Francia es un país peculiar en Europa: es el único en régimen de laicismo, mientras que todos los demás países declaran ser simplemente aconfesionales, no tienen una confesión estatal o son democracias con confesiones estatales (anglicana, luterana u ortodoxa).
En 1801, el Estado francés (Napoleón, con un concordato) acordó financiar a la Iglesia católica, en compensación por las propiedades que los revolucionarios habían confiscado y que eran la fuente de financiación de iglesias, conventos y catedrales. La ley laicista de 1905 puso fin a esta financiación y confiscó los templos a la Iglesia: el Estado decretó que todos los edificios religiosos serían propiedad estatal o de los ayuntamientos, aunque se permitía a los católicos (y otras confesiones religiosas) usarlos sin costo para el culto.
Ha pasado más de un siglo, y el rico Estado francés no está manteniendo bien las iglesias que confiscó, incluyendo las 87 catedrales de las que es propietario (entre ellas, Notre Dame, todas las construidas antes de 1905).
500 iglesias en riesgo físico grave, 5.000 en mal estado
El Observatorio del Patrimonio Religioso (OPR, www.patrimoine-religieux.fr) denuncia que 500 iglesias en Francia corren riesgos físicos graves y otros 5.000 templos (no sólo católicos, también ortodoxos y protestantes) se encuentran en penoso estado de conservación.
Hace dos años, la jerarquía religiosa de Notre Dame se vio obligada a pedir «socorro» financiero de urgencia, para conseguir los 100 millones de euros que eran necesarios para comenzar una inconclusa renovación de urgencia. Ese dinero llegó de fondos y asociaciones norteamericanas. El Estado y la alcaldía de París -que son los propietarios del edificio más emblemático del país- estuvieron prácticamente ausentes, señala el diario ABC.
San Eustaquio, en París... una de tantas joyas de la arquitectura religiosa
Edouard de Lamaze, presidente del OPR, explica que para muchos ayuntamientos mantener las antiguas iglesias es muy caro y "en bastantes casos, los alcaldes deciden vender el edificio de iglesias muy deterioradas».
En París, grandes iglesias y monumentos religiosos, como Saint-Germain-des-Prés o Saint-Eustache, se han visto forzadas a recurrir a la beneficencia y la filantropía privada, a la vista de la «incapacidad» del Estado laicista francés para proteger estas joyas de la historia y la cultura de todos los franceses.
En 2018, 1.000 ataques anticristianos contra iglesias: incendios, vandalismo...
Por si el paso del tiempo y los retos tecnológicos ligados a la contaminación no fueran suficiente amenaza, en los últimos años se han multiplicado los ataques a iglesias, con intentos de incendio, pintadas groseras, vandalismo contra edificios y estatuas, etc... a cargo de vándalos, de anarquistas o militantes laicistas violentos, anticlericales o islamistas.
Según las cifras oficiales del Service central de Rensignement Criminel (SCRC), reveladas por el matutino conservador Le Figaro, las iglesias de Francia sufrieron, durante el 2018, 129 robos y 877 degradaciones, de la profanación pura al vandalismo sin escrúpulos. «Buen» o «mal» año, las iglesias francesas sufren del vandalismo de manera crónica, ante la aparente impotencia policial.
Según esa misma fuente, dependiente de la Gendarmería y el Ministerio del Interior, Francia fue víctima en 2018 de 1.063 actos anticristianos: profanación de tumbas y cementerios, saqueo de iglesias, pintadas obscenas y lugares de culto, grabación de vídeos sacrílegos…
La legislación francesa sobre edificios religiosos (distingue entre los antiguos y los modernos), explicada aquí en francés
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