¿Puede un país tener una religión oficial del Estado y a la vez una profunda cultura democrática y de libertades ciudadanas?
 
Inglaterra y los países escandinavos demuestran que sí. Nadie dirá que el Reino Unido o Noruega son tiranías teocráticas, aunque sus monarcas respectivos sean los Jefes de la Iglesia nacional de cada país.
 
En el caso noruego, el rey adquirió la autoridad absoluta sobre la Iglesia nacional en 1660, aunque ya la ejercía desde que el Rey de Dinamarca Cristian III obligó a daneses y noruegos (hasta entonces católicos) a integrar la iglesia luterana nacional entre 1536 y 1539. El Estado aprovechó para confiscar la mitad de las tierras del país, que pertenecían a entidades eclesiales. Y el Rey nombra los obispos desde esa época.

En 1814 la Constitución ratificó que la Iglesia de Noruega es la oficial del país. Desde 1845 se permitió trabajar y predicar en el país a católicos y otros cristianos no luteranos. En 1931 se estableció el sufragio universal (el tercer país en hacerlo, después de Alemania y Finlandia). Y en 1964 la constitución fue enmendada para reconocer la libertad religiosa.
 
Se trata, por lo tanto, de un país con pedigrí democrático (si pasamos por alto las campañas eugenésicas desde 1923 y las esterilizaciones forzadas a enfermos desde 1934, todo bajo gobiernos democráticos: las democracias también hacen barbaridades).
 
Pero ahora (probablemente el lunes 21 de mayo) Noruega va a declarar la total separación del Estado de su Iglesia oficial, la luterana "Iglesia de Noruega", algo en lo que están de acuerdo los 7 partidos del Parlamento (incluyendo el democristiano) y las asociaciones laicistas y ateas.

Lo cierto es que la Iglesia Noruega no despierta mucho fervor. Pertenece a ella el 82,7% de la población (datos de 2007) mientras que en los años 60 prácticamente abarcaba a todos los habitantes. En 2006 sólo se bautizó en ella al 74% de los niños.
 
De estos "fieles" (que suman casi 4 millones de personas), un 3% pasa por la iglesia semanalmente, y otro 10% se deja caer alguna vez al mes (datos de Kevin Boyle, profesor de la Ohio State University).
 
La Iglesia oficial, con todos los resortes del país, sin participar en ninguna dictadura que le quite credibilidad moral, sin defender ninguna "moral opresiva", con clero casado desde el siglo XVI, divorcio fácil desde hace cien años, mujeres obispas desde 1993, matrimonio gay desde 2009, etc... no atrae ni inspira.
 
Sólo un 32% de los noruegos creen que Dios existe; otro 47% cree en "algún tipo de fuerzas o espíritu" y un 17% cree que no hay nada de eso (un 4% responde "no sé"). Son datos del Eurobarómetro 2005.
 
Hoy por hoy, la Constitución sigue exigiendo que la familia real noruega sea luterana y que al menos la mitad del gobierno pertenezca a la Iglesia oficial.
 
El rey selecciona y ratifica a los 12 obispos del país, aunque suele dejarlo en manos del Gobierno, más en concreto, del Departamento de Iglesia y Cultura. (Es como si José Ignacio Wert, ministro de cultura en España, designase si el obispo de Alcalá puede seguir en Alcalá). Hay un Consejo de Estado Eclesiástico, compuesto por miembros del gobierno que pertenecen a la Iglesia de Noruega, que con el rey nombran a los obispos y los "prepósitos" (unos cien clérigos importante, similares a un vicario de zona o región).
 
No hay arzobispos en la Iglesia luterana noruega, sólo un  obispo presidente durante 4 años: actualmente es la obispa de Borg, Helga Haugland Byfuglien.  

Todo esto va a cambiar, con un acuerdo unánime del Parlamento incluyendo los 10 diputados democristianos y los 30 conservadores. El Estado dejará de nombrar obispos y prepósitos y probablemente habrá que cambiar la constitución para permitir que la familia real pueda cambiar de religión.
 
La liturgia y la teología de esta Iglesia están en intercomunión con la Iglesia Anglicana: relativismo moral, liturgia con hábitos y gestos similares en la misa (aún se llama "alta misa", "hoymessen") pero vaciados del contenido católico de antaño.
 
Los católicos son muy pocos en el país, y el catolicismo está desprestigiados después de casos de abusos sexuales encubiertos por obispos locales ineptos. El Islam, ya con un 2% de la población, es la religión que más crece.