Puesto que la Ciudad del Vaticano destaca más por sus académicos y diplomáticos que por sus exorcistas (de hecho, el anciano padre Amorth, exorcista oficial de Roma, no vive en el microestado papal), y dado que al arzobispo Joan-Enric Vives, de Andorra, y a los prelados de Mónaco, San Marino o Luxemburgo no se les conoce una especial pasión por la demonología, la pequeña isla de Malta (27 km de largo por 14 km de ancho) parece ser la primera potencia mundial en exorcistas por metro cuadrado. Tiene seis, y están perfectamente organizados en una Comisión Diocesana de Ocultismo y Satanismo.
La comisión la estableció el arzobispo de la isla en abril de 1995, al principio con cuatro miembros, a los que en 2005 se le añadieron dos más.
Con unos 340.000 católicos bien atendidos por unos 740 sacerdotes, los malteses están acostumbrados a un clero "de cercanía". "Es aconsejable para el obispo designar una cantidad de exorcistas en su diócesis", escribe fray Elia Vella, el presidente de la comisión y exorcista más veterano de la isla. "No es que el número de posesos sea grande, sino que los fieles han de tener todas las facilidades para tratar su situación, para rezar con el exorcista, para protegerse de los ataques del demonio y posiblemente liberarse de cualquier brujería que se haya dirigido contra ellos. También requieren trabajo pastoral, el seguimiento de los que se han convertido dejando un culto satánico y que necesitan atención especial de los sacerdotes expertos en este ministerio. En esos casos, el exorcista aplica a la persona un servicio terapéutico, no como exorcista", explica fray Elia en la web de la comisión anti-satanista, www.kosmalta.org
El equipo de exorcistas en Malta es variado: fray Elia es franciscano conventual; el secretario, Marcello Ghirlando, es franciscano; Joseph Borg, jesuita; Hugh Cremona, dominico; y John Vella y Franco Fenech son capuchinos (el primero es experto en pastoral sanitaria, y el segundo es capellán en la cárcel).
La comisión tiene el objetivo de "estudiar el ocultismo, el espiritismo y el satanismo desde un punto de vista teológico", "mantener informado al arzobispo de lo que sucede", "aconsejar sobre la pastoral en las circuntancias" y "ayudar a los miembros de la iglesia en Malta con esos problemas".
El equipo diocesano celebra cada mes una "misa de liberación" en la parroquia de Our Lady of the Sorrows, en St. Paul´s Bay. Tras la homilía, los sacerdotes rezan especialmente por cada persona presente. Además, cada misa tiene su tema: liberación de lo oculto, liberación mediante María Inmaculada, liberación de ataduras del espiritismo, protección de los hogares y trabajos, liberación del satanismo, la brujería, maldiciones, lazos dañinos con personas que fallecieron, sentimientos dañinos o, simplemente, liberación del pecado. También celebran encuentros de adoración y desagravio al Santísimo en las fechas en que las sectas satánicas suelen celebrar ritos blasfemos.
En la pequeña isla no tiene mucho sentido ocultarse demasiado y los exorcistas no han tenido ningún problema en acudir a la televisión local a explicar su actividad. De hecho, la televisión maltesa incluso ha emitido un exorcismo real presidido (y explicado) por fray Elia y que puede verse en YouTube (en maltés, pero las blasfemias del endemoniado están en inglés, con subtítulos) en esta dirección:
Fray Elia ha publicado algunos libros traducidos al italiano, al inglés y al portugués, y ha predicado sobre el tema por Europa y Brasil. YouTube está lleno de vídeos de sus charlas.
"Para una persona que está en el camino de la fe, el diablo no debe provocar miedo, al contrario, es el diablo que debe tenernos miedo, pues todo lo que Jesús había reservado para él, ahora nos entregó", explica en su libro Sanación del mal y liberación del maligno. "El diablo tiene miedo del Hijo de Dios y tiene miedo, de manera especial, del sacerdote, por las armas que tiene en la mano, especialmente, el Sacramento de la Reconciliación. El diablo nunca amará al hombre, ni a los participantes de las sectas satánicas, los adeptos a estas sectas no pueden amar al hombre. Los diablos ente sí se odian. Un poco de amor en el infierno apagaría todo lo que es el infierno, es el lugar donde sólo hay odio. Por lo tanto, cuando el diablo ofrece al hombre alguna cosa que parece buena, por ejemplo, una cura, acaba en un desastre", explica.
Fray Elia se licenció en teología en la Lateranense de Roma en 1965 y luego se doctoró. Su fe era "como la de alguien que ha vivido bajo tierra toda su vida, hablando del sol, pero que le cuesta creer las palabras de quienes ven el sol de verdad cada día y sienten su calor". En 1978, acudió a un retiro de la Renovación Carismática en Irlanda, con cierta autosuficiencia por su doctorado en teología y sus ya 15 años como sacerdote. Allí, pese a su desgana, unos sacerdotes oraron por él imponiéndole las manos.
"No recuerdo lo que pasó excepto que empecé a llorar y noté que algo en mi interior se desbloqueaba. Sentí un cambio real después de aquella oración. Hacía las mismas cosas que antes pero sabía que era distinto: tenía el Espíritu Santo de una forma distinta, y Él traía más gozo a mi existencia", explicaba recientemente en la revista inglesa Goodnews.