"En Oriente Medio, de todas las minorías, los cristianos son los que más han sufrido y los que más están sufriendo. Las cifras son espantosas. Apenas hay 150.000 cristianos en Irak, cuando antes eran millón y medio. Se ignora el paradero de medio millón de cristianos de Siria. Puede que los hayan matado o tal vez hayan emigrado", denuncia el Patriarca moscovita.
"Si antes de esta crisis, los gobernantes [de Oriente], incluyendo los laicos, se veían obligados a tener en cuenta la presencia de los cristianos y planificar su política interior de forma que respetase el equilibrio, ahora ya no hay equilibrio que respetar.
"Por eso, nuestro encuentro con el Papa se centró en nuestra preocupación por los cristianos en Oriente Medio", añadió. "Es una preocupación sincera basada en nuestra convicción común de que hay que dar pasos decisivos para salvar a los cristianos. Claro que es importante detener el derramamiento de sangre en general, que quede claro, nos referimos a todos los que sufren. Pero aquí no se trata de la desaparición del Islam en esos países, sino del exterminio de los cristianos".
Comenta luego que si de verdad los países quisieran vencer al terrorismo allí deberían conseguirlo. "¿Qué es Estado Islámico? Vencimos conjuntamente al fascismo que esclavizaba Europa". Piensa que el terrorismo y el problema de los refugiados tendrían solución "fácil" con unidad. "Como cristianos nos queda rezar y trabajar todos juntos para que todos los países vean la necesidad de trabajar en coordinación". "Cuando decimos que una coalición toma una postura y Rusia toma otra... ya no podemos tolerar posturas distintas, tenemos que ponernos de acuerdo".
Y añadió: "En este sentido me causaron buena impresión las declaraciones del nuevo presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien habló claro de la necesidad de solucionar el problema del radicalismo islamista y del terrorismo". El Patriarca admite que no conoce a Trump, pero cree que sus declaraciones sobre el tema son "esperanzadoras" y "las de otros no lo eran".
Después el Patriarca comenta el uso de lo "políticamente correcto" para reducir la presencia de la fe en occidente. "¿Por qué en vez de usar la palabra Christmas se usa Xmas? Nos dicen: es para no ofender a los no cristianos. Pero si preguntamos a los musumanes si les molesta la palabra Christmas, dicen que no. Si les preguntamos si les ofenden los árboles de Navidad en la calle dicen que tampoco. Si no ofenden a los musulmanes, ¿a quién? Lo más seguro es que a nadie", advierte.
Europa se desarrolló con fuentes cristianas, dice el Patriarca. Aunque admite que hubo otras fuentes de origen, "no se desarrollaron y actualizaron a lo largo de los siglos, como sí hicieron las ideas morales cristianas de las que han nacido legislaciones enteras. Cuando Europa rechaza estas raíces por lo políticamente correcto, surge la pregunta: ¿es corrección política o es otra cosa? Nos lo preguntamos sobre todo nosotros, los que sufrimos persecución por parte de los ateos en tiempos de la URSS. Entonces también decían que era por la libertad y los derechos del hombre y un futuro mejor, pero solo los creyentes estuvieron bajo la presión del Estado hasta la llegada de la Perestroika. Ya llevaban mucho tiempo sin luchar contra burgueses, capitalistas o terratenientes, la economía de la URSS casi era ya de mercado... pero siguieron luchando contra la Iglesia hasta el final".
E insiste: "Los que hemos pasado por eso no nos fiamos cuando bajo pretexto de lo políticamente correcto, de 'derechos y libertades para todos', existe una clara discriminación de las persones que desean profesar sus convicciones cristianas".
A su modo de ver, el multiculturalismo "no tiene futuro porque supone una mezcla de culturas y religiones que se agita con fuerza para formar con esos líquidos un 'cóctel' uniforme". "Si el multiculturalismo significa debilitar la propia tradición cultural y religiosa podría significar la discriminación de aquellos a los que se exige que renuncien a su tradición. Este criterio es una fuente de división muy peligrosa. En Rusia vivimos en una sociedad plurinacional, pero nunca existió la idea del multicultiralismo, ni siquiera en tiempos de la URSS. Proclamaron una nueva comunidad, el pueblo soviético, pero todos veían que los turcomanos seguirían siendo turcomanos, los uzbecos serían uzbecos, los tayikos, tayikos, los rusos, rusos, los judíos, judíos..."
"La política debe apoyar a todo el mundo, a cada persona, para que se sienta integrado en su país", pide el Patriarca, y no "hacer un cóctel borrando fronteras entre culturas". Eso, asegura, en Occidente "deberían haberlo hecho antes, no ahora, cuando llegan a Europa tantos inmigrantes de otras culturas con actitud negativa a los países donde ahora residen".
El patriarca después parece hablar de cómo los inmigrantes musulmanes y de otras religiones orientales se sienten viviendo en un Occidente que es tan secularista que resulta agresivo para los creyentes de distintos credos.
"Mucha gente guarda rencor a la civilización occidental, entre otras razones por la actual secularización radical, que yo llamaría incluso agresiva. Un creyente se siente incómodo en una sociedad agresivamente secular, igual que no nos sentíamos cómodos en una sociedad agresivamente atea. Cuando desaparezca la agresión, la gente empezará a sentir simpatía hacia toda la población del país", aseveró el patriarca.
Después el Patriarca se plantea la necesidad de defender la virtud desde la ley. "Pueden fijarse en cualquier personaje bueno de la literatura inglesa, francesa o rusa y verán que tiene los mismos rasgos de carácter. Son culturas distintas y regímenes políticos distintos, pero la bondad es la bondad y la maldad es la maldad. Cualquiera entiende quién es el bueno y quién es el malo. Lo siente en su corazón según la naturaleza moral del ser humano. Según esa naturaleza que creemos que nos dio Dios, se creó la legislación, que describía la naturaleza humana en términos jurídicos. Entendemos que robar es malo, y ayudar a la gente es bueno. La ley explica qué es el robo y que pena le espera al que roba. Ahora, por primera vez, las leyes empiezan a justificar lo que no se corresponde con la naturaleza moral del ser humano. Son leyes que van contra la naturaleza del hombre. Se pueden comparar con las leyes del apartheid en Sudáfrica o las leyes fascistas, cuando la ley iba contra la naturaleza moral. Y la gente se alzó contra esa legislación".
"[Desde la Iglesia] No juzgamos a nadie que haya elegido determinada orientación sexual, depende de la voz de la conciencia de cada uno. Ya es cosa suya, por supuesto no se puede discriminar a esas personas y menos castigarlas como lo hacen en algunos países. Sin embargo, su modelo de conducta bajo ninguna condición se puede establecer como norma ni ponerse al mismo nivel que el procedente de la naturaleza moral del ser humano. Se trata de las relaciones naturales entre hombre y mujer, de formar una familia y traer hijos al mundo; por eso vemos mucho riesgo en ese tipo de evolución para la existencia de la humanidad".
Después, el Patriarca añade: "La Iglesia debe decir que eso está mal. Pero sabemos que a muchos representantes de la Iglesia se les tapa la boca con la fuerza del poder. Un pastor protestante dijo en una homilía que era pecado y le castigaron con pena de prisión. Eso me recuerda a lo que pasaba en la Unión Soviética durante el totalitarismo. En los países que se proclaman libres pueden castigarte por expresar tu opinión. Es una tendencia peligrosa".
El Patriarca habla también de la fe en nuestra época. "Yo no creo que el desapego de los jóvenes por los valores cristianos sea un proceso natural. Es el resultado de una intervención en la conciencia de la gente y no sólo de los jóvenes. En las películas, la TV, la literatura se está formando un paradigma ideológico perfectamente claro dirigido a la destrucción de estos valores morales y religiosos. Crean una imagen de vida feliz sin Dios, sin revisar las acciones a la luz de la conciencia. Se excluye a Dios premeditadamente de la vida del ser humano, no es una tendencia accidental".
"Hoy los cristianos están en minoría, hoy los valores que predicamos o bien son frecuentemente descartados, o bien ignorados. ¿Y eso por qué? Porque lo que nosotros proponemos a la gente es elevación, ascender hacia lo alto, mientras que la actual cultura de masas propone es precipitarse a lo más bajo. Si el hombre vive conforme al instinto, si la civilización se rige por el instinto, la mayoría seguirá ese camino porque es más cómodo, ¿para qué complicarse la existencia? Pero el Evangelio lo dice: "angosto es el camino que conduce a la salvación". En cierto sentido esta senda siempre se relacionará con realizar hazañas. Pero sin esa senda la humanidad se hundiría en el abismo".
A continuación, acude al Evangelio. "Tampoco Cristo logró convencer a todos los que le escuchaban, el resultado de su predicación fue que acabó en la Cruz -aunque luego resucitó-; desde un punto de vista materialista es un fracasado. Si no se cree en la Resurrección, ¿qué sentido tiene la muerte y el martirio? Todos los apóstoles, excepto Juan, sufrieron martirio. ¿Fueron desdichados, perdedores? Lo perdieron todo. Pero a los 2000 años el Evangelio sigue inspirando a la gente, a los escritores, a los artistas... y lo más importante es que Cristo sigue hallando lugar en el corazón de mucha, mucha gente. Hoy vemos en Rusia unas enormes ansias de fe entre la gente. En mi opinión estamos ante un fenómeno de proporciones históricas, la restauración de la vida de la Iglesia, las ansias de fe de los jóvenes... El camino hacia el Cielo ha sido y será duro, pero lleva a la salvación".
La entrevista al Patriarca doblada al español por RT