Un argelino de unos cuarenta años, que se autodefinió como “un soldado del Estado islámico (EI)” atacó este martes por la tarde a un policía francés frente a la catedral de Notre Dame de París, con un martillo, hiriéndolo sin gravedad. En los bolsillos llevaba también cuchillos de cocina.

Otros agentes policiales actuaron con rapidez y dispararon al agresor dejándole herido en las piernas y deteniéndolo después. El agresor ha sido hospitalizado.

La Policía acordonó la zona e hizo que los cientos de visitantes y fieles en Notre Dame se quedaran encerrados durante más de dos horas. Aunque al principio hubo escenas de miedo en el interior del popular templo (más de 13 millones de visitantes anuales), pronto los fieles se organizaron con serenidad para poner en marcha oraciones y rezos.

En 2016, las autoridades francesas ya desmantelaron un comando de mujeres yihadistas que preparaban un atentado con un coche bomba en un lugar no muy distante de Notre Dame.



En el momento de la agresión, el atacante gritaba “es por Siria”. Ha sido identificado como Farid Ikken, de origen argelino, nacido en 1977 y llegado a Francia en marzo de 2014. No es un pobre analfabeto: es investigador en la Universidad de Lorena y es graduado de sociología. Además, está casado con una ciudadana sueca. 



En los últimos meses, Ikken estaba viviendo en la residencia universitaria de Cergy-Pontoise. Las personas que lo conocen dicen que él “era muy gentil, dedicado, tranquilo, educado”. Vivía su religión islámica de un modo riguroso, pero no se lo conocía como alguien radical.



En su apartamento fue encontrado un video en el cual jura fidelidad al ISIS y promete llevar a cabo atentados. El ministro del Interior, Gérard Collomb, hablando con la prensa, declaró que “ya hemos pasado de un terrorismo sofisticado a un terrorismo en el cual, para cometer agresiones, pueden servirse de cualquier herramienta”.

Las fuerzas del orden han quedado sorprendidas por el uso del martillo como una nueva arma de ataque, utilizada contra un policía armado con pistola.

Según el politólogo Olivier Roy, citado por AsiaNews, el identikit de los nuevos terroristas de Daesh está formado por “perdedores, marginados, desarraigados”. La falta de kamikazes más profesionales y más preparados desde el punto de vista ideológico, se debe al cerco sofocante que se ciñe en torno a las “capitales” del Estado Islámico, Raqqa y Mosul.