Los obispos italianos “expresan su desconcierto y su distancia con lo comunicado por el Tribunal Constitucional”, en referencia a una sentencia reciente que permite no penalizar algunos casos de eutanasia.
En concreto, la sentencia afirma que no se puede castigar la eutanasia en los casos en los que un paciente se mantiene con vida por medio de “tratamientos de soporte vital y que padece una patología irreversible que es fuente de sufrimientos físicos y psicológicos que le resulten insoportables, pero que se encuentra plenamente capaz de tomar decisiones libres y conscientes”.
La decisión del Tribunal Constitucional italiano de abrir la puerta a la eutanasia provocó “desconcierto” entre los obispos de Italia, según se afirma en un comunicado difundido por la Conferencia Episcopal del país.
Esta decisión del Tribunal Constitucional llevó a la Conferencia Episcopal Italiana a recordar las palabras del Papa Francisco pronunciadas en su discurso a los miembros de la Federación Nacional de los Colegios de Médicos Cirujanos y Odontólogos el pasado 20 de septiembre: “Se puede y se debe rechazar la tentación –inducida también por cambios legislativos- de utilizar la medicina para apoyar una posible voluntad de morir del paciente, proporcionando ayuda al suicidio o causando directamente su muerte por eutanasia”.
“La preocupación mayor”, continúa el comunicado de los obispos italianos, “es relativa, sobre todo, al impulso cultural implícito que puede llevar a las personas que sufren a creer que pedir que se ponga fin a su propia existencia es una decisión de dignidad”.
Los obispos “confirman y ratifican su compromiso de proximidad y de acompañamiento de la Iglesia hacia todos los enfermos”.
En ese sentido, los obispos confían en que “el trámite parlamentario reconozca el máximo grado posible a tales valores, protegiendo también a los trabajadores sanitarios en su libertad de elección”.
División entre los 15 jueces del Tribunal
Se sabe que el largo debate dividió a los 15 jueces del Tribunal. Como consecuencia, ha quedado anulado el artículo 589 del código penal italiano, que prevé penas entre 5 y 12 años a quien instiga o ayuda al suicidio.
La Asociación de médicos católicos italianos (AMCI), que cuenta con 4.000 asociados, ha señalado que están preparados para hacer objeción de conciencia y no ayudar al enfermo a suicidarse.
El vicepresidente de AMCI, Giuseppe Battimelli, explica: «No se trata solo de una orientación religiosa que prohíbe realizar tal práctica, sino de un hecho deontológico que afecta a todos los médicos».
Sentencia tras un caso dramático
A esta delicada decisión ha llegado el alto Tribunal después de un caso dramático que dividió a la sociedad italiana. En febrero 2017, el conocido Dj Fabiano Antoniani, milanés de 39 años, tetrapléjico y ciego después de un accidente de tráfico que sufrió en el 2014, murió en una clínica de Zurich (Suiza) con suicidio asistido, pagando 10.000 euros. Se suicidó con un fármaco letal proporcionado por los médicos. Le acompañó por Marco Cappato, exdiputado radical y exeuroparlamentario, miembro de la Asociación Coscioni a favor de la eutanasia legal, que se autodenunció.
Contra él se abrió un proceso porque, según el artículo 580 del Código penal italiano, el político y activista Cappato cometió el delito de instigación o ayuda al suicidio, castigado con pena de cárcel entre 5 y 12 años. En la normativa italiana suicidio y eutanasia se consideran delitos contra la vida.
Pero el Tribunal de Milán suspendió el proceso y pidió el parecer del Tribunal Constitucional, que invitó al Parlamento a legislar antes del próximo 24 de septiembre, una petición que cayó en el vacío, lo que da idea de la división y dificultad de la política italiana para aprobar una ley sobre el suicidio asistido.
Si se aplica a la holandesa, ¿28.000 eutanasias italianas al año?
Según Avvenire, periódico de los obispos italianos, en Holanda, donde está legalizada la eutanasia, en el año 2017 hubo oficialmente 6.585 casos de eutanasia, incluyendo también el suicidio asistido, cifra que corresponde al 4,4 % de las muertes en ese país. «Se trata de una proporción -escribe la profesora de Química Física Assuntina Morresi en Avvenire- que proyectada sobre las 647.000 muertes en Italia en el mismo año 2017, ofrece un dato potencial de 28.468 muertes por eutanasia y suicidio asistido al año».