Francia ya ha iniciado el camino hacia las elecciones presidenciales que el próximo mes de abril dilucidarán quién ocupará el Palacio del Eliseo durante los próximos cinco años. Y ahora todos los ojos están puestos en este país tras lo ocurrido en Estados Unidos o en Reino Unido con el Brexit.

Los Republicanos, el partido de la derecha francesa cuyas siglas hasta el 2015 eran UMP, realizaron este domingo la primera ronda de las primarias del partido. Nicolas Sarkozy apuntaba como favorito ante otros candidatos como François Fillon, Alain Juppé, Nathalie Kosciusko-Moziret, Bruno Le Maire, Jean-Fréderic Poisson y Jean-François Copé.

Finalmente, se produjo una gran sorpresa y hubo un vencedor claro en esta votación, el exprimer ministro Fillon, que se enfrentará en la segunda vuelta a Juppé, quedando contra todo pronóstico Sarkozy fuera de la lucha para la presidencia francesa. Fillon consiguió el 44,1% de los votos, frente al 28,4% de su nuevo rival. Además, Sarkozy ya ha pedido el voto para Fillon de cara a la segunda vuelta.


Precisamente, Fillon es un declarado católico y no sólo no lo ha ocultado durante esta campaña en el partido sino que se ha mostrado orgulloso de serlo. Religión en Libertad publicó el pasado mes de septiembre un perfil de este candidato católico que tiene serias posibilidades de llegar al Eliseo. Previsiblemente, en esta lucha se encontrará con Marine Le Pen, del Frente Nacional, primera en las encuestas.

En su programa de cara a las elecciones, Fillon presenta tres propuestas importantes: la defensa de la familia, la protección a los cristianos perseguidos y la lucha contra el islamismo radical dentro de Francia.


En cuanto a la familia, el político conservador se opuso firmemente a la Ley Taubira que aprobó los matrimonios homosexuales y desde la izquierda y el feminismo radical le acusan de ser el candidato más cercano de su partido a la Manif pour Tous, el movimiento profamilia que puso en jaque a Hollande.

De hecho, el lobby LGTBI inició un furibundo boicot a unos empresarios de moda que fabrican galletas y otros dulces porque uno de sus fundadores alabó a Fillon. Y por ello fue tildado de homófobo y provida.

En este sentido, Fillon quiere reescribir la ley de filiación: “He hablado con expertos y abogados y he escrito un texto que se basa en el principio de que un niño siempre es el resultado de un padre y una madre”.


Por ello, pretende limitar las adopciones a las parejas heterosexuales al igual que la procreación médica asistida para que sólo pueda ser utilizada por parejas infértiles pues debe ser “una solución médica para un problema médico”. Y también quiere prohibir los vientres de alquiler, “una inaceptable explotación del cuerpo de las mujeres”.


Francois Fillon, durante un acto de apoyo a los cristianos perseguidos

Por otro lado, Fillon une el problema islamista de Francia con el exterminio de los cristianos en Oriente Medio. Para el precandidato, “defender las comunidades cristianas de estos países es defender el diálogo de las religiones y la culturas. Es de vital importancia para Francia”.


El ex primer ministro habla de “totalitarismo islamista” y cree que después de la eliminación de los cristianos vendrá la expulsión o exterminio de todos los judíos de Oriente Medio y siguiendo esta teoría pronto a los europeos les aplicarán esta misma política de los islamistas: “territorio es igual a religión”.

De este modo, cree que “si permitimos que expulsen a los cristianos de Oriente vamos a facilitar el nacimiento de estados confesionales” generando un “choque de civilizaciones” que ya está en estado embrionario.


François Fillon ha explicado en varias entrevistas durante los últimos meses su relación con el catolicismo. Fue educado por los jesuitas y allí aprendió a dar la batalla, en este caso en la política. Pero su vida ha estado realmente marcada por la abadía benedictina de Solesmes.

Él vive junto a ella y pasa grandes ratos con los monjes que residen allí. “Por así decirlo, los monjes me han adoptado. Después de todo, podrían haber tenido una actitud distante pero no ha sido el caso”, indicaba.

Relataba Fillon que observando como en la abadía llevan más de mil años observando la regla de su fundador, “esta lealtad me lleva a pensar en la profundidad de nuestra historia y en nuestra identidad”. Y destacó su relación con los monjes: “Aunque no tuviesen radio y televisión es posible discutir con ellos sobre lo que ocurre en el mundo. Los monjes no son interlocutores con los que se pueda ser superficial”.

Sin embargo, su catolicismo viene marcado en él desde su infancia gracias a los scout católicos. “Me dejó una verdadera fe católica”, aseguraba, destacando que esta ayuda fue clave para su fe y para consolidar su presencia a la misa dominical.