María Laura Mainetti fue declarada oficialmente beata en una multitudinaria celebración en la que se recordó a una monja que fue asesinada en junio del año 2000 por tres chicas adolescentes durante un ritual satánico en Italia. Antes de morir, esta religiosa de las Hijas de la Cruz perdonó a sus asesinas, a las que años antes había enseñado en catequesis.
La ceremonia de beatificación presidida por el cardenal Semeraro, prefecto de la Congregración para las Causas de los Santos, se realizó en el estadio de Chiavenna, en la diócesis de Como, a la que pudieron asistir 2.500 fieles. En su homilía señaló que “la beata María Laura Mainetti invocó del Señor la verdadera caridad” y destacó que “mientras moría perdonaba y regaba por quienes la estaban matando”.
“En el proceso de beatificación un testigo se preguntó: ‘¿Cómo puede una religiosa que vive tanto tiempo en su ritmo ordinario llega a la conciencia de rezar por aquellos que la asesinan mientras la están asesinando casi como reproduciendo una fotocopia del Evangelio?’”, indicó el purpurado.
“Nuestra mártir”, como la denominó en varias ocasiones el cardenal Semeraro, “escribía que su camino espiritual era muy sencillo: debes hacer algo bueno por los demás. También decía que debía darle un sentido pleno a la vida. La santidad es así. No es el fruto del esfuerzo humano, sino que se parece a una pequeña flor en medio del césped”.
Además, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos destacó que la nueva beata “eligió el todo, lo más grande, la verdadera caridad. El terreno para que florezca la santidad no es excepcional, es la fidelidad en el día a día”.
En el momento de su brutal asesinato, sor María Laura Mainetti, nacida el 20 de agosto de 1939, era la superiora de la comunidad en Chiavenna, además de haber ayudado durante años a jóvenes con problemas.
De hecho, este fue el gancho que utilizaron las jóvenes adolescentes para asesinarla y realizar con ella este rito satánico. Ambra Gianasso, Milena De Giambattista y Veronica Pietrobelli tenían 17 y 16 años. Tras cumplir condenas que no superaron los ocho años de cárcel fueron puestas en libertad.
En total, la hermana María Laura Mainetti recibió 19 puñaladas, un error de las jóvenes, cuyo objetivo inicial es que fueran 18, seis puñaladas por cada una de ellas para conformar el número 666. Antes habían logrado reducir a la religiosa mediante un golpe en la cabeza con un ladrillo. Mientras la mataban ella perdonó a las adolescentes.
En realidad, la víctima ideal que deseaban las asesinas era el sacerdote Ambrogio Balatti, pero finalmente desistieron porque era un hombre corpulento y temían no poder reducirlo. Por ello, finalmente decidieron ir a por esta monja siempre dispuesta a ayudar a los jóvenes.
Una trampa y un ritual satánico
Precisamente, fue este el ardid que utilizaron las asesinas. Ambra fue la que materializó la trampa contra la monja. Llamó por teléfono al convento y preguntó por la hermana María Laura sabiendo que ella ayudaba a personas en dificultades. Ahí empezó el engaño.
Se presentó como Erica y dijo a la monja que tenía un problema, que estaba embarazada y que estaba planteándose abortar, y quería pedirla ayuda. Sin pensárselo, pese a que eran las 10 de la noche, María Laura Mainetti, salió en su ayuda y quedó con ella en un parque para auxiliarla y animarla a seguir adelante con aquel supuesto embarazo.
Una vez en el lugar, la religiosa recibió el golpe en la cabeza con el ladrillo. Ya aturdida las jóvenes empezaron a apuñarla de una en una pasándose el cuchillo para completar el ritual satánico. Mientras la mataban sonaba música de Marilyn Manson.
Durante el juicio, las tres asesinas adolescentes confesaron que mientras mataban a la hermana María Laura ella dijo: “Señor, perdónalas”.