El pasado 21 de mayo falleció en Moscú a los 88 años el profesor Anatoli Krasikov, una de las personalidades más relevantes en la transición de la Unión Soviética a la Rusia federal, sobre todo en el ámbito de la libertad religiosa. Durante décadas trabajó en la agencia informativa soviética Tass y fue el primer corresponsal de la URSS acreditado en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Tanto en la etapa encabezada por Yeltsin como posteriormente fue un acreditado defensor de la libertad religiosa en el país, sin confesiones privilegiadas ni perjudicadas.
Krasikov fue director del Centro de Estudios de Sociedad y Religión y durante los años en los que director de la oficina de prensa de la presidencia de Boris Yeltsin fue el encargado del diálogo con las confesiones religiosas.
Salido de la "fábrica de espías" de la KGB
Creyente de la iglesia ortodoxa, Krasikov se graduó en 1954 en Historia en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, conocido como “la fábrica de espías” y miembros de la KGB en tiempos de la URSS.
Se especializó en conocimientos de lenguas extranjeras, especialmente del italiano, lengua que acabó dominando a la perfección.
Más tarde, durante 37 años trabajó en la agencia de noticias Tass, oficial del régimen soviético y trató temas de carácter internacional especialmente. Entre 1959 y 1964 fue corresponsal en Italia y el Vaticano, y desde este puesto fue el que informó, con la censura previa, de los hechos del Concilio Vaticano II al mundo soviético.
Krasikov, corresponsal en el Vaticano
De hecho, Krasikov se convirtió en el primer corresponsal soviético acreditado por la Oficina de Prensa vaticana. A partir de 1966 dirigió la sede de París y en los 70 se convirtió en uno de los principales directivos de la agencia en Moscú.
Tal y como recoge Aisa News, este historiador fue uno de los que trabajó al final de la URSS para ir abriendo otro camino. Entre 1992 y 1996 Krasikov trabajó en la administración del gobierno de Yeltsin, como director de comunicaciones y secretario responsable de las relaciones con las asociaciones religiosas por parte del presidente de la Federación Rusa.
Precisamente, fue durante aquellos años cuando se empezaron a reconstruir unas iglesias y a registrarse otras según las nuevas leyes que se iban a aprobando en esta nueva etapa del país. En aquel momento, Anatoli Krasikov fue reconocido como uno de los asesores más respetado y de confianza en todos los círculos: ortodoxos, católicos, protestantes, musulmanes, sin hacer ninguna discriminación hacia pequeñas comunidades.
De hecho, no se limitó a ser funcionario sino que estaba presente en las conferencias y en las ceremonias religiosas, estando disponible en el vínculo personal con los líderes de las distintas confesiones.