La noticia está cayendo como una bomba entre las asociaciones que cada año organizan peregrinaciones de enfermos a Lourdes, y por supuesto en el lugar de las apariciones de la Virgen a Santa Bernadette Soubirous (18441879) en 1858, gracias a las cuales se difundió la devoción al Inmaculada Concepción de María.
Declaraciones... en el día de Pentecostés
Al parecer, el servicio nacional de ferrocarriles franceses (SNCF) está estudiando la posibilidad de suprimir hasta 2015 los trenes de peregrinos y enfermos a la localidad pirenaica.
La polémica nace de unas declaraciones que concedió el 8 de junio a la cadena Europa 1 el presidente de la SNCF, Guillaume Pepy, en las que alegaba las dificultades que tendrán esos desplazamientos con las reformas a gran escala que van a realizarse en los próximos años en la red ferroviaria del país vecino: "Un tren excepcional que hace 1500 km tendrá más posibilidades de encontrarse cinco o seis canteras seguidas, y auténticas dificultades para cuadrar un horario".
Globo sonda
Todo podría parecer un mero problema técnico, si no fuese porque anualmente el SNCF asume convoyes de trenes especiales que recorren distancias superiores a esa para atender eventos deportivos, sin que nadie se haya referido a ellos, y porque los peregrinos a Lourdes ya abonan por su billete un importe superior al normal y negocian cada año con la red ferroviaria la racionalización de los trenes que abren a la esperanza a miles de enfermos de todo el mundo y a sus familiares. De hecho, este año ya estaban pactadas las especificaciones de cada viaje con sus organizadores.
¿Por qué entonces este globo sonda?
La conferencia episcopal francesa no lo ha tomado a la ligera. Su portavoz, Bernard Podvin, publicó este viernes un artículo al respecto en La Croix du Nord, y la página web de los obispos galos lo ha hecho propio y lo reproduce como expresión de esta inquietud.
Los obispos, contundentes
Monseñor Podvin se dirige a los peregrinos glosando el carácter especial de este tren, que circula sin horarios, que para en cualquier lugar, que ni es moderno ni goza de las comodidades hoy ya comunes. Atraviesan Francia esperando un milagro... "pero los milagros no solamente suceden en Lourdes. Tú eres testigo de ellos en los compartimentos donde se habla, se ríe, se reza, se confía...".
La amenaza lanzada por la SNCF es tan injusta, que el portavoz episcopal declara comprender la "indignación" de los católicos, porque soportan condiciones de viaje que ningún otro pasajeros asumiría, y además son "una clientela potencial y simbólica no despreciable". Y teme que quien más lo va a pagar son los más humildes.
El alcalde, escandalizado
En todo de acuerdo con el padre Podvin está el alcalde de Lourdes, Jean-Pierre Artiganave, por el impacto económico sobre el pueblo. Allí llegan todos los años seis millones de peregrinos, de los cuales el 30% (dos millones) en tren, y en una buena proporción desde Italia, donde la preocupación anda pareja a la francesa.
"Tratan a los peregrinos como si fuesen residuos nucleares", se queja Artiganave en alusión al sobreprecio y al infraservicio y retrasos de los 700 trenes que circulan entre marzo y octubre. El argumento de las obras parece especioso, si se tiene en cuenta que de los 250 que ya han llegado a Lourdes desde principio de año, sólo uno encontró dificultades de tránsito por ese motivo.
Son precisamente las dificultades orográficas del terreno y las especiales necesidades de transporte que exigen los enfermos las que han mantenido vigente desde hace siglo y medio la tradición de las peregrinaciones en tren, pues en determinadas circunstancias la carretera no es alternativa.
En ese tiempo, junto a miles de curaciones reales que no han tenido repercusión o no se han podido probar, han tenido lugar 68 milagros reconocidos como tales por la Iglesia tras un exhaustivo reconocimiento médico. Y Lourdes ha sido testigo de la conversión religiosa de galenos notables, desde el agnóstico Alexis Carrel al masón Maurice Caillet.