El santuario de Fátima es un lugar especial, donde se reza desde 1917 por la conversión de Rusia y desde febrero de 2022 por la paz entre Rusia y Ucrania. Allí van a coincidir el 1 de agosto, y quizá más días, jóvenes rusos y ucranianos, todos ellos devotos de la Virgen, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa.
Hay rumores de algún acto simbólico en Lisboa en el que participen unidos jóvenes rusos (quizá no llegados de Rusia) y ucranianos. Pero no se sabe de actos conjuntos en Fátima.
"Rusia esparcirá sus errores"
¿Por qué Fátima es un lugar especial? El 13 de julio de 1917, meses antes de la Revolución Bolchevique y un año antes de que el Zar Nicolás y su familia fueran asesinados, la Virgen de Fátima se apareció a los tres niños pastores, Francisco, Jacinta y Lucía, en la cueva de Iria-Fátima, y les pidió "la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará".
Habitualmente se ha entendido que los errores que Rusia esparció fueron el ateísmo y comunismo, sistema que llegó a gobernar sobre un tercio de la superficie habitada de la tierra, con resultados nefastos allí donde se implantó y persecuciones contra los cristianos.
En 1984 Juan Pablo II realizó una consagración del país al Inmaculado Corazón. Dos semanas después, Mijail Gorvachov era elegido segundo secretario del Partido Comunista y un año después empezaban en la URSS los pasos de apertura y cambios de la Perestroika.
En 1990 se disolvía la URSS y era posible evangelizar sin persecución en Rusia. Millones de rusos adultos se bautizaron en un par de años, aunque sin recibir ninguna catequesis ni integrarse en comunidades. ¿Se convirtió Rusia? En realidad, en Rusia apenas un 2% de la población va a misa (ortodoxa) en Navidad o Pascua, pero muchos consideran que con la frase "Rusia se convertirá y habrá paz" la Virgen se refería a la libertad para evangelizar y para que quien quiera viva los sacramentos, algo que hoy se da en Rusia (mientras no se insista mucho en temas de Doctrina Social sobre libertades políticas).
La Ucrania del s.XXI: población cada vez más religiosa
Disuelta la Unión Soviética, en agosto de 1991 Ucrania se independizaba. Su población era más religiosa que la de Rusia, y lo sería cada vez más en las 3 décadas siguientes. En el año 2000, se declaraban creyentes un 60% de ucranianos; en 2016, lo hacía un 70%. Parece que la mitad de los que titubeaban entre creer y no creer (un 22% en el 2000) se fueron haciendo creyentes, porque en 2016 eran solo un 10%.
Un sondeo de 2016 del centro Razumkov detectaba que en el Oeste del país, la zona con más católicos y más influencia polaca, que perteneció al antiguo Imperio Austro-Húngaro, se declaran creyentes el 91%. En esa región, el 30% de la población era grecocatólica (el 60% en la provincia de Leópolis). En cambio, en el Este, en el Dombás, con ciudades industriales creadas de la nada por los soviéticos y pobladas por obreros traídos de Rusia, los creyentes eran sólo un 57% y los grecocatólicos casi indetectables.
En febrero empezó la invasión rusa de Ucrania a gran escala y la actual guerra. Tras más de 500 días de bombardeos y unas 9.000 víctimas mortales civiles, con cientos de miles de soldados movilizados en el frente y decenas de miles de soldados muertos o mutilados, en las zonas de Ucrania ocupadas por Rusia no queda ni un sólo sacerdote católico, ya que son expulsados o encarcelados (como los dos curas de Berdiansk detenidos por los rusos desde noviembre).
Los jóvenes rusos y ucranianos que llegan a Fátima y la JMJ arrastran sus propias heridas.
Los que van a Fátima
Mientras a la JMJ llegan cientos de peregrinos de países exóticos (unos 300 de Hong Kong, por ejemplo), de Rusia llegan sólo 18, y se saben embajadores en circunstancias extrañas. Pero los jóvenes católicos rusos están acostumbrados a ser minoría dentro de la minoría: de 143 millones de rusos, sólo unos 800.000 son católicos. Viven muy dispersos por un territorio enorme.
A veces les miran raro: allí es infrecuente ser joven e ir a la iglesia, y mucho más a la iglesia católica. Los 18 de la JMJ llegan de las parroquias de Moscú, de San Petersburgo y de la ciudad de Samara. Les acompaña el padre Markus Novotni, un formador del seminario de San Petersburgo.
Cuando acabe la JMJ y vuelvan a Rusia tienen que acudir a un "Encuentro de la Juventud de Toda Rusia" en San Petersburgo, del 23 al 27 de agosto, en el que participan unos 400 católicos (y amigos de ellos). Los peregrinos contarán a sus hermanos, llegados de todo el país, lo que han vivido en Portugal, en Fátima y en Lisboa.
En cuanto a los jóvenes peregrinos ucranianos, según declaraciones del obispo Américo Aguiar hace pocos días en el National Catholic Register, serían oficialmente menos de 300, pero hay decenas de miles de jóvenes ucranianos refugiados en España y Portugal (sobre todo chicas y adolescentes), y es probable que en la misa final con el Papa aparezcan muchos más que esos 300.
Jóvenes católicos de Ucrania en el santuario mariano de Zarvanitsia con las camisetas de la JMJ el 15 de julio.
En Fátima, el 1 de agosto, los jóvenes ucranianos tienen agendado un rezo del Akathistos a las 10 de la mañana (una larga oración oriental de alabanzas a la Virgen), con el obispo Ivan Kulyk, de Kamianets-Podilskyi, y una predicación del obispo auxiliar Maksym Ryabukha. Hay al menos otros 3 obispos católicos ucranianos en la JMJ (incluyendo el de EEUU, Boris Gudziak).
Ya en Lisboa, el sábado 5 de agosto, se celebrará una Divina Liturgia (misa bizantina) por la paz en Ucrania, presidida por el obispo grecocatólico de París, Hleb Lonchyna, y con homilía del obispo Dionisii Lyakhovych, obispo grecocatólico en en Italia.
Preguntado por posibles actos conjuntos de rusos y ucranianos, Aguiar, máximo organizador de la JMJ de Lisboa, comenta: "No está aún claro lo que pasará. Estamos trabajando para que en uno de los momentos clave, sea en la bienvenida, en el Viacrucis, la vigilia o la misa, haya un encuentro que implique a ambos. Creo que hay jóvenes rusos y jóvenes ucranianos que quieren paz. Y la paz no va contra nadie. Es 'yo quiero paz contigo, tú quieres paz conmigo'. No es: 'eres malo y yo soy bueno'".
En el vídeo, el encuentro mariano en Zarvanitsia con el obispo Aguiar:
Aguiar y los jóvenes ucranianos en Zarvanitsia
El pasado 15 de julio, en el santuario mariano de Zarvanitsia, en Ucrania, cientos de jóvenes se reunieron en oración, con el obispo portugués Américo Aguiar y el líder de la iglesia grecocatólica, el arzobispo Sviatoslav Shevchuk. Según dijo Shevchuk, miles de jóvenes ucranianos querrían ir a Lisboa pero la guerra se lo impide. "Es nuestra juventud la que está siendo crucificada hoy por un criminal ruso. Algún día, tal vez, aprenderemos sobre todos los héroes que todavía no conocemos hoy", proclamó ante los peregrinos y Aguiar.
Shevchuk pidió a Dios que los jóvenes ucranianos "sientan que tienen millones de hermanos y hermanas en todo el mundo que los apoyan, que rezan por Ucrania, que nos ayudan a alimentar a los hambrientos y a salvar a los que la guerra y el agresor ruso condenan a muerte y les quitan el derecho a la vida".
Aguiar explicó que antes de ir al santuario mariano estuvo rezando en el cementerio del Campo de Marte en Leópolis donde están enterrados muchos jóvenes militares ucranianos. A los jóvenes ucranianos les dijo: "Vine de Portugal con Nuestra Señora de Fátima en mi corazón. Qué hermoso encontrar a la Madre de Dios aquí en Ucrania. Dejamos nuestras alegrías, nuestras tristezas, todas nuestras lágrimas y sonrisas en el corazón de la Madre. He venido aquí a orar con vosotros, por todos los que ahora defienden heroicamente a su país. Los jóvenes de Lisboa ya esperan para recibir a los que llegan con los brazos abiertos. Y a los que no puedan venir o ya estén en el cielo, los llevaré a Lisboa en mi corazón".
Los jóvenes ucranianos también tenían un discurso preparado, sincero, amargo y realista.
"Hoy, nuestros corazones están llenos de rabia e ira contra aquellos que destruyeron nuestra paz. El perdón es un don. Necesitamos reconciliación interior para perdonar a los que vinieron a matarnos", leyeron ante el obispo con franqueza.
"Cientos de miles de jóvenes no pueden asistir a la JMJ este año. Están en primera línea, defendiendo nuestra libertad y la tuya. Eligen el derecho a la vida estando dispuestos a morir. Hoy, nuestro joven corazón sangra no solo por las bombas rusas, sino también cada vez que quieren reconciliar a la víctima con el violador, con los que violan a nuestras madres, hermanas, esposas. Gracias por venir a compartir nuestro dolor, gracias por sus oraciones y apoyo", concluía su mensaje.
Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218 .