Este domingo se cumplió el 175 aniversario de la aparición de la Virgen en La Salette (Francia) y pese al tiempo transcurrido parecen aún hoy más actuales que nunca. El propio Papa Francisco quiso tener un recuerdo especial durante el rezo del Ángelus.
De este modo, dirigió un mensaje especial a los peregrinos reunidos en el santuario francés: “Mi pensamiento se dirige a quienes están reunidos en el Santuario de La Salette, en Francia, en recuerdo del 175º aniversario de la aparición de la Virgen, que se mostró entre lágrimas a dos niños”.
Francisco señaló que “las lágrimas de María recuerdan las de Jesús en Jerusalén y su angustia en Getsemaní” y agregó que “son un reflejo del dolor de Cristo por nuestros pecados y una llamada siempre actual a confiar en la misericordia de Dios”.
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Sobre la aparición de la Virgen a los jóvenes Maximin Giraud y Mélanie Calvat, y especialmente sobre las lágrimas que derramó María, reflexiona en profundidad el padre Thomas More Garrett en el National Catholic Register.
Hace 175 años María se apareció en La Salette y lloró, recuerda este sacerdote. ¿Cuáles fueron las razones de sus lágrimas? Este sacerdote responde: “la blasfemia y el descuido del día del Señor”.
Thomas More Garrett es fraile dominico
De este modo, cree que aunque en general las lágrimas son misteriosas “se elevan en el corazón y se juntan en los ojos”, su propósito y causa siguen siendo temas de curiosidad y estudio científico. También las apariciones marianas están empapadas de misterio. ¿Por qué unos pocos experimentan fenómenos inexplicables donde otros no ven nada?
Este sacerdote recuerda que el 19 de septiembre de 1846, Mélanie Mathieu y Maximin Giraud informaron haber encontrado a una dama sentada en la ladera de una pequeña aldea en los Alpes franceses con el rostro tapado con las manos. La “bella dama”, como la describían los niños, lloraba desconsoladamente.
¿Cuáles fueron las razones de sus lágrimas? “Cuando los niños se acercaron a la dama para preguntarle, la mujer habló de dos grandes causas que alejan a la gente de su hijo: la blasfemia y el descuido del día del Señor”, explica el padre More Garrett.
Al igual que ha ocurrido con otras apariciones marianas, María no se presentó de manera explícita a los videntes, sino que su identidad siguió siendo un misterio hasta que el contexto y el propósito de sus palabras revelaron lo que no se dijo.
El santuario de La Salette se encuentra en los Alpes franceses
“Mientras continuaba su conversación con los niños, la mujer que lloraba expresó su profunda preocupación por los bancos vacíos en la misa del domingo y la actitud irreverente de los presentes. Muchos eligieron el trabajo u otras actividades en lugar de la adoración. Peor aún, aquellos que se inclinaban a saltarse la misa dominical reemplazaron las palabras de oración con vanos usos del nombre de su hijo. Después de dar a conocer su afecto y sentimiento a su joven audiencia, la mujer transmitió la esperanza de que su mensaje conmovería a muchas almas para restaurar la relación con su hijo a través de una asistencia más fiel a la misa”, explica este sacerdote sobre la aparición en La Salette.
Sin embargo, este religioso considera que si bien Lourdes y Fátima eclipsaron en popularidad esta aparición, “difícilmente hay un mensaje más relevante para el día de hoy que el de La Salette. En los Estados Unidos y Europa, durante los últimos años, encuesta tras encuesta ha demostrado el aumento de los “nones”, un segmento creciente de individuos que se describen a sí mismos como personas sin afiliación religiosa. Los excatólicos constituyen un gran porcentaje de esta población en expansión . La evidencia reciente muestra que este grupo ha crecido no solo entre los millenials, sino también entre los mayores”.
“Este 175 aniversario de la aparición en La Salette es un momento oportuno para renovar la atención al sencillo mensaje de la dama para que resuene en nuestro siglo. Los caminos de Dios son un misterio, pero su preocupación por su pueblo no lo es. Marcar el aniversario de La Salette transmitiendo su llamado a regresar a la celebración de la Misa es una forma de ayudar a generar una respuesta fructífera de las lágrimas celestiales”, concluye este religioso sobre lo ocurrido en Francia.