El Papa Francisco visitará Fátima los próximos 12 y 13 de mayo para conmemorar el centenario de las apariciones de la Virgen y canonizar a los pastorcitos Francisco y Jacinta. La expectación es máxima en el ámbito católico ante un acontecimiento histórico.
El patriarca de Lisboa, el cardenal Manuel Clemente, ha afirmado en el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de los obispos de Portugal que el Papa llega a Fátima en medio de un “escenario mundial agitado”.
“Los problemas globales son muchos y el sentimiento de peligro aumentó exponencialmente, cuando se sabe o se cree saber de todo y de todas las partes, siendo así demasiado rápido para ser discernido, situado e integrado”, afirmó el patriarca, tal y como recoge Aciprensa.
Las similitudes de hoy y de cuando se apareció la Virgen
El Cardenal Clemente recordó señaló que en medio de las noticias de la guerra, el mensaje de los tres pastorcitos no coincidía con “las noticias corrientes”. “En pleno conflicto mundial, con grandes dificultades para el curso normal de la vida de la Iglesia”, aparecen “tres niños en una sierra recóndita a decir lo que decían, insistentemente”.
El Patriarca de Lisboa explicó que este mensaje “básicamente consistía en un llamado a la conversión, a cambiar de vida, en responder a los llamados de la Madre de Cristo, para solo así lograr la paz, la única manera de garantizar el futuro”. “Eso fue en ese entonces y no sé si será muy diferente hoy en día”, resaltó.
El cardenal también indicó en su discurso que “cien años después, lo que comenzó con los pastorcitos se fue tornando en algo propiamente ‘pastoral’, como contenido y práctica marcantes. Una marca de fondo que, incluso cuando pasó desapercibida, acabó por tocar a mucha gente y moldear muchas cosas, más de lo que parece”.
Los grandes males "tienen una raíz más profunda"
El cardenal observó que “mucha gente fue percibiendo, también a partir de Fátima, que los grandes desastres humanos y personales tienen una raíz más profunda y una consecuencia más duradera de lo que inmediatamente parece”.
En ese sentido, indicó que “de la visión del infierno en el que podemos caer -y las imágenes con que los pastorcitos lo vieron que no son tan diferentes a las que hoy transmiten los medios, de repetidas destrucciones y carnicerías por todo el mundo- los niños videntes entraron en el Corazón de María, al que la gracia divina volvió inmaculado, para que con ella respondamos en Cristo a la voluntad creadora de Dios, por nosotros y por los demás, ‘principalmente por los que más lo necesitan’".
“Así seguiremos un camino de conversión y regreso en que, por la vía empinada que nos lleva a la Cruz, la salvación acontecerá finalmente”, afirmó el Cardenal Clemente. Asimismo, destacó que Fátima trajo un “mensaje de esperanza” que tiene “sus raíces en la misericordia divina frente a los males del mundo”.
La puerta salvadora
El cardenal comentó la carta de los obispos portugueses Fátima, señal de esperanza para nuestro tiempo, publicada por los 100 años de las apariciones en el que se señala que "cada uno de nosotros tiene el reto de responder al llamado de Dios para combatir el mal desde lo más profundo de su ser, para entender el significado de la conversión y sacrificarse por los demás, al igual que los tres niños, en su pureza e inocencia".
Ante este reto, afirmó que “así nos aproximaremos a lo que atrae a tanta gente a Fátima, de forma individual o grupal, de Portugal o del mundo entero, ciertamente en las necesidades y urgencias de cada uno y de los suyos”.
El patriarca de Lisboa recordó las palabras de Sor Lucía, una de las videntes, para enfatizar que “en Fátima se abrió una ‘puerta salvadora’ por la cual, aunque es estrecha, se accede a la Fuente que nos sacia finalmente”. “Lo más importante de Fátima es el constante caudal de conversiones que suceden aquí, con un valor incalculable para beneficio propio y de los demás”, concluyó.