Los seminaristas católicos de Cardiff (Gales, Reino Unido) estaban muy alegres por su amigo y compañero, el padre Peter McClaren, recién ordenado sacerdote. McClaren había sido diácono casado durante más de 10 años, pero su esposa Marie murió y él, tras un tiempo en discernimiento, eligió asistir al Seminario Allen Hall de Londres para convertirse en sacerdote. Después, fue ordenado en la catedral de Cardif para la diócesis galesa en esta semana pasada

Los seminaristas de Cardiff, que celebraban además la ordenación de otro compañero, decidieron festejarlo con unas pintas de cerveza en el bar The City Arms. Pero cuando llegaron el responsable del bar les dijo: "Lo siento, tenemos la política de no aceptar gente disfrazada".

Al principio pensaron que era una broma, pero viendo que el responsable se ponía serio, empezaron a marcharse. Fue entonces cuando el responsable sospechó que eran verdaderos religiosos y les preguntó: "Perdonad, ¿sois de verdad, no?" Arrepentido, el bar invitó a todos a una ronda por el malentendido. 


“El personal pensó que era una despedida de soltero. Tenemos un buen número de problemas los fines de semana con fiestas donde personas se disfrazan, por lo que nuestra política es rechazarlas”, dijo el subgerente Matt Morgan a la BBC. Luego, agregó que los seminaristas “vieron el lado divertido de la situación”.

El arzobispo de Cardiff, George Stack, comentó que “es maravilloso oír que los seminaristas celebraron su camino hacia el sacerdocio pasando un buen rato en Cardiff, lo que por supuesto se les permite hacer”, agregando que “los sacerdotes son de la comunidad y para la comunidad a la que sirven”.

Los seminaristas dijeron al medio Wales Online que cuando se les pidió que se fueran, pensaron que era una broma, hasta que “se hizo evidente que no era así y que, de hecho, era serio”. Finalmente, los seminaristas destacaron que, luego del malentendido, recibieron una cálida bienvenida del personal y de los clientes del bar durante el resto de la tarde. Incluso varios clientes tenían preguntas para ellos.


Por su parte, la arquidiócesis de Cardiff (rcadc.org) también intervino en el incidente a través de una carta, bromeando que el bar no debería expulsar clérigos, ya que muchos de ellos, incluido el arzobispo, les gusta frecuentar The City Arms.

“Nos gustaría agradecer a ‘The City Arms’ por tener buen humor en todo esto y su gesto amable hacia nuestros seminaristas. Y por favor, tengan en cuenta que varios de nuestros clérigos, incluyendo el arzobispo de Cardiff, frecuentan su bar así que por favor ¡no eche a ninguno más!”.

Por su parte, el subgerente Morgan añadió que con mucho gusto el grupo de seminaristas podría volver a su bar. “No todos los días recibimos un grupo de sacerdotes en el bar y serán bienvenidos de vuelta en cualquier otro momento”, aseguró. 


La diócesis de Cardiff incluye un millón y medio de habitantes, de los que un 10% son católicos, congregados en unas 60 parroquias. Cuenta con unos 80 sacerdotes... y probablemente la mayoría de ellos disfruta de una pinta de cerveza en el pub de vez en cuando.