El arzobispo de Minsk, Tadeusz Kondrusiewicz, nacido en Bielorrusia en una familia de raíces polacas, no puede entrar en su país. Se lo impiden las autoridades del régimen de Aleksander Lukashenko, que lo mantienen bloqueado en la frontera desde el 31 de agosto.
En todo el país se han celebrado misas pidiendo su retorno, y también pidiendo por la paz y la justicia en Bielorrusia, sometida a una ola de represión cada vez más violenta por parte del régimen, que dirige Lukashenko desde 1996 con elecciones amañadas según todos los observadores internacionales.
"Si hoy decimos que nos oponemos a la violencia, ¿es política? Si hoy decimos que nos oponemos a la tortura, ¿es política? Si rezamos todos los días para que nunca haya algo así en nuestro país, ¿es política? Cuando decimos que queremos vivir en la verdad, en la honestidad, en la benevolencia, ¿es política?", predicó Yuri Kasabutsky, obispo auxiliar de Minsk, que da voz y fuerzas a los 600.000 católicos de la diócesis en ausencia del arzobispo.
El pasado 5 de septiembre muchas personas participaron con él en la misa y la oración en la Iglesia de San Simón y Santa Elena de Minsk. Luego muchos salieron en procesión con velas y el Santísimo por las calles para orar por el país.
A la misa acudieron representantes de otras confesiones (judíos, ortodoxos, protestantes) y delegados de las embajadas extranjeras, a las que el obispo saludó en inglés. Declararon que querían acompañar desde la oración al pueblo que sufre.
En su homilía, el obispo Yuri lamentó los "horrores" contra los participantes en protestas pacíficas. Habló de los horribles testimonios que le habían compartido como sacerdote personas que habían sido torturadas "en la calle Akrestsin y otros lugares de detención, a donde fueron llevados solo por hablar en contra de la mentira".
Con el icono de la Virgen de Kazán, una Virgen rusa a la que rezaba Juan Pablo II con devoción
"La voz de Dios, que suena en el alma y ayuda a distinguir el bien del mal, se llama conciencia", recordó el obispo. Añadió que "ahora las fuerzas del mal están tratando de silenciar esta voz, pero no pueden destruirla por completo, porque habla en el alma, en el corazón del hombre, incluso tras las rejas".
Recordó el mandato de Jesús de orar por los enemigos y agregó que hay que orar por quienes cometen actos inhumanos. “Oramos por su conversión. Y cuanto más oramos, más gente puede abrir esta celda de su conciencia”, insistió.
La misa del 5 de septiembre del obispo auxiliar Yuri
Las misas y actos de oración por el país, la paz y la justicia se han multiplicado en als parroquias católicas que piden a Dios (y a las autoridades) el retorno del arzobispo. Así, Kondrusiewicz debía haber presidido las fiestas por los 600 años de la parroquia de la Natividad de María en Zaslavl, la más antigua del país. En su ausencia, los parroquianos multiplicaron los actos de oración.
Además, el 6 de septiembre un importante número de fieles se concentró ante la catedral de Minsk con las fotografías del prelado reclamando que le dejaran regresar. El 9 de septiembre, en Grodno, lugar de nacimiento del arzobispo, se celebró una Misa para pedir por su regreso.
El 6 de septiembre, quizá de manera significativa, en la catedral de Vitebsk se consagraba un nuevo y gran fresco con la imagen de San Juan Pablo II, modelo de la defensa de la dignidad humana frente a los atropellos del totalitarismo.
¿Bloquea ahora el Gobierno la recepción de la misa por la radio?
El rector de la Catedral de Minsk, Anthony Klimantovich, informó el 9 de septiembre en Catholic.by, que pese a que la Misa dominical fue emitida por el canal de radio nacional más grande del país, como es usual, el público no llegó a captarla en sus receptores, lo que lleva a sospechar de que las autoridades utilizan medios técnicos para bloquear la señal.
El arzobispo que no puede volver
En una carta publicada el 1 de septiembre, el arzobispo Kondrusiewicz denunciaba que “el 31 de agosto de 2020, mientras cruzaba la frontera en el cruce fronterizo de Kuźnica Białostocka-Bruzgi, se me negó a regresar a Bielorrusia sin ninguna explicación, aunque los guardias fronterizos se comportaron muy correctamente”. Recordaba que como ciudadano bielorruso, “el derecho de un ciudadano a entrar en la República de Bielorrusia no puede ser limitado”.
Kondrusiewicz había defendido el derecho de manifestación de los opositores bielorrusos y una investigación acerca de los policías antidisturbios que habían bloqueado una iglesia católica de Minsk mientras retiraban manifestantes de una plaza cercana. También pedía "mesas de negociación en vez de piedras y armas". Además rezó, el 19 de agosto, en el exterior de una prisión donde manifestantes arrestados habrían sido torturados. No debió gustar el gesto a Lukashenko.
Casi toda la población declara ser cristiana
Según una encuesta oficial de 2017, casi todos los bielorrusos (91%), declaran ser cristianos.
Pese a décadas de dictadura comunista, la población que declara no tener religión es de apenas un 8%, y en las regiones fronterizas con Polonia y Ucrania, apenas un 3%. Los cristianos ortodoxos son un 83% de la población, y los católicos son un 7%.
Según esta encuesta, en la región de Grodno (frontera con Polonia), los católicos son un tercio de la población, pero las cifras internas de la Iglesia dicen que son un 54%. Al menos uno de cada cuatro católicos son de etnia polaca.
La Iglesia católica en Bielorrusia cuenta con 4 diócesis: Minsk (con unos 600.000 fieles, el 14% de la población), Pinsk (con apenas 40.000, un 1,4%), Vitebsk (con 170.000 católicos, un 12%) y Grodno, con 570.000 católicos, un 54% de la población (está en la frontera con Polonia y Lituania, dos países de amplia mayoría católica).
(Fotos del portal católico bielorruso Catholic.by)