Desde hace décadas el Gobierno ruso se esfuerza en apoyar a la Iglesia Ortodoxa, que a su vez intenta aportar cohesión y valores morales y espirituales al país. Sin embargo, pasan los años y no parece crecer la fe y la implicación de los rusos en la Iglesia y los sacramentos.
En 2010, sólo un 20% de los 140 millones de rusos admitían ser no-creyentes. Pero sólo un 16% de la población dice que guarda los ayunos en Cuaresma (tema importante en la tradición ortodoxa). Y a las liturgias hermosas y solemnes de Navidad y de Pascua acuden tan sólo entre un 1 y un 3% de los que se declaran ortodoxos.
Vladimir Rozanskij, el cronista de asuntos rusos de la agencia misionera AsiaNews, recoge datos nuevos del centro de estudios de estadística Sova, uno de los más autorizados del país, publicó los datos referidos a la concurrencia de la la feligresía rusa en las liturgias ortodoxas de Navidad, durante la semana pasada, con un análisis región por región.
El periodista no especifica que en la encuesta se refieren especialmente a la misa nocturna: ¡hay frío y nieve en las noches rusas de enero, y no siempre es fácil llegar al templo, especialmente en zonas rurales!
Con todo, el promedio de misa nocturna navideña es de un 2% de asistentes, no se supera el 3% en ninguna región. Incluso en la laica y descristianizada Francia hay entre un 5 y 7% de cristianos que acuden a los servicios navideños (quizá no específicamente los nocturnos). Pero en un país tan grande eso significa que 2,3 millones de rusos ortodoxos pasan la noche del 6 de enero (la Navidad ortodoxa) por las iglesias.
Vladimir Rozanskij señala que "esta escasa propensión de los rusos a participar en las ceremonias litúrgicas describe el carácter de la ortodoxia rusa, que se afirma como un dato identitario nacional-popular, más que como un rasgo expresamente religioso. Como solía repetir Boris Yeltsin, el primer presidente post-comunista de los años ‘90, este es un país de “ateos ortodoxos”.
Moscú ha presumido este año de una gran temporada navideña cultural y festiva. La Navidad se extiende para abarcar el “doble calendario”, la Navidad Latina (25 de diciembre), la Navidad ortodoxa (7 de enero) y hasta el 19 de enero, fecha en que se celebra la fiesta ortodoxa del Bautismo del Señor, ocasión para la participación de muchos en el “baño en las aguas heladas”, que se lleva a cabo después de las liturgias. Este año, los rusos están preocupados por las altas temperaturas, que derriten el hielo e impiden la eficaz realización de esta escena del folclore ortodoxo ruso.
En Rusia, explica la pieza de AsiaNews, el porcentaje de ortodoxos “activos” no crece, e incluso muestra una caída en los últimos años, a pesar de la intensa propaganda religiosa apoyada por las estructuras eclesiásticas estatales y locales, y respaldada por los líderes políticos cada vez más presentes en las primera filas de las liturgias, comenzando por el presidente Vladimir Putin.
La Iglesia se erige en defensa de la visión cristiana de la vida privada y pública, contra la “degradación moral causada por el influjo occidental”. Sin embargo, las costumbres de la sociedad rusa actual (también en divorcios y aborto) no parecen diferir mucho de aquellas de los tiempos del ateísmo soviético, cuando apenas el 2-3% de la población intentaba frecuentar las iglesias, aún cuando éstas eran escasas y con todos los riesgos que ello conllevaba.
Además, no es fácil calcular el número de “parroquianos ortodoxos”, ya que no existen registros oficiales - ni siquiera para los sacramentos - y la misma ley rusa en materia de libertad de expresión prohíbe que se obligue a los creyentes a suscribir cualquier tipo de documento que certifique su pertenencia a una confesión religiosa. En este sentido, las estadísticas son cuando menos genéricas y, con mucha frecuencia, generosas. Los datos más fehacientes son los que brinda el Ministerio de Interior, que controla cualquier clase de asamblea de la población.
Máxima solemnidad en la celebración de Navidad de 2020 en la catedral de Cristo Salvador en Moscú con el Patriarca Kiril; liturgia larga y hermosa... pero pocos rusos acuden a sus parroquias locales