David Cameron llegó al 10 de Downing Street dando la versión más políticamente correcta de conservadurismo. Y aunque, ya en el ejercicio del poder, está dando una de cal y otra de arena, las de cal suenan bastante bien.
Como el artículo que ha escrito este domingo para el Sunday Telegraph, con ocasión del Día del Padre británico, que se celebra en esta fecha. Un texto comprometido porque le "echa la bronca" a buena parte de la sociedad, y por tanto de sus posibles votantes, para recordarles la importancia de la figura del padre en la familia.
Un padre "no es quien te prohíbe salir o ver la televisión. Es alguien que ha hecho sacrificios, un día sí y otro también, y los ha hecho por ti; que te ha dado todas las oportunidades que pudo porque quería que tuvieses éxito y fueses feliz; y que tiene muchos conocimientos y mucha sabiduría que ofrecerte". Así define Cameron la figura del padre, en unos párrafos donde evoca con cariño al suyo, Ian, fallecido hace un año, y que superó desde joven un problema de invalidez de las piernas.
El premier británico reivindica la diferenciación en el papel de padres y madres, "en un mundo en el que esas palabras se han vuelto intercambiables y está aceptada la idea de que ambos pueden ofrecer a sus hijos las mismas cosas". Y en muchos aspectos es verdad, dice, pero no es menos cierto "que dos personas distintas, al educar a un mismo niño, sacarán a colación cosas distintas".
Pero "hoy crecen niños en Gran Bretaña que jamás conocerán esos beneficios, porque jamás conocerán el amor de un padre. Y sabemos demasiado bien cuáles son las consecuencias. Cuando los padres no están ahí para sus hijos, es más probable que esos chicos vivan en la pobreza, fracasen en la escuela, y acaben en la prisión o en el desempleo más adelante".
"No podemos ignorar esto", afirma Cameron, quien cree que los políticos tienen una responsabilidad, con los medios a su alcance, "para que los padres vuelvan a estar presentes en la vida de sus hijos".
Incluso opina que la sociedad debería ser "hostil" a los padres que desertan de su función, y que deberían ser "estigmatizados" como lo son los "conductores borrachos". "Tienen que entender a la fuerza el mensaje, proveniente de toda nuestra cultura, de que lo que están haciendo está mal: dejar solas a las madres, haciendo frente heroicamente a todas las dificultades, arreglándoselas como pueden, simplemente no es aceptable".
Éste es un asunto "demasiado importante para permanecer callados. Estamos hablando del futuro de nuestros hijos y, por tanto, del de nuestra patria también. Les debemos estar ahí para ellos, por duro que podamos encontrarlo".