglesias anglicanas que no tienen sacerdotisas ni obispesas y desde luego no quieren ni oír hablar de clero homosexual o bodas gays.

Para entender la magnitud de estas iglesias, hay que considerar que en África del Sur hay 2 millones de anglicanos, en Sudán hay 5 millones, en Uganda hay 8 millones, en Kenia y Tanzania suman más de 4 millones, en India hay 5 millones y Nigeria es el país con más anglicanos del planeta, con 18 millones. Los 2,6 millones de anglicanos practicantes en los países opulentos y con doctrinas progresistas no convencen mucho en África y Asia (aunque aprecian sus donativos).


Hay sacerdotisas anglicanas en Inglaterra desde 1994. En 2010 fueron ordenadas por primera vez más sacerdotisas que sacerdotes: 290 mujeres frente a 273 hombres. Desde el año 2000, cada año se ordenan unos 500 nuevos clérigos, pero también es cierto que cada año se jubilan unos 300 y otros 200 o 300 se retiran por diversas causas. Tener clero casado desde hace 5 siglos no basta para fidelizarlo. 

En total, el clero de la “Iglesia de Inglaterra”, con 16.000 templos, consta de unos 8.000 sacerdotes varones y 3.500 mujeres. (Por comparar: la Iglesia Católica en España cuenta con unos 25.000 sacerdotes). 


Además, las reverendas son mucho más liberales teológicamente que los reverendos, según mostró un estudio de 2002 llamado “Cost of Conscience” (por Christian Research), en el que se analizaba las creencias del clero anglicano masculino y el femenino a partir de afirmaciones que se proclaman en el Credo (idéntico al católico) en los oficios anglicanos. Los resultados eran muy claros.

-Creo en el Espíritu Santo: 77% sacerdotes, 74% sacerdotisas
- Creo en Dios Padre: 83% sacerdotes, 74% sacerdotisas
- Creo en la Trinidad: 78% sacerdotes, 70% sacerdotisas

Cuando el Credo habla de Jesús, las diferencias aumentan:

- Creo que Jesús murió para quitar el pecado del mundo: 76% sacerdotes, 65% sacerdotisas
- Creo que el cuerpo de Jesús resucitó de entre los muertos: 68% sacerdotes, 53% sacerdotisas
- Creo que Jesús es el único camino para ser salvado: 53% sacerdotes, 39% sacerdotisas.
- Creo que Jesús nació de una Madre Virgen: 58% sacerdotes, 33% sacerdotisas.

Lea también la historia de cómo los parlamentos escandinavos obligaron a sus iglesias luteranas a ordenar obispesas (y cómo Inglaterra ha copiado el modelo).