Este martes de ha celebrado en la catedral de Rouen el funeral por el alma del sacerdote Jacques Hamel, degollado el pasado 26 de julio por dos terroristas islamistas, Adel Kermiche y Abdel-Malik Petitjean, cuando celebraba misa en su iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, en Normandía.
Una larga procesión acompañó el féretro con los restos de Hamel antes de una misa oficiada por el arzobispo de Rouen, Dominique Lebrun, y concelebrada por varios obispos (entre ellos su antecesor, Jean-Charles Décubes, y el arzobispo de Marsella y presidente de la conferencia episcopal francesa, Georges Pontier) y decenas de sacerdotes en presencia del ministro del Interior, Bernard Cazeneuve y otras autoridades locales y regionales.
El presidente François Hollande, natural de Rouen, no acudió a la ceremonia, pero mantuvo este lunes una reunión con el alcalde de Saint-Étienne-du-Rouvray, Hubert Wulfranc, en la que este último le agradeció el apoyo de las autoridades.
Unos dos mil fieles asistieron al funeral, buena parte de ellos en el exterior del templo, donde se instalaron pantallas para seguirlo.
Es la despedida pública del ya considerado mártir, dado que el entierro será en la intimidad familiar.