Maksym se prepara hoy en Roma para ser sacerdote, pero durante años no tuvo contacto apenas con nada religioso. Su familia, en Ucrania, tenía más contacto con el mundo militar y fue precisamente una misa con un capellán militar lo que cambió la vida de este joven ucraniano. Ha explicado su testimonio a Natalia Kindrativ e Irynka Hromotska en Vatican News.
Al cuarto año de estudios militares, conoce a los capellanes
El tío de Maksym es coronel, a cargo de un regimiento de helicópteros. “Cuando me preguntaron qué quería hacer dije que quería volar como mi tío. Pero mis padres estaban tan asustados que me convencieron para ir a cualquier otro sitio, menos en aviación", explica.
Entró a estudiar en el Departamento de Inteligencia de Artillería. En su cuarto año de estudios conoció a los capellanes militares. «Son personas muy interesantes», revela.
«Un capellán iba a un orfanato y yo le acompañaba. Era como un soplo de aire fresco después del duro mundo militar”. Con ellos descubrió algo que no había visto nunca antes: la liturgia, en concreto la liturgia grecocatólica o bizantina. «Era tan profundo, tan conmovedor. No entendía lo que se decía, pero era fascinante e impresionante”, explica.
Así Maksym empezó a rezar, algo completamente novedoso para él. Y rezaba para entender qué hacer con su vida. ¿Quería quedarse en el ejército? No lo tenía ahora tan decidido. En esta época de oración durante sus estudios militares, tomó la decisión de confesarse y comulgar por primera vez.
Maksym en el colegio de San Atanasio en Roma
«Me sentí tan feliz y en paz», relata. «Entré en una relación cada vez más profunda con Dios. Fue una profunda conversión personal”. Después de lo que él llama «un ambiente militar desordenado», Maksym dice que se siente libre: «pude crecer, podía hacer una elección”.
Psicología en el seminario: para llegar a la gente
Maksym decidió entrar en el seminario. «Fue un shock para mis parientes, mis comandantes y amigos”, recuerda.
Allí descubrió otro mundo nuevo: el de la psicología. «Me interesaba porque me daba una mejor comprensión de mí mismo, la oportunidad de reconocer espiritualmente mi vocación”. Le fascinó como una "vocación dentro de otra vocación".
Maksym considera que las disciplinas teológicas pueden ser más bien teóricas y filosóficas. Según él, la psicología es diferente, es muy práctica, toca la «realidad psicoespiritual» de la gente. «La psicología abre la puerta a personas que no están en la Iglesia y que tienen dificultades en la vida», continúa. «Proporciona herramientas, conocimientos y enfoques para comunicarse con ellos”.
Maksym piensa que la teología y la psicología pueden combinarse de manera práctica. Su deseo es ejercer ambas cosas a la vez, ser terapeuta y sacerdote. Ahora estudia en Roma y dice que ha conocido a gente que combina bien ambas cosas.
La dimensión universal de la Iglesia
Ahora estudia en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma y vive en el Pontificio Colegio Griego de San Atanasio, donde se alojan clérigos y estudiantes católicos de rito bizantino, sobre todo ucranianos, griegos y otros europeos orientales. «Fue una oportunidad para estudiar en una universidad donde hay muchas nacionalidades», revela.
Maksym desde el balcón puede ver las cúpulas vaticanas y,
en cierto sentido, la universalidad de la Iglesia
En Ucrania Maksym sólo conocía la Iglesia católica de rito bizantino, la mayoritaria entre los católicos allí. En Roma conoció no sólo el rito latino sino que "mi visión espiritual se amplió, vi el ejemplo de una Iglesia abierta a la gente, una Iglesia accesible».
Maksym cree que estudiar en Roma ha influido mucho en su vocación. «Durante mis estudios, comencé a sentirme mucho más entusiasmado en mi búsqueda personal», dice. «Roma me ha ayudado a desarrollar ulteriormente mi espiritualidad y a reafirmarme en mi verdadera vocación”.
Fiesta de San Atanasio (con liturgia bizantina) en el Colegio Griego de Roma