Con motivo de la asamblea nacional de la Renovación Carismática Católica en Italia, su responsable en ese país comentó con agencia Zenit algunas de las iniciativas de esta realidad eclesial con respecto a la Nueva Evangelización.
"La evangelización debe ser repensada de forma adecuada al hombre nuevo, renovado por el Espíritu. Para hacerlo no basta la espontaneidad, la buena voluntad, la generosidad de tanta gente que se siente interpelada por la llamada a evangelizar. Se trata de reanunciar con convicción el Evangelio, proponer la experiencia de Jesús con nuevo fervor a través de los medios sacramentales y carismáticos de los que dispone la Iglesia, positivos y negativos", explicó el responsable italiano de la RCC:
"Queremos reeducar a los creyentes en moverse en torno al binomio "Kerigma y carisma" para que la fe no esté ya "entre líneas" sino explícita en la vida social, en la vida eclesial, en la promoción de una nueva subjetividad eclesial y social de la familia, en la formación de catequistas y animadores, especialmente de los jóvenes confirmados y en noviazgo, en la defensa de cuantos sufren y esperan caminos de redención humana, moral y espiritual", añadió.
En Italia, por ejemplo, la RCC lleva a cabo la campaña "10 plazas para 10 mandamientos", que empezó ya en septiembre, con actos públicos en el centro de diversas ciudades, cada uno centrado en un mandamiento distinto.
"En ocho ciudades italianas se promoverá una relectura de las Tablas de la Ley a través del arte, la creatividad, la música, la danza, la literatura, los nuevos lenguajes audiovisuales y la presencia de testimonios más o menos significativos, que explicarán el mandamiento asignado a cada una de las ciudades correspondientes. Queremos suscitar una representación del Decálogo en la enseñanza de una laicidad positiva y propositiva, para dar a nuestras ciudades un Dios involucrado en las situaciones humanas, y a los mismo hombres, nuestros contemporáneos, la medida verdadera y justa de lo humano a partir de la ley del amor".
Salvatore Martinez también comentó con Zenit la creación de un Centro Internacional para las Familias en Nazaret, un deseo de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
"La obra, confiada a la gestión y a la animación de la RCC, ahora entra más profundamente en su fase operativa, después de que esta iniciativa especial se diera como noticia a todo el mundo, durante el VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán, el pasado junio, cuando se presentó como "obra signo" de este acontecimiento eclesial. La última etapa en la historia del Centro se refiere a la institución de la fundación vaticana "Centro Internacional Familia de Nazaret", creada por el Santo Padre y confiada a la Asociación Renovación Carismática en colaboración con el Pontificio Consejo para la Familia, "para poner en práctica el Magisterio de la Iglesia católica relativo a la familia" (del Acto constitutivo del Estatuto de la Fundación Vaticana "Centro Internacional Familia de Nazaret")".
Se trata de una fundación recién nacida, presidida por Salvatore Martinez. "Forman parte, además, dos miembros de la RCC, monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia y monseñor Simon Vázquez, subsecretario de este dicasterio. La fundación tiene sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano y está dotada de personalidad jurídica canónica pública y civil vaticana. La sede operativa está en los locales del Pontificio Consejo para la Familia, elección que refuerza la colaboración entre estas dos realidades llamadas a dar vida, juntas, a este gran proyecto".
La Fundación se encargará de "difundir el Magisterio de la Familia, promoviendo la formación espiritual y la evangelización de las familias y sostener la pastoral familiar en todo el mundo", también a través de la construcción de nuevos centros o la gestión de centros ya existentes, "con prioridad en Tierra Santa" (del Estatuto de la Fundación Vaticana "Centro Internacional Familia de Nazaret").
Por lo tanto, hacia Nazaret se desplegarán con prioridad todas las fuerzas y el trabajo de la Fundación, para que pueda ser edificado el Centro Internacional para la Familia sobre la parte superior de la colina que domina la ciudad y la Basílica de la Anunciación.