Inès Madani, Ornella Gilligmann, Sarah Hervouët, Amel Sakaou y Samia Chalel son cinco mujeres de nacionalidad francesa cuyo juicio ha empezado el 23 de septiembre, acusadas de intentar hacer explotar un automóvil con explosivos junto a la catedral parisina de Notre Dame en 2016, al servicio del grupo yihadista Estado Islámico.
Según la BBC, los fiscales señalaron que los “seis botes de gas en el vehículo, que habían sido rociados con combustible diesel, no explotaron cuando se les arrojó un cigarrillo”. Además, se informó que una de las acusadas habría apuñalado en el hombro a un policía que las estaba rastreando.
Se sospecha que quien les daba instrucciones era Rashid Kassim, un supuesto reclutador del Estado Islámico que en ese momento se encontraba en Siria. Kassim, que figura también como acusado, habría dirigido a las mujeres “a distancia”. Francia le juzga sin su presencia. De hecho, se cree que murió en un ataque con aviones no tripulados en Irak en febrero de 2017. La BBC agregó que el juicio continuará hasta el 11 de octubre del 2019.
¿Existe el lavado de cerebro?
El abogado de las acusadas, según la BBC, asegura que ellas fueron víctimas de un lavado de cerebro.
Pero ¿existe de verdad algo llamado "lavado de cerebro"?
La profesora emérita de Estudios Religiosos en la Universidad de San Diego, Rebecca Moore, lo pone en duda en sus investigaciones y considera pseudocientífico el concepto "lavado de cerebro". Conoce el tema de cerca: sus dos hermanas se suicidaron bebiendo un veneno junto con otras 900 personas en el suicidio masivo de Jonestown en Guyana en 1978, en la secta "People's Temple" de Jim Jones.
"Rechazo la idea del lavado de cerebro por tres razones: es pseudocientífica, ignora las explicaciones basadas en la investigación del comportamiento humano y deshumaniza a las personas al negar su libre albedrío", ha publicado esta experta.
En su opinión, es mejor hablar de "conversión, condicionamiento y coerción", tres causas que ayudan a explicar que la gente haga barbaridades, con convencimiento o no.
"Los verdaderos creyentes existen. Mis hermanas están dentro de esa categoría. Se entregaron sinceramente a la causa del Templo del Pueblo, sin importar cuán equivocadas estuvieran bajo el liderazgo de Jim Jones, debido a su profundo compromiso con sus ideales. Este compromiso surgió de sus experiencias de conversión y de su aceptación gradual y condicionada de un comportamiento ético deleznable", asegura la estudiosa.
El fanatismo asesino no necesita religión
Adriano Dell'Asta, experto en cultura rusa del siglo XIX y XX, comentó a ReL que antes de la Revolución Rusa se cometieron unos 20.000 asesinatos revolucionarios en Rusia, muchos de ellos eran atentados suicidas realizados por anarquistas y nihilistas ateos (algo estudiado por Anna Geifman en su libro Thou Shalt Kill). Para Dell'Asta, los atentados yihadistas en Europa surgen de "un radicalismo basado en un vacío, como en la Revolución Rusa, que sólo luego busca un carácter religioso. Muchos de los yihadistas llevan dos o tres generaciones en Europa. Es el mismo joven nihilista con vida sin sentido que hace 100 años pondría bombas en Rusia, el que cualquier organización puede usar como herramienta".
El filósofo francés Nicolas Grimaldi (París, 1933), profesor emérito de la Universidad de la Sorbona, dedicó su libro «Los nuevos sonámbulos» (Editorial Pasos Perdidos), a reflexionar sobre las raíces del fanatismo y de los terroristas, tanto comunistas como yihadistas. En una entrevista en ABC, hablando de los yihadistas asesinos de la revista satírica grosera Charlie Hebdo aseguró: "Están obsesionados por una idea. No es que sean religiosos y se hacen fanáticos, sino que son fanáticos y la religión les propone una coartada, algo para justificar su juego".
Atentados en Francia
Francia ha sufrido una serie de ataques terroristas en los últimos años. En noviembre de 2015, en París, 130 personas murieron y más de 350 quedaron heridas en uno de los mayores atentados terroristas perpetrados por el autodenominado Estado Islámico en Europa. El 14 de julio de 2016, en Niza, decenas de personas murieron por el ataque de un camión que atropelló a una multitud que presenciaba los fuegos artificiales del Día Nacional de Francia. También en julio de 2016 fue degollado en su parroquia el padre Jacques Hamel por unos jóvenes yihadistas.