Y hay quien siente el ecumenismo como una tarea cotidiana, fundacional y vocacional. Es el caso de la Comunidad Berget (www.berget.se), en Rättvik, junto al lago Siljan, en el centro de Suecia.
A la Comunidad Berget la llaman "el Taizé sueco", aunque es mucho más pequeña que la famosa comunidad ecuménica francesa. Nació como una iniciativa ecuménica dentro de la Iglesia de Suecia (luterana) pero la mayoría de sus miembros, tras años de reflexionar sobre la unidad que pedía Cristo, se van a hacer católicos en primavera.
Se trata de 6 miembros de esta comunidad que viven en esta casa de retiros y acogida en el campo. Entre ellos están el responsable de la comunidad, el pastor luterano Peder Bergqvist, con su esposa Marie, y tres exdiaconisas de la Iglesia de Suecia: Ingrid Eriksson, Margaretta Andersson y Anna-Ida Fehn. Y la laica Kristina Andersson.
Durante décadas, en la Comunidad Berget han vivido miembros de distintas iglesias, aunque siempre con mayoría luterana. El centro fue fundado por el pastor Nils-Hugo Ahlstedt en 1962. Su sucesor al frente durante 30 años fue Per Mases, que invitó a cinco religiosos católicos dominicos, de ambos sexos, a establecerse en Berget en 1983. De esa época ha perseverado la hermana dominica Verónica Tournier, francesa. Ella ha ayudado a dar a conocer a grandes figuras de la espiritualidad dominica femenina en Berget.
Sor Veronica Tournier ha vivido décadas en Berget como la única católica estable en la comunidad; pero ahora 6 de los miembros luteranos entrarán en Iglesia Católica
Por Berget pasan peregrinos de todo tipo de espiritualidades. Se alojan en cabañas en el bosque y acuden a los cursos de oración, Biblia, pintura de iconos, relaciones interpersonales, educación emocional, etc… que se celebran allí. Incluso se imparten ejercicios ignacianos.
La hermana Verónica señala que al menos una docena de jóvenes que han pasado por Berget reflexionando sobre su vocación se han hecho religiosos católicos en Suecia.
Berget es un centro de retiros y reflexión; mucha gente gente ha aclarado su vocación en este lugar
Desde noviembre, Peder Bergqvist ya no es pastor luterano, ni las diaconisas tienen ya estatus clerical en la Iglesia de Suecia, al anunciar su deseo de entrar en la iglesia católica. Bergqvist, que es hijo de un pastor pentecostal, hace bromas sobre acostumbrarse a vestir “de civil”, porque a él le gustaba la camisa negra y el alzacuellos.
Pronto recuperará esta indumentaria: el grupo se hace católico en Pascua y él será ordenado diácono, y después, en Pentecostés, será ordenado sacerdote por el obispo de Estocolmo, la única diócesis católica del país, Anders Arborelius, un sueco de familia luterana poco religiosa que se hizo católico entusiasta en su adolescencia.
Peder Bergqvist, el responsable de la comunidad, hace pocos meses, cuando aún vestía de pastor luterano
Bergqvist se suma al número de expastores luteranos con esposa que son ordenados sacerdotes católicos con un permiso especial. Además la Iglesia Católica aplica al pequeño grupo de Berget una fórmula similar a la de los ordinariatos anglocatólicos aunque a menor escala: su grupo es reconocido como una “misión ecuménica católica” para Suecia, y se aprobarán sus estatutos y vocación.
El grupo estuvo en Roma en 2013 tanteando esta posibilidad. Agradecen la acogida católica y que se les aplique la misma fórmula “acelerada” que se usa en Inglaterra, Australia y Estados Unidos con los exanglicanos.
Bergqvist ya no puede oficiar la misa luterana. Pero han conseguido un pastor para que lo haga en Berget y acudirán a ella mientras sean luteranos. También consiguen que venga un sacerdote católico, y acuden a la misa católica, sin poder comulgar, excepto la religiosa francesa.
Católicos y luteranos en Bergqvist han sido siempre serios con limitar la comunión a los miembros de la iglesia correspondiente: quieren que se vea esa fractura en el Cuerpo de Cristo, esa herida que no debe ocultarse ni dejar de escandalizar, porque anima a la unidad real. Por otra parte, acuden a 4 momentos de oración común cada día, y cuentan con abundantes oportunidades de adoración eucarística.
Bergqvist quiere predicar a Jesús y su llamado a la unidad: es su vocación. “Han pasado 500 años desde la reforma”, explica. “La mayoría de las iglesias en Suecia piensan que pueden anclarse en sus formas y llaman ecumenismo a juntarse un rato con los demás. Pero Jesús pide más: pide ‘que sean uno para que el mundo crea’. Esto desafía las estructuras cristianas en Suecia. Y cuando hablamos de que hay que lograr la unidad con el obispo de Roma muchos se incomodan”.
El matrimonio Bergqvist había estado varias veces en Berget como peregrinos, en retiros y oraciones, pero se establecieron definitivamente en 2010. El superior entonces, Per Mases, llegaba a sus últimos días por una enfermedad. Y entrevistó al pastor Peder:
- ¿Usted reconoce la primacía papal? – fue la única pregunta del enfermo líder al pastor luterano hijo de pentecostal.
“Yo no lo había pensado antes… pero supe de inmediato que debía responder que sí”, recuerda Peder.
Per Mases había probado varias fórmulas de ecumenismo durante 3 décadas en Berget, pero con el tiempo se había convencido de que el ecumenismo debía llevar a la unidad con el Papa. Per Mases murió ese año de 2010, a los 76 años de edad, el 24 de diciembre, cuando sonaban las campanadas de Misa del Gallo, después de haber entrado en la Iglesia Católica en sus últimos días.
La viuda de Per, Elsa Mases, sigue viviendo en Berget, un miembro más de la comunidad. Pero se mantendrá como luterana. “Estoy arraigada en la Iglesia de Suecia”, explica ella, “y además tengo la responsabilidad de mis nietos. Represento la Iglesia Sueca para ellos, si no me quedo en ella ellos no lo harán. Y hay fuertes lazos emocionales”.
Elsa Mases, viuda del anterior superior de la comunidad, Per Mases, ha dedicado muchos años a trabajar por la unidad de los cristianos, pero cree que su lugar sigue siendo la Iglesia de Suecia
Ann Ida Fehn, que fue diaconisa luterana, se ha sentido atraída por el catolicismo a través de figuras femeninas como la mística inglesa medieval Juliana de Norwich, la monja Santa Isabel de la Trinidad, la medieval italiana Santa Catalina de Siena y la española Santa Teresa de Ávila. La figura reinstaurada por el Vaticano II en la Iglesia Católica de las “vírgenes consagradas” le atrae poderosamente como posible vocación: una figura que el luteranismo, con sus diaconisas, no ofrece.
Ann Ida Fehn fue diaconisa en la Iglesia de Suecia (luterana); ha explorado la vida y enseñanzas de santas como Catalina de Siena, Teresa de Ávila y Juliana de Norwich... como católica, le atrae vocacionalmente la figura de las vírgenes consagradas
A Kristina Andersson, otra de las futuras católicas, le ha seducido la adoración eucarística y el pleno significado católico de la misa.
Marie Erenius Bergqvist, esposa de Peder, veterana esposa de pastor, ha sentido la atracción de la espiritualidad carmelita: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Wilfrid Stinissen, la revista “Karmel”… También ha leído a Chesterton, que hablaba de cómo la Iglesia Católica es “una casa con cien puertas, dos personas en ella nunca entrarán en el mismo ángulo”.
Marie Erenius Bergqvist, la esposa de Peder, se siente atraída por la espiritualidad carmelita que ha estudiado
Su marido, Peder Bergqvist, se alimenta en cambio de una espiritualidad profundamente franciscana. La complementa con un fuerte interés por el cristianismo oriental.
Es una búsqueda, una exploración amorosa de lo universal de la Iglesia: oriente, lo dominico, lo ignaciano, lo franciscano, lo carmelita… y sin embargo les acusan de “burbuja”.
Así lo hace el pastor luterano jubilado de Borlänge, Anders Akerlund. Les acusa de haber creado una burbuja –a ellos, que reciben peregrinos de todo tipo, de muchos países, que viajan a Roma y se escriben con Taizé- porque no aceptan la licitud de las sacerdotisas luteranas ni del clero homosexual militante.
Hay que tener en cuenta que la obispesa luterana de Estocolmo es una lesbiana militante “casada” con una “pastora”: van a las fiestas del orgullo gay con alzacuellos.
Con camisa granate y pectoral, la obispesa luterana de Estocolmo, acompañada de otros clérigos y clérigas de la Iglesia de Suecia en la Marcha del Orgullo Gay
Cuando nació Berget había obispos “muy progres” y otros más conservadores. Hoy ya no queda ninguno conservador. Berget era como un refugio para los luteranos que aún querían un soplo de ética bíblica, de tradición, de espiritualidad sana. Urbano Nordquist, un pastor conservador de una parroquia rural lejana, del norte, viene aquí porque, dice, “necesito encontrar cristianos que crean en Cristo”. Se queja de que la Iglesia de Suecia se dedica mucho más a combatir la contaminación que a predicar el evangelio.
La hermana Verónica Tournier explica que en Berget dejan venir a todo el mundo: también a homosexuales, también a pastoras luteranas… Pero no les dejan celebrar los ritos de la eucaristía luterana. Y eso enfurece a varios obispos (y obispesas y pastoras) de la Iglesia de Suecia.
Otros líderes, como Akerlund, se enfadaron cuando en el funeral católico de Per Mases el sacerdote católico que lo ofició en Berget sólo dio la comunión a católicos, ofreciendo sólo una bendición al resto de asistentes. “Me duele oír eso en una Iglesia Nacional Sueca”, argumenta. Dice que la “comunión abierta” (que todo el que quiera comulgue, aunque esté en pecado o sea de otra iglesia o no crea en la Presencia Eucarística) es esencial.
Pero los edificios de Berget no son “una iglesia nacional sueca”. Son una fundación privada. Y servirán a la causa del ecumenismo… pero ahora en manos de una comunidad confesionalmente católica.
Peder Bergqvist quiere que la Iglesia de Suecia reconozca la función ecuménica de Berget, y escribe a los obispos luteranos pidiéndoles que les dediquen unas líneas de ánimo y reconocimiento aunque sean informales. Pero se han negado una y otra vez. Como mucho, alguno le ha remitido a una vieja declaración favorable de 1990. Las nuevas autoridades ultraliberales no se la quieren renovar.
En 2013 le dejaron entender que Berget no podía representar nada de la Iglesia de Suecia mientras vetase las celebraciones con sacerdotisas. Ese fue el año que la comunidad, viendo la situación, decidió ir a Roma.
Peder Bergvist será ordenado sacerdote católico
en Pentecostés; en esta foto, le acompaña el obispo
católico de Estocolmo, Anders Arborelius, que se
crió en una familia luterana no practicante y se hizo
católico en su juventud
“La Iglesia Católica nos ha acogido como somos. La Iglesia de Suecia todo el rato nos estaba diciendo que teníamos que cambiar tal y tal cosa. No entiendo por qué son tan estrechos. No entiendo por qué una pequeña comunidad de 10 personas puede parecerles una amenaza tan grande a la Iglesia de Suecia”, explica Bergqvist. Quizá la respuesta está en que este pequeño grupo tiene un poder grande para edificar, exhortar y guiar, incluso más allá de las fronteras suecas: el poder de lo profético.
(Con información de La Croix, Dt.se, Dagen.se, VarldenIdag.se y Signum.se)