Coghill pierde su oficio, la casa de la rectoría en la isla de Lewis, en las lejanas Hébridas, en la que llevaba casi 20 años; lo cotizado en pensiones. Y se va sin tener claro dónde. Eso sí, en el "Hebrides News" deja clara su argumentación:
"El 23 de mayo de 2011 la Asamblea General de la Iglesia de Escocia decidió permitir en las parroquias la inducción [como clérigos o ministros] de aquellos activa y abiertamente implicados en prácticas homosexuales. Con esta decisión definen como sagrado y a la par con la santidad del matrimonio cristiano, actos que la Palabra de Dios nunca aprueba y siempre identifica como pecaminosos. No es solo un tema de moralidad personal ni de interpretación de la escritura, sino un tema que afecta a la naturaleza, carácter e identidad del Dios que adoramos. ¿Es el Dios de la Biblia o no? Si Dios no ha de ser obedecido, ¿en qué contexto le oramos, y cantamos sus supuestas alabanzas y leemos su Palabra, si sus mandatos los desdeñamos tan ligeramente? Hemos reemplazado al Dios de la Biblia con un Jesús alternativo re-hecho a imagen del mundo, con otro evangelio, un dios diferente".
En 2009, la Asamblea General Presbiteriana, el máximo órgano de la Iglesia Nacional Escocesa, decidió (por 326 votos contra 267) que era perfectamente ejemplar tener como párroco a Scott Rennie, un homosexual activo y declarado, que estuvo casado cinco años con una mujer, tuvo una hija con ella, se divorció y anunció su relación sexual con un hombre. En ese momento la Asamblea sólo pedía que no se repitiese el caso.
El siguiente paso llegó en mayo, cuando la Asamblea quitó la prohibición de ordenar y entrenar pastores y ministros que mantengan relaciones con alguien del mismo sexo o a gays y lesbianas en uniones civiles. Y lo próximo será revisar el tema en 2013 y debatir ese año sobre si el clero de la Iglesia puede bendecir ritualmente las relaciones homosexuales.
Un estudio interno de 2009 calculaba que en caso de aprobarse el clero homosexual, una cuarta parte del clero y un 20% de la feligresía (sobre un total de 445.000 fieles y 984 ministros) podrían abandonar esta confesión de origen calvinista.
Pero han pasado 7 meses y un portavoz de la Iglesia Nacional de Escocia aseguraba la semana pasada a "The Guardian" que "sólo 5 ministros han indicado su intención de dimitir mencionando este asunto; hasta ahora solo lo ha hecho uno".
Sin embargo, el goteo puede empezar a reforzarse si se va, como lo ha anunciado, el reverendo Dominic Smart, de Gilcomston South, Aberdeen, llevándose en masa a toda su congregación. Uno de los portavoces de esta congregación, Mike Strudwick, considera que probablemente hay unos 150 pastores y ministros pensando en dejar la iglesia, y que lo harán con sus comunidades en los próximos meses o años. "Quizá en cinco o seis años haya un grupo de iglesias evangélicas presbiterianas que piensen igual", afirma... es decir: otra iglesia más.
Muchos se demorarán hasta 2013, cuando se revise el tema en la Asamblea: hasta entonces, la iglesia ha pedido a los ministros homosexuales que no asuman nuevos cargos. Otros opositores a la medida no se moverán: su sueldo y jubilación dependen de ello. Hay muchos clérigos conservadores que primero quieren cambiar el sistema de jubilación y remuneración, y temas como la propiedad de los templos... antes de irse.
El año pasado se cumplieron 450 años desde que el Parlamento escocés negó toda autoridad espiritual al Papa, prohibió la misa católica en Escocia y John Knox fundó la Iglesia Nacional de tradición presbiteriana y teología calvinista.
La Iglesia Nacional de Escocia abandonó hace tiempo el puritanismo. De hecho, ya en el siglo XIX se fundaron dos o tres iglesias presbiterianas fundamentalistas o puritanas que aún hoy se mantienen con docenas de congregaciones en las Highlands y con importante presencia rural en algunas islas escocesas.
Pero en los últimos años, la "Kirk" (como se llama a esta iglesia) no sólo ha dejado de ser la denominación hegemónica sino que se ha hundido en caída libre. En un país con 5,2 millones de habitantes, los herederos de John Knox ya sólo cuentan con unos 445.000 fieles, 984 ministros y 1.180 parroquias (datos de su Asamblea General de 2010 y de 2011), mientras el catolicismo, que antaño sólo sobrevivía (sin clero y perseguido) en islas gaélicas como Barra y Uist, cuenta hoy con 667.000 fieles (aunque van a misa con asiduidad solo 185.000) y 740 sacerdotes y crece con la llegada de inmigrantes jóvenes en una sociedad envejecida como la escocesa (59.000 nacimientos al año, la mitad fuera del matrimonio, el 14% de madre extranjera, frente a 54.000 defunciones anuales).
Otra forma de ver la religiosidad en Escocia es contar las bodas: en 2009 hubo 27.524 casamientos, y algo más de la mitad fueron puramente civiles (14.238). Solo 6.143 bodas se celebraron en la Iglesia Nacional de Escocia, 2.400 en otras congregaciones protestantes no anglicanas, 1.788 en parroquias católicas y, atención, 1.544 en ceremonias laicistas de la Humanist Society.