Cuatro ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea: Franco Frattini (Italia), Michèle Alliot-Marie (Francia), Radoslaw Sikorski (Polonia) y Janos Martonyi (Hungría) han dirigido una carta a la Alta Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, instándola a que tome «medidas concretas» ante la oleada de violencia que padecen los cristianos en diversos países de Oriente Medio, y que ha tenido en el atentado contra una iglesia copta en egipcio su último y más sangriento episodio.
La UE «no puede ser indiferente a lo que ha sucedido en los últimos meses», afirman, y «deben considerarse inaceptables la incitación a la violencia o el recurso a ella contra grupos o comunidades religiosas», sostiene la misiva, que insta a Ashton a incluir la cuestión en la agenda de reuniones de la semana entrante, y sobre todo que se aborde como prioritario en el consejo de ministros del día 31 de enero.
En esa misma línea, y durante un discurso ante los representantes de distintas comunidades religiosas francesas, Nicolas Sarkozy fue más allá al hablar de un proyecto calculado de exterminio: «No podemos tolerar lo que cada vez se parece más a un plan particularmente perverso de depuración religiosa en Oriente Próximo», dijo el presidente galo, evocando los recientes crímenes masivos en Irak, Turquía y Egipto.
De hecho, a dicha reunión asistió por primera vez el jefe de la comunidad copta en Francia, párroco en una iglesia de París que incluso allí ha sido objeto de amenazas islamistas.