Este lunes por la tarde se celebró un servicio religioso multiconfesional en la catedral de Bruselas en memoria a las víctimas del doble atentado que causó 35 muertos y 96 heridos.
Convocaba el arzobispo de Malinas/Bruselas, Jozef De Kesel, que presidió el encuentro, con representantes de cristianos ortodoxos, luteranos, armenios, y anglicanos, una delegación del «Ejecutivo de los Musulmanes de Bélgica» y un portavoz de la comunidad judía. No hubo representación política institucional, aunque asistieron los ministros de Justicia y de Empleo. Acudieron familiares de los fallecidos, supervivientes y trabajadores del aeropuerto y de la Cruz Roja.
La catedral, dedicada a San Miguel y Santa Gúdula, se llenó sin abarrotarse. El encuentro fue sereno y emotivo, acompañado por velas y cánticos de la comunidad ecuménica de Taizé, bien conocidos en Bélgica.
En la ceremonia se leyeron los evangelios de la Pascua de Resurrección que, como recordó monseñor De Kesel, «este año no hemos podido celebrar como otras veces».
Uno de los supervientes dijo: “Estoy aquí, principalmente, por los otros. Yo me encuentro bien, pero debo estar aquí para apoyar a las demás víctimas para que estemos todos unidos. Durante estos días tan duros he estado recibiendo el apoyo de muchas personas y ahora me toca a mí.”
Una mujer musulmana fue invitada a leer algunas reflexiones en el encuentro. “Estar invitada aquí, en este lugar, en la catedral de Bruselas, es un símbolo muy fuerte. Significa que estamos juntos, sin importar nuestras creencias, cualquiera que sea el mensaje. Estamos unidos en el sufrimiento”, proclamó.
Antes de iniciarse el encuentro, un representante de los judíos belgas, Philippe Markiewicz, advertía del riesgo de marcar como culpables a muchos por los actos de unos pocos: “Aunque una minoría de los musulmanes actúe contra la ley y la moral, no podemos condenar a toda la comunidad porque la mayoría es, sin duda, honorable”, defendió.
El encuentro se inició con una procesión hacia el altar de representantes religiosos, personal de seguridad y policial, trabajadores, voluntarios de Cruz Roja y heridos. En el altar, depositaron velas. Después se guardaron 5 minutos de silencio.
El diario El País encontró en la catedral a Maite González Gutiérrez, de 22 años y abuelos españoles, trabajadora del aeropuerto que el día del atentado estaba de vacaciones. "Cinco compañeros están heridos. Uno perdió un dedo, otro tiene quemaduras y a otro le han amputado una pierna", contó con rostro serio.
Entre los asistentes estaba también el sacerdote Michel Cristians, de 55 años: “Vengo a rezar por los fallecidos en Bruselas pero también por los muertos en Pakistán, Siria o Irak, de las que no siempre se habla lo suficiente”.
El acto finalizó con un aplauso largo, espontáneo, mientras los heridos, sanitarios y policías se retiraban en procesión, emocionados.
(Imágenes en RTVE.es aquí)