El Gobierno checo ofreció recibir a un total de 153 refugiados cristianos iraquíes que tuvieron que huir de su país al peligrar sus vidas y sufrir persecución religiosa. De su traslado y los gastos del primer año de vida en la República Checa se encargó la fundación Generación 21, con ayuda de la Iglesia Católica y una organización humanitaria británica.

Las primeras familias llegaron a Chequia en enero y la llegada de otro grupo se prevé para marzo. Para poder integrarse plenamente en la sociedad checa, los refugiados iraquíes deben aprender checo y adaptarse al estilo de vida local. Al comienzo temían un poco cómo serían recibidos pero, según sostiene Zdeněk Kašpárek, portavoz de la Diaconía de Silesia, los habitantes de Smilovice, por ejemplo, los han recibido muy bien.

“No hemos registrado reacciones hostiles para con los refugiados iraquíes. Todo lo contrario. Cuanto más se habla de este grupo de inmigrantes en los medios de información, tanto mejor es el ambiente aquí en el pueblo. Vino acá por ejemplo una familia que preparó y trajo dos tortas para nuestros amigos iraquíes. Otras familias ofrecen dinero, ropa, ayuda como asistentes, así como alojamiento para el futuro”.

Los refugiados iraquíes afirman que están muy agradecidos a Chequia por haberles ofrecido asilo y quieren ser útiles en este país, aunque admiten que acostumbrarse a otro estilo de vida no será fácil. El interés de las familias iraquíes por conocer cuanto más sobre su nueva patria fue evidente ya después de su llegada a Smilovice, ya que en vez de descansar decidieron conocer el pueblo y sus alrededores, señala Zdeněk Kašpárek.

“Salieron a dar un paseo y se divertían con la nieve, que veían por primera vez en su vida. Hacían muñecos de nieve y estaban maravillados con todo. Por la tarde organizamos una cena con representantes de la Diaconía de Silesia y de las iglesias que participan en este proyecto humanitario. Le siguió una misa en checo y en árabe, con participación de unos 120 habitantes de Smilovice y sus alrededores. Fue interesante rezar todos en conjunto, cada uno en su idioma. Los refugiados iraquíes dirigieron posteriormente saludos a los presentes”.



Al igual que en otros lugares de Chequia, también en Smilovice hubo algunas personas que no querían que los inmigrantes cristianos iraquíes vivieran en el pueblo, pero la mayoría está convencida de que esta convivencia les ofrece una excelente oportunidad de enriquecerse mutuamente y adquirir una nueva experiencia.

En el curso de los próximos dos meses se espera la llegada a Smilovice de otros 20 refugiados iraquíes, que vendrán de Irak y el Líbano.