En un debate sobre "Cristianos en el mundo" que se celebró el pasado domingo en el marco de EncuentroMadrid (www.encuentromadrid.com), el eurodiputado italiano Mario Mauro, defendió la Unión Europea frente a los que la consideran sólo dañina o anticatólica y lamentó, sin embargo, que en países europeos "orgullosos de su historia cristiana" no haya leyes que ayuden a la familia. Como resultado, en parte, de esta falta de apoyos, Europa envejece y se hace irrelevante en el mundo.
"La UE suma 500 millones de personas. Hemos quitado aduanas, hemos creado un mercado común, en una sola noche incorporamos 150 millones de personas, europeos del Este, que solo aportaban un 5% del PIB europeo. ¡Hoy un obrero de Varsovia gana 20 veces más que en 2004!", recordó, señalando éxitos de la Europa moderna.
Mauro, católico y miembro del movimiento Comunión y Liberación, organizador del EncuentroMadrid, no quiso quitar responsabilidades ni siquiera a los países europeos que aún se declaran católicos.
"Tenemos países europeos que se declaran muy orgullosos de su historia católica pero con desastrosas políticas familiares. En cambio, hay países con un 70% de niños nacidos fuera del matrimonio, pero con las mejores leyes de apoyo a las familias. ¡La respuesta a nuestros retos no está en la ideología, sino en un debate para asumir nuestra responsabilidad ante la historia!", afirmó.
Comparó además la Transición política española, presente en una exposición en el encuentro, con la Unión Europea: fuentes de paz y desarrollo, pese a sus sombras. “He quedado sorprendido al ver que la exposición sobre la transición española, con todas sus contradicciones, muestra que a la vez es un milagro que por caminos misteriosos ha contribuido a la paz y el desarrollo. Los que hoy proponen abandonar la Unión Europea acusándola de anticatólica olvidan la paz y el desarrollo que este proyecto, que empezó cristiano, ha traído, y esa paz y desarrollo son una excepción, no la regla, en la historia de Europa".
Señaló, sin embargo, la facilidad con la que la cultura de la muerte, mediante la eliminación de enfermos y ancianos, puede instaurarse en el Viejo Continente. "Mario Draghi, que no es ningún obispo, sino el presidente del Banco Central Europeo, dice que el sistema de bienestar europeo está muerto. Es fruto de ideologías antiguas que hoy ya no dan respuestas", planteó. "El bienestar de Europa no puede basarse en esos escasos 75 millones de jóvenes. En Holanda y Bélgica hasta partidos de origen democristiano han votado a favor de leyes de eutanasia porque...¿hay demasiados ancianos? ¡Pues sin ancianos, ya no hay problema! En Noruega, el 20% de mayores de 65 años reciben toda su asistencia en casa, no les llevan a residencias. En cambio, en España e Italia esta fórmula se aplica a menos del 2% de mayores".
El eurodiputado recordó una lección de la historia: "Cada vez que se ha intentado una sociedad sin Dios, lo que se ha conseguido es una sociedad contra el hombre. En el fundamentalismo Dios es un pretexto para el poder; en el relativismo, lo humano se hace totalitario. ¿Por qué la política teme al hombre religioso, al que busca lo que está más allá de la realidad observable? ¡El poder tiene miedo de ese hombre porque es libre, porque no pone sus esperanzas en el poder, porque piensa que hay algo más grande que los políticos!"
También habló sobre los cristianos en países donde son minorías perseguidas. "En Turquía puede haber iglesias siempre que no se vean. La entrada del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla la han tapado con un restaurante. Un amigo periodista allí me decía: “cada vez que oigo el canto del muecín recuerdo que soy cristiano”.
Recordó además a Shahbaz Bhatti, ministro de minorías de Pakistán asesinado por su defensa de Asia Bibi y la libertad religiosa. "Él sabía que tener a Jesús era la forma más sencilla y hermosa a la vez de ver la realidad de las cosas. Tras su muerte, su hermano Paul Bhatti, vio que más grande que la persecución es la vocación a la que somos llamados. Paul, médico conocido en Padua, Italia, lo dejó todo para sustituir a su hermano en Pakistán. He realizado 84 misiones sobre libertad religiosa, 24 en zonas en conflicto, y en todos esos países vi que a los perseguidos los sostenía la vocación y el hecho de que Jesús era todo para sus vidas”.