Dnipró es la cuarta ciudad más grande de Ucrania, con casi 1 millón de habitantes. Su equipo de fútbol -que iba tercero en la liga nacional- era conocido para algunos españoles amantes del fútbol por haber llegado allí el badalonés Marc Gual, procedente del Alcorcón, que ha tenido que huir con la guerra.
En Dnipró, y no en Donetsk -que está a 260 kilómetros-, está buena parte del ya veternao equipo de Cáritas Donetsk, porque Cáritas fue oficialmente expulsada de Donetsk por los rusos en 2014. También fue expulsado ese año su director, el padre Vasil Pantelyuk, que es además exorcista y actualmente lleva la parroquia greco-católica de San Nicolás Taumaturgo en Dnipró.
(Ver aquí fotos del día a día en Cáritas Donetsk)
"Desde el punto de vida espiritual, en Ucrania hay una gran libertad religiosa, y esta libertad no le debe gustar al diablo", opina.
"Dios quiere la libertad de sus hijos, y el diablo quiere impedir vivir a los hijos de Dios", insiste.
"Nuestro obispo encargó a los sacerdotes rezar el exorcismo sobre el territorio", explica Pantelyuk, entrevistado por un reportero de la Iglesia greco-católica. "Lo que querríamos es que los guerreros malignos se vayan a casa. No queremos pelear, que dejen sus fusiles automáticos y se vayan. Sí, me refiero a las tropas rusas".
En Ucrania, voluntarios de Cáritas Donetsk reparten comidas en Dnipró.
El obispo al que se refiere ha vivido mucho. Se trata de Stepán Meniok, exarca greco-católico de Donetsk-Kharkiv. De joven tuvo que pasar 3 años obligado en el ejército soviético (de 1969 a 1971), profesó como redentorista clandestino en 1975, sacerdote clandestino en 1984 y ejerció "en las catacumbas" hasta que acabó la persecución religiosa en 1990.
Pantelyuk explica: "Nuestro obispo ha dado la orden de que los templos permanezcan abiertos para acoger gente, para dormir, para dar comidas gratis a la gente y también para ofrecer nuestra oración por la paz".
Se suma la guerra y el coronavirus
En el centro de Cáritas de Dnipró, explica, "ayudamos a mayores y niños".
"Aquí tenemos guerra y coronavirus. Antes había más gente en la parroquia, ahora hay menos. Con la cuarentena a veces cierran los colegios, otras veces abren...", explica.
También hay una vida espiritual intensa: "tenemos ejercicios espirituales, Renovación Carismática, oración con las madres, catecismo con Biblia..."
¿Cómo se puede combatir el mal?, le pregunta el periodista con la guerra ya en marcha.
"Con bondad y amor, con la Biblia, la oración, la vida santa, con verdad, justicia, amor y paz", va enumerando el sacerdote.
Voluntarios de Cáritas Donetsk reparten comidas calientes en febrero de 2021.
"Ya lo vivimos en 2014", recuerda. "Entonces era una guerra híbrida", añade. "La guerra en Ucrania se habría terminado hace tiempo si no se hubiera metido Rusia, ellos la hicieron continuar", protesta.
A los soldados rusos, bien, amor... y verdad
A los soldados rusos, dice, "les deseamos el bien y amor, como dice la Biblia, hay que rezar por los enemigos, para que conozcan la verdad divina". Pero, añade, "parece que Putin se les metió en la sangre con la guerra".
Voluntarios de Cáritas Donetsk y su director, el padre Pantelyuk, con su gorro negro.
Cuando la gente pregunta por qué Dios permite esta violencia, él responde: "Dios puede obtener bienes, como que la nación esté más unida, más fortalecida... También para expiar y arrepentirnos de nuestros pecados ante Dios, que no pequemos, que nos aceptemos todos los pueblos que viven en Ucrania, sin excluir a nadie".
En estas circunstancias, asegura, lo que debe hacer el cristiano es, como dice la liturgia, proclamar "la paz de Dios esté con vosotros", y también "no tengáis miedo".
"Pidamos la ayuda de Dios y recemos con fuerza", insiste.
Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218
El padre Pantelyuk entrevistado (en ucraniano) por el canal de vídeos greco-católico de Ucrania