"Desdén": esa es la palabra que usan los impulsores de la iniciativa ciudadana europea One of Us (www.oneofus.eu), al leer la respuesta y veto de la Comisión Europea a su propuesta.

Nunca había sucedido que casi 2 millones de ciudadanos europeos, organizados en 20 países de la UE, otorgaran sus firmas en una iniciativa legislativa popular. Era la mayor iniciativa democrática de la historia de la UE, el mayor movimiento ciudadano plurinacional acogiéndose a la normativa del Tratado de Lisboa.

La normativa pedía al menos 1 millón de firmas de 7 países, y aquí la inquietud popular superaba con mucho lo exigido: se recogieron 1.898.000 firmas, incluyendo 167.000 de España.


Y la Comisión Europea este miércoles, en su último día de trabajo antes de disolverse tras las elecciones al Europarlamento, simplemente vetó la propuesta ciudadana y no dejó que llegase al Parlamento Europeo.

Y es que los ciudadanos pedían algo que molestaba a poderosos lobbies: dejar de financiar con dinero de la UE la investigación que destruye embriones humanos y la ayuda al desarrollo que practica abortos.

Bruselas rechaza una iniciativa conservadora contra las células madre”, titula el diario pro-aborto El País, dejando para la letra pequeña el detalle de que la iniciativa no era “conservadora”, sino ciudadana, con firmas a pie de calle, y que no cuestiona las células madre, sólo las investigaciones que destruyen embriones humanos.




Impulsores españoles de "Uno de Nosotros" con las 167.000 firmas recogidas en España... desdeñadas por la Comisión Europea

Por eso se llama la iniciativa ”One of Us”, “Uno de Nosotros”. El Papa Francisco alabó la campaña ciudadana en mayo de 2013. En España uno de los impulsores era Jaime Mayor Oreja, entonces líder del PP en el Europarlamento, pero ya sabiendo que le quedaba poco tiempo en esa cámara.


A los grupos provida e impulsores de “One of Us” no sólo les ha molestado el veto de la Comisión Europea, una entidad más poderosa –y opaca, y menos democrática- que el Europarlamento: ella decide qué temas se debaten en la cámara. Les ha molestado sobre todo el “autismo institucional” que han demostrado hacia los ciudadanos con un texto de 28 páginas lleno de lugares comunes sobre “derechos reproductivos”.

“Los Veintiocho y la Eurocámara acordaron proseguir la financiación de la investigación en este ámbito [células madre obtenidas de embriones humanos]; las células madre de embriones son únicas y ofrecen un alto potencial de salvación de vidas humanas”, sermonea en la nota de 28 páginas la responsable europea de Investigación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn para justificar su desprecio a la propuesta ciudadana. 

La nota se limita a decir que el marco de financiación (de abortos, clonadores e investigadores con embriones humanos) es una política común “aprobada”, “reciente”, “apropiada”… Y respecto al dinero que se envía al Tercer Mundo y se usa en abortos, la Comisión responde que también se gasta en “planificación familiar” para que los abortos “sean innecesarios”… algo que no se ha dado en ningún país rico de Occidente, donde la cultura anticonceptiva siempre ha significado más abortos, no menos.


La Comisión incluso da cifras: de 2008 a 2012, Bruselas entregó 104 millones de euros a lobbies y programas de “planificación familiar” (aborto incluido). Y de 2007 a 2013, se gastaron 157 millones de euros en proyectos con células madre (no queda claro si incluye los que no usan embriones).

Mucho dinero para lobbies que no iban a permitir que 2 millones de ciudadanos se entrometieran en “sus asuntos”.

One of Us ha protestado con contundencia contra el veto de una Comisión que, de hecho, ya estaba dejando el cargo en su último día de trabajo.



Recogida de firmas en Italia de Uno di Noi:
los italianos consiguieron 631.000



“La respuesta de la Comisión es hipócrita y desdeñosa; la UE desea seguir financiando prácticas biotecnológicas que no son éticas y están obsoletas, así como el aborto en los países en desarrollo, incluidos aquellos en los que está prohibido”, dice una nota de One of Us.

Este no ha sido un día glorioso para la democracia en Europa”, protestó Maria Hildingsson, secretaria general de la Federación Europea de Asociaciones Familiares Católicas.

“En una semana en que muchos, incluyendo presidentes y primeros ministros, se hacen preguntas por el papel de la UE, este desdén hacia los ciudadanos es preocupante. Se ha demostrado que la Iniciativa Ciudadana no tiene significado, ya que no tiene poder para obligar a la Comisión a hacer nada”, detalla Patrick Carr de “Family and Life”, con sede en Dublín.

Sophia Kuby, de European Dignity Watch, grupo pro-familia con sede en Bruselas, es contundente: “la Comisión, en su último día de mandato, ha impuesto ilegítimamente su propia voluntad política parcial –seguir financiando investigaciones que destruyen embriones- sobre 2 millones de ciudadanos europeos que apoyaron la iniciativa. Al hacerlo así, la Comisión muestra su desprecio por un instrumento democrático que ella misma estableció en el Tratado de Lisboa”.

One of Us no se rendirá y anuncia que presentará una demanda en el Tribunal de Justicia de Luxemburgo.

También pide al nuevo Europarlamento que vigile que la nueva Comisión sea más respetuosa con las Iniciativas Ciudadanas y que las instituciones europeas sean más éticas y democráticas.