"Recemos para que los mafiosos y mafiosas se conviertan. No pueden continuar así". Fue el enérgico llamado de Papa Francisco durante el rezo del Ángelus en la Plaza San Pedro, recordando a don Puglisi, mártir siciliano beatificado ayer. “Detrás de muchos males”, afirmó Francisco, “están las mafias”.

El Papa Francisco, como Juan Pablo II en 1993, lanzó un llamado para que la mafia se convierta. El 9 de mayo de 1993, el Papa Juan Pablo II, en el Valle de los Templos de Agrigento, se dirigió a los mafiosos para que se convirtieran. A 20 años de distancia, el Papa Francisco recordó el ejemplo de Pino Puglisi, asesinado por la mafia en 1993.

“Pienso en todos los dolores de hombres y mujeres, incluso de niños, que son explotados por muchas mafias, que los explotan obligándolos a hacer trabajos que los esclavizan, con la prostitución, con tantas presiones sociales; detrás de esta explotación, de esta esclavitud, están las mafias -denunció enérgicamente el Papa-, pero pidamos al Señor para que convierta el corazón de estas personas; no pueden hacer esto, no pueden esclavizar a nuestros esclavos, debemos rezar al Señor, recemos para que estos mafiosos se conviertan a Dios”.


Decenas de miles de fieles asistieron el sábado pasado a la ceremonia de beatificación en Palermo, en la isla italiana de Sicilia, del sacerdote Pino Puglisi, asesinado en septiembre de 1993 por haber combatido durante todo su pastoral contra Cosa Nostra, la mafia siciliana.

Los fieles han llegado de toda Italia, en particular de Sicilia, pero sobre todo de la pequeña Godrano, la localidad parlermitana donde Puglisi trabajó en los años 70 para ayudar y dar confianza a una comunidad golpeada por la violencia de la mafia y de Brancaccio, el barrio de Palermo dónde nació Don Pino y dónde los sicarios acabaron con su vida.

Durante la ceremonia se leyó un mensaje del presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, en el que se valoraba "su profunda generosidad y altísimo valor" y se recordaba "el horror suscitado en todo país cuando se supo de su bárbaro asesinato".

"Don Puglisi continua representando un ejemplo para todos aquellos que no quieren inclinarse a las prevaricaciones de la criminalidad mafiosa", añadió Napolitano.

Su beatificación ha sido posible después de que el anterior papa Benedicto XVI aprobase, como es la praxis, el decreto por el que se reconoce un milagro por su intercesión.

Pero para muchos de los ciudadanos de Palermo, Don Pino había subido ya a los altares por su atención a los más jóvenes y la lucha y denuncia de los métodos mafiosos que aterrorizaban la ciudad.


Puglisi, párroco de la iglesia palermitana de San Gaetano, fue asesinado de un disparo en la nuca en el día de su cumpleaños.

Fue la primera vez que la mafia asesinaba a un sacerdote que se oponía y denunciaba sus métodos, y según los investigadores el crimen era un "mensaje" a la Iglesia para que parase la ofensiva contra dicha organización criminal.

El sacerdote fue asesinado por orden de los hermanos Giuseppe y Filippo Graviano, jefes de la zona en la que se encontraba la parroquia de Puglisi, según reveló posteriormente el hombre que le disparó en la nuca, Salvatore Grigoli.

Cosa Nostra ya le había amenazado en varias ocasiones, pero el 15 de septiembre, a las 20:45 cuando Don Puglisi iba a entrar al portal de su casa cuando unos jóvenes se le acercaron fingiendo que le querían robar y le dispararon en la cabeza, una verdadera ejecución al estilo mafioso.
Los dos sicarios Grigoli y Gaspare Spatuzza fueron capturados y comenzaron a colaborar con la Justicia después de quedar conmocionados, aseguraron, porque el sacerdote cuando les vio les sonrío y les dijo: Os estaba esperado´.

"Es importante hablar de la mafia, sobre todo en los colegios, para combatir contra la mentalidad mafiosa que vende la dignidad del hombre por poco dinero", decía Don Puglisi, que pedía a las instituciones que pasaran "de las palabras a los hechos" para luchar contra la criminalidad organizada.