Con barba y pelo largo, Giulio Vannucci tiene pinta de asceta, pero, en realidad ha sido un "músico punk" hasta hace muy poco. Una música que marcó la vida de este ex guitarrista y teclista de una banda de folk/punk de Toscana que ahora se acaba de convertir en sacerdote en la catedral de Prato (Italia). El portal Avvenire cuenta su historia.
"Fue un período en el que me divertí mucho y del que no me arrepiento", dice Don Giulio. Con él, también, se ordenó un ex carabinero: Michele Di Stefano. "El Señor no ha elegido administradores ni superhombres, sino personas sencillas y siempre generosas", fue el deseo que el obispo Nerbini dirigió a los dos sacerdotes.
Ponerse aún más al servicio
Don Giulio, de 38 años, nació en Pistoia, donde vivió hasta hace ocho años, cuando decidió unirse a la comunidad de los Reconstructores de la Oración de Prato, con sede en Villa del Palco. Antes de desarrollar su vocación realizó dos licenciaturas, en letras y en ciencias de la educación, y trabajó como docente y educador. Pero, también, probó suerte con el punk, tocando la guitarra y el teclado en el grupo "i Quanti", muy conocido en la zona.
Don Giulio tiene el pelo rizado y una barba larga, rasgo distintivo de los Reconstructores, una comunidad conocida en Prato por haber creado el proyecto de aldea "Tutto è Vita", una aldea abandonada que han hecho renacer. "Últimamente he sido albañil y acogí a mucha gente que vino al pueblo, una experiencia maravillosa. Para mí, ser sacerdote – dice Don Giulio – significa ponerse aún más al servicio, significa cuidar de todo y de todos".
El carabinero de Dios
A los 19 años decidió convertirse en policía militar y fue enviado a Bardonecchia, en el alto Val di Susa. Allí conoció a Don Mario Bonacchi, que tiene una casa donde acoge a muchos niños durante las vacaciones de verano. El canónigo Bonacchi, como era llamado, fue el origen de muchas vocaciones en la Iglesia de Prato.
Al llegar a Prato en 2009, Michele fue recibido por el entonces obispo Gastone Simoni para asistir al seminario y estudiar teología en Florencia. En la misa de ordenación también estuvo presente una representación del Prato Carabinieri, en nombre de los antiguos miembros del nuevo sacerdote.
"Hoy no es un objetivo alcanzado, sino el comienzo de un nuevo camino, incluso agotador, pero estoy seguro de que no estoy solo y de que cuento con la ayuda de Dios – afirma don Michele Di Stefano -. Mi intención es estar cerca de las personas que sufren, que se sienten solas".