Andorra es un país pequeño y bastante rico, con menos de 80.000 habitantes, en el que apenas nacen unos 500 bebés al año.
Un país así debería ser capaz de cuidar a sus embarazadas y sus familias, y acompañarlas de forma personalizada.
El aborto es ilegal en Andorra, pero no es impensable, en parte porque el Gobierno andorrano y la industria abortista al otro lado de la frontera (sobre todo la catalana) insisten en ofrecer el aborto como solución a todo tipo de inquietudes y signo de "progreso".
El Gobierno andorrano mantiene y difunde un "Servicio de Atención Integral a la Mujer" (SIAD), que no tiene nada de integral: no ayudará a embarazadas, ni a mujeres en peligro de ser traficadas, o vendidas, o despedidas por quedar embarazadas o presionadas para que aborten, ni las ayudará en ningún otro tema.
El "Servicio de Atención Integral a la Mujer" es en realidad un "abortófono": un teléfono y despacho para facilitar a las andorranas datos para abortar fuera del pequeño país. No ofrece ayuda para la crianza del bebé, sobre la entrega del bebé en adopción, ni informa sobre como acceder a ayudas para familias o para madres solas.
Como el aborto es ilegal, el "abortófono", con dinero de los contribuyentes, ayuda a la embarazada, a menudo asustada o confundida, a llegar a un abortorio catalán, o a veces francés. Por supuesto, no hablará de las secuelas del aborto o del Síndrome Post Aborto.
Que el SIAD es un abortófono lo ha admitido la misma secretaria de Estado de Sanidad, Cristina Pérez, este viernes 8 de marzo, declarando que el 83% de las consultas recibidas tratan del aborto.
Más o menos cada año son unas 35 las mujeres que contactan con el SIAD, la mayoría de nacionalidad andorrana, de unos 27 años de media (no son niñas ni adolescentes). Sólo 1 mujer fue al SIAD a aprender de métodos anticonceptivos, y otra a preguntar por enfermedades sexuales; tres fueron a hacerse un test de embarazo.
Una oficina de publicidad abortista
No se entiende que la administración andorrana dedique recursos a una oficina así, que básicamente es un punto de publicidad de la industria abortista catalana en un lugar donde el aborto es ilegal. Quien busca en Google "clínicas de abortos en Andorra" se ve remitido por la patronal abortista a Castellón, Tarragona o Barcelona.
Mujer triste mira nieve y abetos por la ventana, foto de Alec Douglas en Unsplash.
Cristina Pérez ha asegurado que el Gobierno andorrano quiere despenalizar el aborto en "esta legislatura" y quiere que el SIAD trabaje en "prevención, la promoción y atención" de todo el ciclo reproductivo de las mujeres, pero no se entiende a qué se refiere: el ciclo reproductivo incluye tener hijos y cuidarlos. ¿Van a enseñar a cuidar hijos en el abortófono de Andorra?
Por el momento, aunque el aborto es ilegal, reparten allí píldoras "del día después", que según distintos estudios pueden tener un efecto abortivo temprano, al impedir la implantación del embrión en el seno materno, causando su muerte.
El obispo es co-príncipe
El pequeño Principado de Andorra es un país peculiar en muchos sentidos. Es el único país -además del Vaticano- que por ley tiene un jefe de estado obispo: los dos co-príncipes de Andorra deben ser siempre el Presidente de la laica República francesa y el obispo de Urgel.
Como co-príncipe, el obispo nunca podría aceptar la despenalización del aborto. Si forzaran al obispo a dejar de ser co-príncipe, Andorra correría el peligro de pasar a formar parte (irrelevante, diminuta) de Francia, país conocido por su fuerte centralismo y uniformización. Andorra pronto perdería sus particularidades legales y económicas, y los andorranos no querrían eso.
El actual obispo, Joan-Enric Vives, se acerca a la jubilación, y es obispo de Urgel desde 2003. En septiembre el cardenal Parolin, Secretario de Estado Vaticano, visitó el pequeño país pirenaico y confirmó que la Santa Sede quiere designar un obispo coadjutor para que colabore con Vives hasta que se retire.
El mismo Vives fue coadjutor de su predecesor, Martí Alanís. Un coadjutor colabora como un obispo auxiliar pero sabiendo él (y todo el mundo) que en un año o dos heredará el cargo. Lo más probable es que el coadjutor sea un obispo catalán o un sacerdote que sepa catalán. Como obispo de Urgel atenderá un territorio con 215.000 habitantes, que se extiende casi hasta la ciudad de Lérida, de los que menos de 80.000 viven en Andorra.