Durante su visita a Derby el pasado martes, el Primer Ministro británico, el conservador David Cameron, fue preguntado acerca de la sentencia emitida por un tribunal de esa ciudad que impedía a una pareja británica, Owen y Eunice Johns, adoptar a un niño por haber declarado que el estilo de vida homosexual no les parecía aceptable, pregunta a la que el Sr. Cameron respondió: “El caso ha sido juzgado por un tribunal en la manera apropiada, y creo que debemos respaldar la sentencia emitida”.
Preguntado sobre si el pensamiento cristiano es incompatible con la aceptación de la homosexualidad, el Primer Ministro respondió: “Los cristianos han de ser tolerantes, cordiales y abiertos hacia la homosexualidad”.
La respuesta de Eunice Johns, la madre a la que se negó la adopción, que como se recordará porque este diario se hizo eco de la noticia, ha acogido en su casa, a lo largo de su vida, a nada menos que quince niños, además de los cuatro de los que es madre natural, no se ha hecho esperar: “Es sorprendente y decepcionante que el Sr. Cameron adopte esta posición” “El decía que era cristiano, pero después de lo dicho ayer, ya no sé qué pensar”.
La Sra. Johns, que pertenece a la iglesia Pentecostal, se muestra tan decepcionada como agraviada: “Nuestro derecho a expresar nuestras ideas cristianas se ha visto vulnerado, en tanto que los derechos de los homosexuales han sido considerados más importantes”.
Por su parte, al conocer las declaraciones de su compañero de partido, Anne Widdecombe, ex ministra de prisiones en el gabinete conservador de John Major, novelista y, por cierto, convertida como Tony Blair del anglicanismo al catolicismo, ha declarado: “Ya va siendo hora de que el Gobierno sea tolerante, cordial y abierto hacia los cristianos”.