Sucedió en 1989, y nadie lo esperaba apenas unos meses antes: se hundía el imperio comunista en Europa. Las dictaduras comunistas satélites de la Unión Soviética, que estaban celebrando con desfiles 4 décadas de existencia, se desmoronaron de golpe, como un castillo de naipes. Lo hicieron sin un disparo, excepto por Rumanía ese año y Moldavia un par de años después. Caso aparte y terrible fue la antigua Yugoslavia, destrozada por una guerra de odio étnico y nacionalista. Pero el hundimiento pacífico del comunismo en Alemania, Checoslovaquia, Polonia, Hungría o Bulgaria pueden ser vistos como un asombroso milagro histórico.
Han pasado 30 años. Once países de la Europa Oriental entraron en la Unión Europea entre 2004 y 2013. Siguen siendo los países "pobres" de Europa pero algunos han mejorado radicalmente. Polonia, con un tamaño y una población similar a España, será la quinta potencia económica de la UE (en PIB según paridad económica) si se va el Reino Unido, con España siendo la cuarta, por debajo sólo de Alemania, Francia e Italia. El paro en Polonia, que en el peor momento de la crisis de 2013 era del 10%, es hoy, en 2019, de tan sólo el 3%. En España, el paro en 2013 era del 25% y en 2019 es del 14%, casi 5 veces más paro hoy en España que en Polonia. La edad promedio de los polacos es de 39 años. No es un país joven, pero gana a España, cuya edad promedio es de 45 años. Tampoco es un país fértil, con casi 1,4 hijos por mujer en edad fértil. Pero España está peor, no llega 1,1.
La persecución comunista y su legado
El comunismo persiguió a las iglesias en sus dictaduras. Podía permitirse menos dureza con las iglesias nacionales ortodoxas o luteranas, colocando líderes afines y controlando sus jerarquías. Con el catolicismo, que se remite siempre a Roma y el Papa, tenía que ser mucho más duro. Ocho cardenales europeos serían encarcelados y cientos de sacerdotes y obispos encarcelados o incluso asesinados.
La persecución fue especialmente tenaz y sibilina, muy eficaz y divisoria, en Checoslovaquia. Hoy la Eslovaquia rural se mantiene muy católica, mientras que Chequia es, por el contrario, uno de los lugares menos religiosos de Europa, junto con Estonia. En Rumanía la persecución a los cristianos no fue sibilina, sino cruel y sangrienta. Este mismo año la Iglesia ha proclamado mártires a 7 obispos grecocatólicos rumanos. El campo del "experimento Pitesti" fue quizá la más rotunda perversidad del comunismo en Europa Oriental.
En Polonia la dictadura fue más blanda con la Iglesia. Las amenazas, presiones y encarcelamientos eran muchos, pero asesinatos de clérigos como el beato mártir Jerzy Popieluszko hace 35 años, fueron escasos en Polonia.
Sin duda fue mortal para el sistema la elección de un Papa polaco que llegó diciendo "no tengan miedo, abran las puertas a Cristo, que venga el Espíritu de la verdad", en un régimen construido sobre el materialismo gris, la mentira y la estafa. Los militares habían impuesto la ley marcial en Polonia en diciembre de 1981, pero en las iglesias había santuario para muchas iniciativas independientes por los derechos humanos.
Misa en un aula de la universidad con el beato Jerzy Popieluzko y numerosos estudiantes concentrados en un encierro de protesta
Los cristianos, y más los católicos, participaron en la resistencia intelectual y real al comunismo y ayudaron a su caída. Los disidentes checos de la Carta 77, junto con Vaclav Havel y Jan Patoka, incluían sacerdotes influyentes como Vaclav Maly, hoy obispo auxiliar de Praga. Cuando en 1988 se dio permiso a los checos para acudir a Roma a la canonización de la reina Santa Inés,muchos vieron que los tiempos cambiaban.
Los eslovacos empezaron las manifestaciones en marzo de 1988, con su "marcha de las velas" de Bratislava, antes que nadie. La organizaron dos activistas católicos: František Mikloško y Jan Čarnogurský (que no llegaron a acudir porque los encarcelaron antes)."Quiero una Biblia", insistía Jan Čarnogurský en prisión. Cuatro meses después, ¡él era el Primer Ministro!
Antes de 1989... estaban los eslovacos con su marcha de las velas de 1988
Ligeramente distinta fue la historia de Lagle Parek, la primera mujer ministro de la historia de Estonia. Ella, que había crecido en un gulag, que había estado presa en la cárcel, ¡pasó a ser a partir de 1993 jefa de la Policía, de prisiones, del sistema legal! Ese año conoció a Juan Pablo II en persona, se acercó a la fe, y ella, antigua atea, acabó siendo la directora de Cáritas del país.
Las cifras de la fe, hoy
¿Qué pasó con la fe en estos países al llegar la libertad? Hubo cuatro o cinco años de cierta euforia. Algunas personas, especialmente en países ortodoxos, se bautizaban para dejar claros que ellos no eran comunistas. Pero pocos recibían después catequesis o formación. Se multiplicaron las pequeñas iglesias ortodoxas y las más grandes católicas, reclamando los edificios robados por el régimen (y a menudo entregados a obispos ortodoxos).
Ucranianos derriban una estatua de Lenin en 2014, en Kharkiv, a pocos kilómetros de la frontera con Rusia
Una serie de sondeos en 2016 y 2017 de PewForum.org constataron que la religiosidad de los países católicos orientales ha bajado bastante respecto a la euforia de 1991, mientras que en los países ortodoxos ha tendido a crecer y alcanzar hegemonías rotundas: los que se declaran ortodoxos en Moldavia, Armenia, Georgia o Serbia son más del 90%. En Polonia el 87% se declaran católicos; en Croacia lo declaran el 84%, en Lituania el 75%.
Tabla con el porcentaje de población que en cada país declara ser ortodoxa, católica, musulmana, no afiliada u "otra"
Una cosa es lo que declaras ser, y otra cosa es esforzarte por ir a la iglesia cada domingo. En Europa Oriental, como media, los católicos son el doble de cumplidores que los ortodoxos, y son los rumanos los que más suben la media ortodoxa, con un 21% que declaran que van a la iglesia cada semana.
En Ucrania, cumplen cada semana el 43% de los católicos frente al 12% de los ortodoxos. En Polonia acuden un 45% de los católicos y en Croacia un 27%. En España sólo un 15% de los católicos va a misa cada semana (hay que añadirle un 8% más que dice que va "alguna vez al mes").
Tanto por ciento que declaran acudir a la iglesia semanalmente
En Rumanía creen en Dios el 95% de la población; en Croacia, el 86%, como en Polonia; en Lituania, tres de cada cuatro habitantes, como en Rusia. En Hungría, seis de cada diez. Estonia y Chequia son los dos países en que los creyentes son minoría: un 44% en Estonia, un 29% en República Checa.
Tabla con el % de población que declara creer en Dios
Otra forma de medir la religiosidad es contabilizar la gente que reza cada día. Rezan diariamente el 40% de los croatas y el 27% de los polacos (por lo que los católicos eslavos mediterráneos serían bastante más religiosos que los católicos eslavos del norte). En las descreídas Chequia y Estonia sólo 1 de cada 10 reza cada día.
Tabla con el % de los que declaran rezar cada día
Los obispos europeos reunidos en la COMECE este año han publicado una nota sobre el aniversario. "No todas las expectativas de la Caída del Muro se han cumplido. Es verdad también que las ideologías detrás del muro no han desaparecido completamente de Europa", admitían. Además, el consumismo materialista se extendió más rápido que la fe.
Esta tabla compara los que se declaraban católicos en 1991 y los que lo hacen en 2015
Por otra parte, algunos países orientales ven un rebrotar del anticlericalismo. El descubrimiento de casos de abusos a menores en Polonia -algo que antaño se achacó siempre a las mentiras del régimen comunista- ha ido acompañado ahora de una campaña continuada de desprestigio de la prensa contra la Iglesia. Y los seminarios polacos tienen dos tercios menos de alumnos que hace veinte años.
Son muchos los retos para la fe y la propuesta del Reino de Dios en los países de Europa, tanto en Oriente como en Occidente. Pero ahora no hay aduanas y policías comunistas impidiendo que circulen las personas y las ideas.
Para hacer que los testimonios, las comunidades, los ejemplos, la caridad, de ambas partes de Europa circulen, sólo se necesita voluntad y alguna inversión en traductores y en personal.
Los cristianos de Europa Occidental pueden aprender mucho de los de Europa Oriental, y viceversa. He ahí una ruta de unidad que sigue el mismo mandato que Cristo pidió: "Que sean uno, Padre, como tú y yo somos uno".
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Población bajo el yugo comunista en Europa Oriental hacia 1985
Albania 3 millones
Bulgaria 9 millones
Checoslovaquia 15,5 millones
Hungría 10,6 millones
Alemania Oriental 16,7 millones
Polonia 37 millones
Rumanía 22,7 millones
Yugoslavia 23,3 millones
La URSS (incluyendo países bálticos) 272 millones
TOTAL: 409 millones de personas
CRONOLOGÍA: pasos hacia la caída del imperio comunista
1978: Karol Wojtyla, un polaco, es elegido Papa Juan Pablo II
1979: en junio, en la Plaza de la Victoria de Varsovia, de forma pública y solemne Juan Pablo II pide a Dios que “envíe su Espíritu y renueve la faz de la tierra”, añadiendo después de una pausa dramática: “la faz de esta tierra”. "Era un poderoso indicador de que en última instancia Dios era soberano y no el régimen comunista", señala el documental. La gente cantaba: "Queremos a Dios, Él es nuestro Rey".
1980: De unas huelgas nace el sindicato independiente Solidaridad, que el gobierno polaco acepta a regañadientes. Se comprueba lo que el Papa predicó: el Partido no puede controlarlo todo.
1981: en enero, Juan Pablo II recibe en el Vaticano a Lech Walesa, líder fundador de Solidaridad. Escenifica visualmente su apoyo. Al pasar los meses, Solidaridad sumará a 10 millones de militantes y pedirá elecciones libres.
1981: el 13 de mayo, Alí Agca dispara al Papa y lo hiere. Queda claro que hay poderes comunistas que lo ven como un peligro. Él atribuye su supervivencia a la Virgen de Fátima, cuya fiesta celebraba ese día.
1981: en diciembre el nuevo líder de la Polonia comunista, el general Jaruzelsky, decreta la Ley Marcial y encarcelará 11 meses a Walesa.
1983: Juan Pablo II vuelve a visitar Polonia y eso da vida nueva a Solidaridad, que estaba muy debilitada. En julio se levanta la ley marcial y se amnistía a muchos detenidos.
1984: En Octubre la policía secreta polaca asesina al sacerdote Jerzy Popieluszko. 250.000 polacos acuden a su funeral.
1985: en marzo llega al liderazgo de la URSS Mijail Gorbachov. En julio en Checoslovaquia el Papa reúne masas. Es la primera gran movilización ajena al sistema.
1987: en junio el Papa visita los astilleros de Gdansk en Polonia; muchos entienden que el régimen es débil al permitirlo.
1988: huelgas en Polonia llevan a la re-legalización de Solidaridad. Marcha de las Velas en Bratislava (Eslovaquia)
1989: Todo cambia. Solidaridad gana las elecciones en Polonia. Gorbachov anuncia que la URSS no interferirá. En agosto 2 millones de estonios, lituanos y letones se unen en una cadena de 400 kilómetros pidiendo libertad. En septiembre Hungría abre la frontera con Austria. En octubre se llena de manifestaciones la Alemania oriental. El 9 de noviembre cae el Muro de Berlín. Al día siguiente, cae el dictador búlgaro Zhivkov. Dos días después es canonizada la princesa checa Santa Inés, ceremonia que -se profetizó- llevaría a un milagro: será la democracia en el país (Revolución de Terciopelo del 17 al 20 de ese mes). El 2 de diciembre el Papa (que sabe ruso) recibe a Gorbachov en Roma.
1990: Independencia de los países bálticos. Elecciones libres en Hungría y Bulgaria.
1991: Gorbachov dimite y declara el final de la Unión Soviética.
El documental de Goya Producciones Liberando un Continente se centra en el papel de Juan Pablo II en la caída de las dictaduras comunistas en Europa