Este domingo de Resurrección ha sido diferente en París después de que un terrible incendio asolara la catedral de Notre Dame. Este hecho ha trastocado a todos los católicos parisinos y también a su arzobispo, Michel Aupetit, que cree, sin embargo, que lo ocurrido en el centenario templo gótico consolida aún más la creencia en la Resurrección.
Monseñor Aupetit celebró la misa crismal en la iglesia de San Sulpicio, que también sufrió un incendio recientemente, y la Vigilia Pascual en la iglesia de San Eustaquio, cercana a la catedral.
Cristo Eucaristía como el centro de todo
En su homilía de Pascua, tan sólo seis días después del incendio, el arzobispo de París confesó que la primera preocupación que tuvo aquel día fue salvar el Cuerpo de Cristo que estaba en el Sagrario.
Al recordar los pasajes de las Escrituras donde los discípulos de Jesús encontraron la tumba vacía, Aupetit recordó el testimonio de María Magdalena a Pedro y Juan al ver la tumba vacía y no saber dónde estaba el cuerpo de Jesús.
“'¿Dónde está el cuerpo del Señor?'. Esta es la pregunta que me surgió el lunes por la noche durante el incendio de Notre-Dame de Paris: '¿Dónde está el cuerpo del Señor?' Era necesario salvar la catedral, el tesoro, formado por las piezas de platería acumuladas a lo largo de los siglos.También era necesario guardar, para los creyentes, esta reliquia infinitamente preciosa: la corona de espinas de Jesús traída por el rey San Luis", continuó.
Según recoge Crux, Aupetit insistió en una idea que ya mostró a los medios de comunicación durante la semana y fue el recordar que la catedral no fue construida para albergar tesoros sino el Cuerpo de Cristo: "Es para este Cuerpo, velado bajo la apariencia de un trozo de pan para lo que se construyó esta catedral”. “¿Qué es más precioso? ¿La catedral, el tesoro o este trozo de pan?”, preguntó.
El sentido de la catedral
Si bien dijo que la reconstrucción de Notre Dame es una prioridad, enfatizó que tales esfuerzos no pueden eclipsar la razón misma de su existencia. "Queremos salvar la catedral", dijo Aupetit. "Este espléndido escenario pretendía ser la magnífica manifestación del genio humano que rinde homenaje al amor de un Dios que se entrega por amor y que, para darse a sí mismo, se convirtió en uno de nosotros".
El arzobispo también rindió homenaje a los bomberos y al capellán del cuerpo, el padre Jean-Marc Fournier, quienes entraron entre las llamas para salvar las reliquias y las Sagradas Formas. "Él [Fournier] también asumió riesgos para salvar este trozo de pan porque es el Cuerpo resucitado de Nuestro Señor lo que celebramos hoy, como celebramos todos los domingos, que se ha convertido en el día central de nuestra semana porque es el día de su Resurrección”, dijo Aupetit.
En su homilía, Aupetit buscó enfatizar la naturaleza extraordinaria de los elementos terrenales que otorgan poderes sacramentales. “Este pan da a quienes la reciben vida eterna, nos abre las puertas del cielo, nos hace participar en la resurrección de Cristo”.