El 9 de septiembre fue inaugurada una bella catedral católica en los terrenos que ocupaban los campos de concentración soviéticos de Karlag. La construcción del templo, que constituyó un acontecimiento de especial significado para Kazajstán, fue realizada en memoria de las víctimas del comunismo.
La Catedral de la Bienaventurada Virgen María de Fátima - Madre de todas las Naciones, según señalan los Obispos de Kazajstán en una declaración, constituirá "un epitafio en memoria de todas las víctimas del Karlag y un lugar de oración y expiación por los incontables crímenes perpetrados por un régimen totalitario y sin Dios en Karaganda y Kazajstán, en contra de Jesucristo y en contra de la dignidad humana".
Ningún otro lugar en Kazajstán "fue tan copiosamente manchado por la sangre y humedecido por las lágrimas de las víctimas inocentes de la represión comunista", indican.
En ese lugar muchos sacerdotes vivieron, trabajaron forzadamente y murieron, dando un testimonio heroico de su fe. Entre ellos, los Obispos destacaron al beato Nikita Budek, Obispo y mártir; al beato Alexis Zaritzki, sacerdote y mártir; al Siervo de Dios Alexander Khira, Obispo y mártir; y el Siervo de Dios Vladimir Bukovinsky.
Como enviado del Papa Benedicto XVI, el Cardenal Angelo Sodano presidió el rito de consagración del templo y presidió la Misa acompañado del Obispo de Karaganda, Mons. Janusz Wieslaw Kaleta. Asistieron a la celebración unos mil 500 fieles.
Tras agradecer a los fieles, sacerdotes y prelados que hicieron posible la obra con sus aportes materiales y "con sus oraciones y sacrificios espirituales", los Obispos explican que "la consagración de una catedral es el momento más favorable para recibir abundantes gracias para su propia renovación espiritual".
"Cualquier iglesia materialmente visible es un símbolo del santuario invisible de la Santísima Trinidad que está oculta profundamente dentro de cada bautizado que vive en estado de gracia santificante".
Por este motivo, los Prelados destacan la belleza exterior del templo, que refleja la belleza interior con la cual cada uno debe adornar su alma. Por este motivo, esta Catedral es "una profesión visible de la fe católica y un instrumento de evangelización", una nueva evangelización que se hace "a través de la piedra, a través de la belleza y a través de la cultura".
Su estilo gótico, inconfundiblemente católico, es testimonio de fe en medio de una población mayoritariamente musulmana en la los católicos son el 2 por ciento.
Según el Obispo Auxiliar de Karaganda, Mons. Athanasius Schneider, el uso de los mejores elementos y la perfección artística "facilita el cumplimiento del primer mandamiento y el fin último de toda la creación: el culto y glorificación de Dios".
La belleza también facilita la relación con los no católicos. "La población se siente honrada por tener un edificio de tanta belleza arquitectónica y alto significado cultural en su localidad", explica. "Las autoridades civiles valoran la nueva catedral como un gesto de la Iglesia Católica en la promoción de la cultura".
"En grandes letras de bronce en la entrada de la Catedral están escritas estas palabras de la Sagrada Escritura", describió el Prelado: "Esta es la casa de Dios, esta es la puerta del cielo. Esas santas palabras son un lema muy apropiado para esta Catedral".