Desde que adoptó el cristianismo en 966, Polonia ha desempeñado con frecuencia el papel de Antemurale Christianitis, de basión de la Cristiandad. Desde detener el avance de los mongoles en Europa en la batalla de Legnica en 1241 a salvar Europa de la colonización musulmana cuando el rey Juan III Sobieski derrotó a los turcos en Viena en 1683, al hecho de que el catolicismo polaco no se dejara extinguir por el comunismo, cuando Juan Pablo II fue elegido Papa en 1978 e inspiró el nacimiento de Solidaridad, jugando un papel crucial en el final del comunismo.
Más recientemente, los inmigrantes polacos han llenado las iglesias vacías de Europa occidental, al tiempo que parroquias desde París a Perú, que padecen escasez de sacerdotes, dependen de los misioneros polacos. Durante el actual sínodo vaticano de la familia, los obispos polacos han figurado entre los más locuaces defensores de la Tradición.
Sin embargo, Polonia no es una isla, y el secularismo ha ido creciendo. Según el censo de la Iglesia polaca, el número de católicos polacos que van a misa dominical ha bajado del 51% en 1980 al 46,8% en 1995 y el 39,1% en 2013. No es una debacle, y de hecho los europeos occidentales y los católicos norteamericanos que visitan el país (como este sacerdote británico que escribe en el Catholic Herald) quedan impresionados por la religiosidad polaca. Sin embargo, un declive sí ha tenido lugar.
Tras la ajustada victoria de Duda (Ley y Justicia) sobre Komorowski (Plataforma Cívica) en las presidenciales de mayo, ambas formaciones se disputan el 25 de octubre la supremacía parlamentaria. | ||||
Casi todos los diputados de Plataforma Cívica son católicos. Su ex presidente nacional, Bronislaw Komorowski (2010-2015), estudió en el seminario franciscano fundado por San Maximiliano Kolbe, es padre de cinco hijos y próximo al Club de Intelectuales Católicos. Sin embargo, tanto Komorowski como su partido han demostrado ostensiblemente que no creen que su fe deba influenciar su política.
Esto fue muy significativo en las últimas actuaciones importantes de Komorowski como presidente, cuando firmó una ley muy permisiva de la fecundación in vitro, que permite la creación de seis embriones (la mayor parte de los cuales morirá) en cada proceso. Aunque los obispos polacos amenazaron públicamente con la excomunión a los parlamentarios que votasen la ley, prominentes políticos de la Plataforma Cívica dijeron que no creían que la ley entrase en conflicto con su fe. En su cuenta de Twitter, el ex primer ministro Radek Sikorski escribió con arrogancia que no le importaba si le excomulgaban.
La reciente orientación secularista de la Plataforma Cívica camina a menudo contra las costumbres sociales e incluso contra la constitución. Aunque según las encuestas los polacos se oponen a las uniones homosexuales en una proporción de 2:1, Plataforma Cívica ha intentado agresivamente legalizarlas (lo cual fracasó gracias a la minoría conservadora de Plataforma Cívica, hostigada después por el líder del partido).
Aunque las ONG provida han conseguido reiteradamente cientos de miles de firmas para iniciativas populares que prohibirían el aborto por completo, y las encuestas dicen que la sociedad polaca es cada vez más provida (en la actualidad, la ley polaca prohíbe el aborto excepto en casos de incesto, violación, peligro para la salud de la madre y "malformación fetal", y si bien esto es claramente mejor que en la mayoría de los países occidentales, cada año se realizan legalmente en Polonia varios cientos de abortos), Plataforma Cívica ha dicho que la voz de esos ciuadanos será ignorada en los trámites parlamentarios. Y aunque políticos de Plataforma Cívina acosan a los médicos polacos que se niegan a realizar absortos en los casos en que es legal, el Tribunal Constitucional polaco decretó que limitar la cláusula de conciencia es contrario a la constitución de la nación.
Sin embargo, el poder de Plataforma Cívica está menguando, y en agosto llegó al poder el presidente más católico de la Tercera República polaca. El joven Andrzej Duda, de 43 años, es por encima de todo un católico devoto. Ha mencionado la fe como la parte más importante de su vida y dijo que "la fuerza de Polonia procede de los valores cristianos". De joven fue miembro activo del movimiento scout, el cual, salvo en su fracción postcomunista, está fuertemente ligado a la Iglesia. Las imágenes de Duda rescatando una Sagrada Forma que había caído al suelo y llevándosela al cardenal Kazimierz Nycz durante la misa se hicieron virales.
También Komorowski es un católico devoto y nunca ha tenido problema en fotografiarse con obispos o asistiendo públicamente a misa en los días festivos. Sin embargo, cuando se trata de cuestiones difíciiles concernientes a la vida y la familia, Komorowski temía que su fe le ayudase a tomar decisiones. No fue muy distinto a los Kennedy en Estados Unidos, a los Aquino en Filipinas o al primer ministro Italiano Matteo Renzi.
Por el contrario, a Andrzej Duda no le preocupa lo que piense de él la Unión Europea (si bien durante sus visitas al Reino Unido y Alemania la prensa local le dedicó grandes elogios). Su primer veto presidencial a una ley de Plataforma Cívica que permite el cambio de sexo solamente llenando un impreso, independientemente de la realidad biológica, fue una tremenda derrota para la ideología de género.
Para llevar a cabo su programa, Duda necesita mayoría parlamentaria. Las encuestas muestran consistentemente que en las próximas elecciones de otoño, Plataforma Cífica -afectada por graves escándalos y por su giro a la izquierda- perderá frente a Ley y Justicia, el partido de Duda, por un amplio margen. Ley y Justicia es tan católico como Duda (el hijo de su candidata a primer ministro, Beata Szydlo, es seminarista) y ha prometido que la legislación polaca será más provida.
Beata Szydlo será primera ministro si Ley y Justicia gana las elecciones. Tiene un hijo seminarista.
Ley y Justicia también tiene previsto ofrecer un importante apoyo económico a las familias polacas, especialmente las pobres y numerosas. Actualmente, la tasa de nacimientos polaca se sitúa entre las más bajas de Europa a causa del bajo nivel de vida y el elevado desempleo (la prueba de que esto se debe a factores económicos es que en el Reino Unido los inmigrantes polacos tienen más hijos que cualquier otro grupo étnico, incluidos los paquistaníes musulmanes). La ayuda económica ha disparado significativamente la natalidad en otros países postcomunistas: Rusia, Estonia, Hungría.
Mientras que Komorowsi y su partido recurren a la ideología de género y al relativismo moral, Andrzej Duda comprende que sólo las familias pueden salvar a Polonia y a Europa.
La diferencia entre Duda y Komorowski y sus respectivos partidos puede verse también en la cuestión de los refugiados. El gobierno de Plataforma Cívica ha seguido obedientemente los dictados de la Unión Europea, comprometiéndose a traer decenas de miles de inmigrantes musulmanes a Polonia, sin importar las consecuencias culturales. Por contra, Ley y Justicia ha propuesto que se dé preferrncia a los cristianos perseguidos en Oriente Medio, los cuales, a diferencia de los musulmanes, están amenazados por un genocidio y comparten con los polacos sus raíces culturales.
La batalla por el alma de Polonia no consiste en que el cristianismo esté o no presente en la esfera pública. En Polonia, radicales en la línea de Barack Obama o José Luis Rodríguez Zapatero, que quieren que el cristianismo desaparezca completamente de la vida pública, son marginales. Allí la cuestión es si un personaje público puede o no permitir que la visión cristiana de la antropología humana determine la política. Por ahora, los conservadores se aseguran una rotunda victoria.
Publicado en Crisis Magazine.
Traducción de Carmelo López-Arias para ReL.