Poco antes de las 14.00 horas, un hombre de unos 25 años de origen magrebí acuchilló mortalmente a dos mujeres jóvenes en la estación ferroviaria de Saint Charles, en Marsella, mientras gritaba "Alá es grande". A una la degolló y a la otra la apuñaló en el abdomen. Las víctimas fallecieron casi en el acto y han sido descritas por los testigos como menores de veinte años.
Posteriormente quiso atacar a una patrulla de soldados que forman parte del operativo de seguridad francés en puntos estratégicos (la Operación Centinela), pero uno de los militares, que corrían hacia el lugar tras escuchar los gritos, le disparó dos veces y le abatió, falleciendo al cabo de unos minutos.
"Los soldados hicieron lo que tenían que hacer y les felicito", dijo el ministro del Interior, Gérard Collomb: "Lo que ha ocurrido es un crimen cobarde y vil".
El asesino estaba fichado por tráfico de drogas y robo con violencia, pero no figuraba en los ficheros de musulmanes radicalizados potencialmente dispuestos a cometer un crimen de estas características.
La estación permaneció cerrada y el tráfico ferroviario interrumpido hasta pasadas las seis de la tarde.