Del 18 al 24 de agosto se celebra en Italia el Meeting de Rímini, un gran encuentro cultural y social convocado por el movimiento católico Comunión y Liberación. Es una cita habitual del verano católico y cultural en Italia desde hace ya 40 años, por el que cada año pasan muchos miles de personas.
Tres grandes naves de la feria de la ciudad se llenan con expositores y espectáculos. Este año se dan cita 14 exposiciones, 18 espectáculos, 32 manifestaciones deportivas y casi 250 expositores o casetas. Unas 170 empresas colaboran como patrocinadores.
Es habitual que el Papa haga llegar un mensaje a los congregados en el Meeting. En este caso, el papa Francisco ha enviado a través del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, un mensaje al obispo de Rimini, Francesco Lambiase, en ocasión de este 40º Encuentro de Amistad entre los Pueblos.
"Tu nombre nació de lo que viste"
En sus palabras, el Santo Padre saludó a los organizadores, voluntarios y participantes del encuentro, y destacó el tema elegido para este año: “Tu nombre nació de lo que viste”, tomado de un poema de San Juan Pablo II, que hace referencia a la Verónica, quien se abre paso entre la multitud para secar el rostro de Jesús en el camino de la cruz.
En ese sentido, el Pontífice hizo memoria del siervo de Dios Don Luigi Giussani, quien comentaba este versículo poético de la siguiente manera: "Imaginemos la multitud, Cristo pasando con la cruz, y ella mirando a Cristo y abriendo un hueco entre la multitud al mirarlo. Todo el mundo la mira. Ella que no tenía rostro, era una mujer como las demás, adquirió un nombre, es decir, rostro, personalidad en la historia, por lo que todavía la recordamos, por lo que miraba. Amar es afirmar al otro", recordó.
"Muchos son tratados como números en una estadística"
El papa Francisco profundizó su reflexión con una afirmación: “Cristo nos amó, dio su vida por nosotros, por cada uno de nosotros, para afirmar nuestro rostro único e irrepetible. Pero, ¿por qué es tan importante que esta proclamación resuene de nuevo hoy? Porque muchos de nuestros contemporáneos caen bajo los golpes de las pruebas de la vida, y se encuentran solos y abandonados. Y a menudo son tratados como números en una estadística”, lamentó.
“Piensa en las miles de personas que huyen de las guerras y la pobreza todos los días: ante los números, son rostros, personas, nombres e historias. Nunca debemos olvidar esto, especialmente cuando la cultura de los residuos marginados discrimina y explota, amenazando la dignidad de la persona”, exhortó.
El cardenal Parolin reflexionó sobre las palabras del Papa Francisco: “He aquí, pues, el secreto de la vida, el que nos hace salir del anonimato: fijar la mirada en el rostro de Jesús y familiarizarnos con Él. Mirar a Jesús purifica nuestra vista y nos prepara para mirar todo con ojos nuevos. Cuando se encuentran con Jesús, cuando miran al Hijo del Hombre, los pobres y los sencillos se encuentran a sí mismos, se sienten amados en lo más profundo por un Amor sin medida”.
La mirada de Jesús al publicano Mateo
Citando la homilía de Francisco del 21 de septiembre en Cuba, cuando se refirió a la figura de Mateo, el secretario de Estado dijo: “Qué fuerza de amor en la mirada de Jesús tuvo que mover a Mateo como lo hizo Él! ¡Qué fuerza deben tener esos ojos para que se levante! Jesús se detuvo, no pasó de largo, lo miró sin prisa, lo miró en paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esa mirada le abrió el corazón, lo liberó, lo sanó, le dio esperanza, una vida nueva".
“Esto es lo que hace que el cristiano sea una presencia en el mundo diferente de todos los demás, porque trae consigo el anuncio de que -sin saberlo- los hombres y mujeres de nuestro tiempo tienen más sed: es entre nosotros quien es la esperanza de vida. Seremos ‘originales’ si nuestro rostro es el espejo del rostro de Cristo resucitado. Y esto será posible si crecemos en la conciencia a la que Jesús invitó a sus discípulos, como en aquel tiempo después de enviarlos a la misión”, señaló.
Cada uno, su identidad inconfundible
El Santo Padre Francisco espera, afirmó el Secretario de Estado, que el Encuentro sea siempre un lugar acogedor, donde la gente pueda "fijar rostros", experimentando su propia identidad inconfundible. “Es la manera más bella de celebrar este aniversario, mirando hacia adelante sin nostalgia ni miedo, siempre sostenida por la presencia de Jesús, inmerso en su cuerpo que es la Iglesia”, sostuvo. “Que el recuerdo agradecido de estos cuatro decenios de compromiso altruista y de trabajo apostólico creativo suscite nuevas energías, para el testimonio de fe abierto a los vastos horizontes de la emergencia contemporánea”, deseó.