En el referéndum de este jueves del llamado "Brexit", sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, ha ganado la opción de salir de la UE, con un 52% frente a un 48% por ciento de votos a favor de la permanencia. Votaron 33 millones de personas.
La salida ha ganado en toda Inglaterra y Gales, excepto en Londres. Por el contrario, en Escocia e Irlanda del Norte ganó el voto a favor de la permanencia.
Los obispos católicos de Inglaterra y Gales han declarado que la decisión tomada "debe ser respetada", y que después de una "a menudo rencorosa campaña" se debe recuperar el diálogo con "civismo y respeto mutuo".
El cardenal Vincent Nichols, presidente de la Conferencia Episcopal (que no incluye Escocia ni Irlanda del Norte) avisó de que la salida de la UE exigirá esfuerzos a la población.
También animó a comprender que salir de la UE no significa desentenderse del mundo. "Debemos trabajar duro para mostrar que somos buenos vecinos y un apoyo decidido en los esfuerzos internacionales para afrontar los problemas de nuestro mundo hoy. Oremos para que nuestras naciones se construyan sobre nuestras mejores tradiciones de generosidad, acogida al extranjero y refugio al necesitado".
"Como gente de paz, es el momento de que oremos al tomar el reto de promover la justicia y la paz, con responsabilidad por la dignidad de cada persona humana, especialmente las más vulnerables", afirma el comunicado.
La nota finaliza con una "oración por Europa" escrita por el difunto cardenal Martini de Milán.
Durante la campaña, la jerarquía católica británica no tomó partido aunque muchos notaban que era más bien favorable a la permanencia.
Los católicos de a pie se dividieron, como el resto de los británicos, entre ambas opciones. A favor de la permanencia estaban muchos que consideraban que los fondos europeos ayudaban a obras sociales y caritativas católicas en Gran Bretaña. En contra estaban los que pensaban que la UE disolvía los valores cristianos británicos, por ejemplo, exportando ideología de género y laicismo, aunque a esto respondían otros que Inglaterra producía ideología de género y laicismo ya por su cuenta, sin necesidad de intervenciones europeas.