¿La fe y la práctica religiosa tienen algo que ver con la felicidad de los europeos, o no? Esta es la pregunta a la que buscaron responder dos estudiosos de la Universidad de Navarra, Alejo José G. Sison y Juncal Cuñado, haciendo referencia a tres bloques de datos proporcionados en el 2002/2003, en el 2004 y en el 2006 por la European Social Survey, de la que participaron 114 019 personas en 24 países. Estas fuentes ofrecen información sobre características personales, como género, edad, ingresos, salud general, estado civil, actividad principal, cantidad de hijos y nivel de instrucción de cada una de las personas examinadas.
Como indicadores religiosos, se eligieron dos grupos de variables. Un primer grupo, el de la «fe religiosa», incluía preguntas como: «¿Pertenece a una religión en particular?» (sí o no), «¿Qué religión o denominación religiosa es la suya?» (católicos, protestantes, ortodoxos, otras denominaciones cristianas, hebreos, musulmanes, religiones orientales y otras religiones no cristianas); y luego, «¿Cuán religioso es?» (marcando en una escala de 0 a 9, donde 0 equivalía a «para nada religioso» y 9 a «muy religioso»).
Un segundo grupo de preguntas se centraba en la práctica religiosa, y consistía en estas preguntas: «¿Con qué frecuencia asiste a celebraciones religiosas, sin contar las ocasiones especiales?» ; las respuestas en este caso podían ir desde «todos los días» hasta «con poca frecuencia» o «nunca», pasando por «varias veces en la semana», «una vez por semana», «al menos una vez al mes», «solo en las fiestas especiales».
Como a menudo sucede en la mayoría de los estudios sobre economía y felicidad, los investigadores utilizaron la pregunta: «¿Cuán feliz es?», a la que los interrogados podían responder sobre una escala de 1 (no soy feliz) a 10 (completamente feliz).
En promedio, la felicidad en 24 países europeos tiene un valor medio de 7,25, pero con grandes diferencias que van desde el 5,54 en Ucrania al 8,32 en Dinamarca. Los estudiosos hallaron diferencias significativas en las variables religiosas. Los países con la proporción más baja de individuos que pertenecen a una religión particular son Estonia y República Checa, mientras que aquellos con el número más alto son Grecia, Portugal, Polonia e Irlanda. Y hay también evidencia de diferencias entre «fe religiosa» y «práctica religiosa». Por ejemplo, la proporción de personas que en España pertenece a una religión es del 74 %, es decir, 12 puntos por encima de la media estándar, si bien la cantidad de individuos que participan de las celebraciones y las oraciones se encuentra por debajo de la media europea.
Pero, dicho esto, cuando los estudiosos se detuvieron a analizar si, de hecho, en Europa existe una correlación entre religión y felicidad, encontraron elementos muy interesantes. En primer lugar, existe un impacto significativo de la pertenencia a una religión sobre la felicidad. Quien pertenece a una religión muestra niveles de felicidad mayores que aquellos que dicen no ser religiosos.
Además, la religión o la denominación religiosa elegida tiene un efecto importante sobre la felicidad. Los protestantes y las demás denominaciones cristianas y católicas, muestran niveles de felicidad más elevados, mientras que los ortodoxos y las religiones orientales muestran niveles más bajos.
Parece haber una relación positiva entre cuán religiosa es una persona y su felicidad. Cuanto más religiosa es la persona, más sostiene ser feliz. De todos modos, los que se consideran «para nada religiosos» (0) tienen niveles de felicidad comparables a quienes se asignan un 5 en la escala de la religiosidad.
La frecuencia de participación a los servicios religiosos se encuentra del mismo modo relacionada en manera positiva con la felicidad. Aquellos que asisten a servicios religiosos todos los días dicen ser más felices, con respecto a aquellos que no lo hacen nunca. Y, del mismo modo, la frecuencia en la oración tiene una correlación positiva con la felicidad. Quien reza todos los días muestra niveles de felicidad más elevados que quien no reza nunca. La variable de la frecuencia de participación en las celebraciones es más importante que la frecuencia de la oración en los niveles de felicidad señalados.
Desde una perspectiva psicológica, la literatura científica proporciona tres explicaciones posibles de la conexión positiva entre religión y felicidad. La primera se refiere al apoyo social. Las personas son más felices cuando se encuentran en un contexto que las sostiene, y la religión ofrece esto. Y esto explica por qué la influencia benéfica de la religión sobre la felicidad es más fuerte entre las personas que tienen mayor necesidad de apoyo, como los ancianos, los enfermos y las personas solas. Además, la religión les permite a las personas sentirse más cercanas a Dios, visto como una fuente de apoyo.