En una Eurocopa de fútbol que ha estado marcada en muchas ocasiones más por la violencia de las aficiones de algunos países que por el fútbol que se ha jugado en los estadios franceses, ha destacado por encima de todo la ejemplaridad de una afición que ha movilizado a decenas de miles de hinchas pero que ha sido un ejemplo para todos: la irlandesa.

A diferencia de sus ‘vecinos’ ingleses que han protagonizado numerosos incidentes, los católicos aficionados de Irlanda han sido puestos como ejemplo de cómo debe ser una afición. Ha sido tal ejemplo que la ciudad de París ha premiado a esta afición y les hará entrega de la llave de la ciudad.

Pero, ¿por qué reciben este galardón? ¿Qué han hecho de especial? En un mundo con cada vez menos valores, especialmente en el fútbol, esta alegre, ruidosa y también cervecera aficion, recordemos que son irlandeses, han mostrado la cara que verdaderamente se quiere mostrar de este deporte. Los irlandeses han acabado ganándose el corazón de todos los franceses de las ciudades por las que han pasado.

Irlanda ha sido uno de los grandes países católicos del mundo. Las persecuciones han forjado una fe y una cultura cristiana que ha calado en el pueblo irlandés. Y aunque la secularización se está notando fuertemente en la isla todavía prevalecen todos los valores católicos que durante siglos se han enseñado a los más jóvenes.

Y esto se debe en gran medida a la enseñanza religiosa en el país. Los colegios católicos son indispensables y la mayor parte de las escuelas del país son gestionadas por la Iglesia Católica por lo que todos los irlandeses reciben todos los días media hora de enseñanza de Religión.

Y pese a que la fe está cayendo en el país del trébol los valores que estas generaciones han recibido están muy presentes en sus vidas. El respeto, la educación y la amabilidad son parte innata de los irlandeses y aquí el catolicismo tiene mucho que ver.

Por ello, no extraña que estos posos de catolicismo hayan hecho que la afición irlandesa no se haya metido en ninguna pelea ni altercado mientras que por la red se han hecho virales vídeos con los que se han ganado a una buena parte de los europeos.



Es por ejemplo el caso de una religiosa que iba en un tren francés y que justamente llega al vagón donde se encontraban los aficionados irlandeses. Si otras aficionados hubiesen podido decir alguna obscenidad o mala palabra a esta monja ya anciana los irlandeses la homenajearon cantando todos juntos el Padre Nuestro que aprendieron en las escuelas católicas del país. Todo ello ante una sorprendida religiosa que no da crédito a que aquellos jóvenes y su amabilidad con ella.


Muy viral ha sido también el vídeo grabado en el metro de Burdeos. Allí iban numerosos hinchas irlandeses y lo normal es que cantaran provocando un ruido ensordecedor. Sin embargo, se percataron de que en el vagón iba un matrimonio con un bebé de apenas unos meses.

Y los irlandeses en vez de cantar a toda potencia sus tradicionales cánticos se acercaron a esta familia y en voz baja cantaron una nana al pequeño para que así se durmiese. Los padres tampoco daban crédito a lo que veían y esta escena se ha convertido en una de las más amables de la Eurocopa.


Tampoco se creían las autoridades francesas lo que veían cuando observaron que los miles de irlandeses que se congregaron en las calles durante el día de partido se ponían a recoger la basura que ellos mismos habían generado.



Tampoco olvidará un anónimo señor francés a los hinchas irlandeses que vieron que había pinchado su coche y que antes de que se diera cuenta ya le estaban cambiando la rueda. O cuando decenas de irlandeses empezaron igualmente a arreglar un coche que otros aficionados habían abollado dejando además al dueño dinero en el vehículo como ayuda.


Estos pequeños detalles han hecho de los seguidores de San Patricio sean galardonados y que en un mundo en el que faltan muchas veces los valores ellos hayan hecho gala de la herencia cristiana. Y es que en vez de enfrentarse a la Policía como han hecho aficiones de otros países se ponían a cantar con ellos e incluso los agentes antidisturbios acaban bailando con los irlandeses.


Porque Irlanda no se puede entender sin el catolicismo ni su gente sería así si no tuviera esa historia.