Las contramedidas con las que Rusia, a partir del 7 de agosto, ha bloqueado durante un año, las importaciones de carne de res y cerdo, aves, pescado, quesos y productos lácteos, las frutas y hortalizas procedentes de Australia, Canadá, la Unión Europea, Estados Unidos y Noruega, han sido bien recibidas por el Patriarcado de Moscú.
"Tenemos que aprender la moderación, el autocontrol, la capacidad de contentarse con poco", dijo a Interfax el jefe del Departamento sinodal para las relaciones con la sociedad del Patriarcado ortodoxo de Rusia, el arcipreste Vsevolod Chaplin, que invita a dejar de "seguir las normas de consumo occidental".
"Es necesario elegir finalmente: Occidente o Rusia, el futuro de la libertad y la independencia de nuestro pueblo, o una condición en la que se escucha más los gritos de Washington, Bruselas o Wall Street, que las voces de los compatriotas", añadió.
Según él, el embargo ordenado por Moscú como una respuesta a las sanciones económicas "discriminatorias" promulgadas por los EE.UU. y la UE, puede ayudar a acelerar el diseño de un nuevo sistema socio-político en Rusia, basada en los valores tradicionales, y para que la economía rusa sea menos dependiente de las exportaciones de energía y materias primas.
Rusia importa el 40% de los alimentos que consume, 43.000 millones de dólares en total en el 2013.
Para la Unión Europea, el mercado de alimentos de Rusia cubre el 9,9% de las exportaciones totales de la Federación. En 2013 las exportaciones de este sector han alcanzado un valor del 11,8 millardos de euros.
Los comentaristas rusos se apresuraron a señalar que las contra-sanciones sirven como "terapia de choque" para lograr el desarrollo esperado de la industria rusa de alimentos.
Con grandes extensiones de tierra cultivable, Rusia podría ser un exportador neto, pero la falta de políticas de promoción de la inversión, después del colapso de la Unión Soviética, ha dejado el sector fragmentado, mal equipado y financieramente débil.
Según el diario Kommersant, la lógica es dar un impulso a la rápida sustitución de los productos importados, por los que se producen localmente.
No es casualidad que las zonas afectadas fueron aquellas en las que no ha habido la posibilidad de aumentar la producción nacional o reemplazar los bienes sancionados con los de nuevos proveedores.
El gobierno ruso - según analistas - está listo para enfrentar cualquier proceso en su contra dentro de la OMC. Posibles conflictos comerciales, que durarían años, darán tiempo a los productores nacionales para ocupar los segmentos de mercado liberados y los minoristas para encontrar nuevos socios comerciales.
La agencia federal rusa para la seguridad alimentaria Rosselkhoznadzor ya ha tenido reuniones con los embajadores de Ecuador, Chile, Brasil y Argentina, con quienes discutieron el aumento de los suministros de los alimentos.
En primera fila para los nuevos acuerdos con Rusia está incluso Turquía.